Santiago se achicharra a 39,2 grados y roza el récord de las últimas décadas

La máxima registrada hasta el momento fueron los 40,3º alcanzados en julio de 1990
Valentín ÁlvarezSantiago
previsión. Los abanicos, muy presentes en Monte do Gozo.

La capital gallega está viviendo uno de sus años más calurosos desde que se tienen registros. El pasado invierno ya se rompieron algunos récords, como el de mayor temperatura en los días de Fin de Año y Año Nuevo (21,5º). Y el ritmo no ha descendido ni lo más mínimo, con un inicio de julio que no se recuerda.

La semana pasada, los compostelanos tuvieron que aprender a vivir por encima de los 30º e incluso 35º y ayer los termómetros dieron un último subidón para sorpresa de muchos. Y es que por la tarde se alcanzaron nada más y nada menos que los 39, 2º en el campus vida , según informó el director del Observatorio Astronómico Ramón María Aller. José Ángel Docobo señaló que este fue el tercer registro más elevado de las últimas décadas, solo superado el 20 de julio de 1990, jornada en la que el termómetro subió en Compostela hasta los 40, 3 grados, y el 12 de agosto de 2003, con una máxima muy parecida a la de ayer, 39,7º.

Desde MeteoGalicia aseguraron a EL CORREO GALLEGO que esta situación se mantendrá, como mínimo, hasta el viernes y muy probablemente el sábado, y que no se puede descartar que se alcancen cualquiera de esas dos máximas, estableciendo otro récord en lo que va de año. Sin embargo, lo que preocupa en la agencia y consideran que merece gran atención no es la posibilidad de superar un máximo puntual. Lo que destacan, es la prolongación de estas temperaturas tan elevadas, que van a estar practicamente toda la semana por encima de 35º.

Es por ello que se están dando avisos y la situación es de alerta extrema, pues, como indican, “no estamos acostumbrados ni hechos para soportar esto. Mucho ojo con la salud mientras dure la ola de calor”.

Más allá de récords, como señalábamos antes, cabe destacar otra ola de calor que azotó Santiago con fuerza. En el año 2003, la ciudad se mantuvo en unas temperaturas muy elevadas durante ocho o nueve días, siendo esa ola la más importante y recordada.

Durante los últimos días, y especialmente ayer, enclaves como el Obradoiro se han convertido en auténticas calderas y las aglomeraciones de peregrinos y turistas han hecho de las zonas de sombra los espacios más codiciados. También las fuentes fueron muy utilizadas por quienes llegaban a la ciudad sudorosos y cansados después de haber caminado muchos kilómetros bajo un sol de justicia y un bochorno difícil de soportar para quienes no están acostumbrados a las temperaturas extremas.

Veremos si la semana que viene los peregrinos vuelven a tumbarse al sol en el medio de la plaza, con las mejores vistas a la Catedral, y sin miedo a quemarse...