Reivindican la figura del hospitalero y comida tradicional gallega en la Ruta

Roberto Sánchez
Participantes en la última sesión del Congrego de la Cátedra del Camino, al que se sumaron numerosos ponentes de otros países en línea

La Cátedra Institucional del Camino de Santiago y de las Peregrinaciones de la Universidade de Santiago (USC) cerró ayer en el Gaiás su IV Congreso Internacional con la participación de un centenar de asistentes en línea a través de la web de la entidad. Fueron dos intensas jornadas, de la mañana a la noche, en las que se presentaron 21 microproyectos a los que seguía un breve coloquio. “Estamos muy satisfechos con la participación, muy activa en el chat desde primera hora, y gratamente sorprendidos con el origen de esta asistencia telemática –Europa, China, Australia y América del Norte y del Sur–. Revela que hay hambre por saber del Camino. Esta fórmula de los microproyectos, poco usada aquí, ha funcionado muy bien. Son estudios sobre asuntos muy concretos vinculados, en este caso, al patrimonio, la historia, la sociedad, la legislación, la economía, el turismo o el uso del Camino como herramienta pedagógica”, según explica el presidente del Congreso y director de la Cátedra USC organizadora, Miguel Taín Guzmán (Pontevedra, 1967).

Las principales conclusiones de esta cita internacional de expertos y estudiosos se refieren a los caminos físicos, los albergues, la gastronomía, la educación y la investigación. El profesor Taín, que también es peregrino, destaca los siguientes retos que se desprenden de las aportaciones de todos los ponentes: fijar criterios uniformes entre las comunidades autónomas y los países en cuanto a señalización y legislación; se reivindicó el albergue como infraestructura tradicional y la figura del hospitalero, una seña de identidad que procede de la hospitalidad medieval; se demanda presencia en las cartas y menús del Camino una cocina tradicional gallega o local a su paso por otros territorios, “porque la pizza y la hamburguesa acaba siendo la comida recurrente”; la educación es básica en la protección del Camino, como hábito saludable –“ya lo dice el Códice Calixtino”, advierte Taín–, caminar une a la gente, además de que la Ruta Jacobea es una buena herramienta pedagógica; o renovar la investigación universitaria, apoyando a los jóvenes; entre otras reflexiones.

En cuanto a los hospitaleros, Taín añade que ellos se quejan de que se les acuse de competencia desleal, cuando en realidad acogen a otro tipo de peregrino. “No todo es mercantilismo. Hablamos de albergues atendidos por asociaciones y de hospitaleros voluntarios, cuya labor se basa en la solidaridad, la reciprocidad y la ayuda, que son a su vez valores que aparecen entre peregrinos”, según indica el profesor, que también conoce la experiencia de ser hospitalero.

Por otro lado, las herramientas digitales son “muy útiles” para conocer necesidades y carencias. “Así descubrimos quejas sobre la ausencia de albergues o asistencia sanitaria en determinados itinerarios, escasez de fuentes para beber o picaresca con la señalización, entre otras. También refieren falta de cuidado de las cuencas visuales, es decir, aquello que ves desde el Camino”, según destaca Taín, que también presume de la riqueza lingüística del Congreso, “la misma que se da en la Ruta”, apostilla. En la web de la Cátedra se pueden ver vídeos y otros documentos con información de los proyectos presentados.

Una encuesta hecha en las siete ciudades de Galicia, vía formulario por internet, revela como impactos negativos expresados por las comunidades locales un aumento de los precios en general y mayor basura y contaminación, si bien opinan que el turismo vinculado al Camino de Santiago es “muy positivo”, tal como indica su autor, Jakson Rodrigues, profesor de Turismo en la Universidade da Coruña. A pesar de esta buena impresión general, los gallegos dicen que, sin embargo, no perciben una “mejoría” en su calidad de vida.