Reapertura con entusiasmo contenido: muchas pérdidas y miedo a que haya otro cierre

Tras un mes con la persiana bajada, los hosteleros abren con la calculadora en la mano: aforo, horario reducido y sin turistas
Hostelería-covid19
ECG Redacción
Todo listo en el Caney, el restaurante del Hotel Araguaney

“O único día que realmente poderemos traballar será o sábado”. Las palabras las pronunciaba ayer la responsable del Altamira, María Moas, consciente de que será difícil mantener el establecimiento con gente cuando en la ciudad no hay turistas y cuando muchos siguen teniendo miedo a acudir a los bares. “O horario -reducido hasta las 18.00 horas- non é o problema. O problema é que non hai xente”, explicaba María. “Non podemos contratar a todo o persoal, a xente que sae do erte non sae a xornada completa tampouco”, añadía.

ALTAMIRA. Pese a todo, las famosas croquetas o sus bombones de carne de Bandeira, micuit de foie, cebolla crujiente y pepinillos están ya en el fogón esperando a los primeros clientes. Su directora mandaba ayer a sus clientes un mensaje de confianza, incidiendo en el cumplimiento de todas las medidas. Eso sí, lo que continúa cerrado es el hotel del mismo nombre.

CANEY. “Lo mejor es empezar despacito para no volver hacia atrás”, explicaba el director del hotel Araguaney, Ángel González. Hoy reabre el Caney, el emblemático restaurante del hotel, mientras que la actividad de la cafetería se retomará el lunes. En cuanto al hotel, Ángel González explica que, como es habitual, la Semana Santa se presentará con reservas de última hora, mientras que para el verano “ya comienza a haber un hormigueo”.

Con este panorama, la reapertura llega con alegría pero con mucha cautela. A la mala situación económica que arrastran los hosteleros, se suma el temor a que haya un nuevo cierre en el horizonte. Una de las frases que repiten los trabajadores de los bares es que ya tienen más experiencia de la que les gustaría en términos de reaperturas. Lo que sí supone un gran alivio es poder abrir en el interior. Hosteleros de la ciudad como Pepe Rumbo, de El Pasaje, o Carmen Marcote, del restaurante Carretas, explicaban hace unas semanas que no sería viable poder salir a flote solo con las terrazas.

Lo que gusta menos es no poder ofrecer los servicios de cena, especialmente los fines de semana. En este caso, los hosteleros tendrán que seguir ceñidos a los servicios de comida para llevar o recoger. Con algo más de ánimo afrontaban ayer la preparación para la reapertura en el Itati, en Vite, donde sus trabajadoras ansiaban el día de hoy. La incógnita es ahora cómo controlar que se cumplan los aforos en los locales y que los clientes mantengan las mascarillas puestas excepto en el momento en el que procedan a beber o a comer la tapa.

AFOROS. En este sentido, desde la asociación de hosteleros de Compostela han manifestado que durante toda la semana han permanecido a la espera de que el DOG aclarase algo más en este sentido, y han incidido en que no pueden realizar la labor de policía. A esto se suma una petición para que se refuercen los equipos sanitarios de rastreo de cara a que ese control de aforo sea más efectivo. Salvo orden contraria, los cálculos se realizan según superficie del local, no según mesas.