‘Singles’ o parejas y extranjeros, menores de cuarenta años y sin hijos, son los principales interesados en buscar vivienda en la ‘Almendra’ compostelana // Estos perfiles priorizan el encanto patrimonial // Por norma general, residen durante un tiempo en ella, hasta que deciden formar una familia TEXTO Brais Fdez.

¿Quién quiere vivir en la zona vieja?

Brais Fernández
Desde hace años (imagen 2020), en el casco histórico abundan los letreros de “se alquila” o “se vende”. Foto: F. Blanco

El vecino tradicional del casco histórico de Santiago ha cambiado radicalmente. La dificultad para el movimiento, tanto en exteriores como en los propios edificios, así como la falta o escasez de servicios fundamentales han provocado que muchas de las familias y personas mayores que vivían aquí históricamente se hayan trasladado a otros barrios de la capital. Por el contrario, a la Almendra ha llegado gente más joven y con nuevas inquietudes, que priorizan el encanto patrimonial por encima de cualquier problemática. Entre ellos, sobresalen los singles o parejas sin hijos, por un lado, y los extranjeros, por el otro.

A la carencia de prestaciones básicas, como ha quedado patente esta misma semana con el cierre de dos nuevas oficinas bancarias, se suma también la escasa oferta, tanto en régimen de alquiler como en venta, como consecuencia del incremento exponencial que hubo de las viviendas de tipo vacacional, las cuales suponen más del 50 % de las plazas vacantes en el área monumental. Y como tercer lunar, está el precio más elevado respecto a otros puntos de Santiago.

Con todo, sigue habiendo unos cuantos valientes que se deciden a vivir en unas calles que son Patrimonio Cultural de la Humanidad. En este sentido, según los datos que maneja la Asociación de Comerciantes y Empresarios CCA Compostela Monumental, en los últimos treinta años, el censo de la Almendra se ha visto reducido en más de 10.000 habitantes, quedando ahora en apenas 3.500 vecinos, aproximadamente, aunque se asegura que no todos ellos residen aquí.

Como consecuencia, el volumen se reduce y los perfiles se acotan, dejando marcada una clara pauta en el mercado: la gran mayoría de usuarios que se interesan por la oferta de la zona vieja son menores de cuarenta años y sin hijos, tanto nacionales como extranjeros.

Sobresalen, especialmente, los particulares de otros puntos del área compostelana que se sienten engatusados por la belleza de la piedra y el patrimonio del casco histórico, por lo que deciden pasar un periodo de sus vidas en él.

“El perfil de cliente no es ni familiar ni de persona mayor, sino de gente joven, tanto singles como con pareja, que se sienten atraídos por el encanto monumental”, certifica Carlos Debasa, presidente de la Asociación Galega de Inmobiliarias (Agalin).

Ese cariño y amor especial hacia una parte de la ciudad les lleva a superar las carencias que se perciben, como la de supermercados o de determinados tipos de comercios. “Hay servicios fundamentales que una persona sola y joven puede superar, pero no así alguien con hijos”, declara el responsable del ente autonómico.

Precisamente, el hecho de querer formar una familia no encuentra más que inconvenientes dentro de la Almendra. “Muchos edificios no tienen ascensor, por lo que no están adaptados a los carros de bebés, y eso limita mucho”, añade. Por ello, resulta habitual un movimiento cíclico. “Es muy común que vivan aquí durante un periodo de su vida por el encanto y la magia, pero cuando quieren formar una familia, o esta aumenta, entonces se trasladan a otros barrios que son más cómodos y ofrecen mayores servicios”, sentencia.

En todo caso, desde las inmobiliarias de la capital, también aciertan a concretar que algunos pasos tomados en los últimos años, como la implantación de la fibra óptica, ayuda a que otros jóvenes también se interesen. “Las bondades para vivir han ido aumentado y en ese sentido la conexión a una velocidad razonable era crucial. Ese tipo de limitaciones ya no están siendo tantas para un perfil de gente joven que ve resuelta su necesidad de estar conectada con el mundo”, comenta Debasa.

Por otra parte, entre el público habitante de la zona monumental se encuentran también muchos extranjeros, los cuales llegan principalmente de tres países: Reino Unido, Estados Unidos y Alemania. A estos líderes, se suman también habitantes que vienen desde Portugal para pasar temporadas en tierras gallegas.

En este caso, según apuntan algunas de las empresas inmobiliarias compostelanas, lo más común es que sean trabajadores que alquilan en función de los contratos de trabajos. De este modo, acotan su tiempo de residencia a su experiencia laboral.

Estos perfiles marcados se decantan, preferiblemente, por el alquiler, ya que la venta ha estado ligada tradicionalmente a los inversores, personas físicas o jurídicas que compran edificios enteros para después orientarlos a otros usos. Con todo, también hay particulares que consiguen adquirir viviendas para empleo residencial.