Se disparan las ‘okupaciones’ y ya son 40 las viviendas tomadas por intrusos

Recientemente se ha registrado una tercera usurpación en la rúa Belvís // La Justicia suele actuar de una forma muy lenta
Carla Noya
El barrio de Belvís es uno de los más afectados por las okupaciones y ya tiene tres inmuebles con ‘inquilinos’ no deseados

El problema de la okupación está incrementando en todo el país a pasos agigantados, y Santiago no es una excepción. De hecho, hay viviendas en esta situación en muchos barrios de la ciudad, como Belvís, Pelamios, San Lourenzo y Conxo, entre otros.

Según ha podido saber EL CORREO GALLEO, el Ayuntamiento maneja la cifra de 40 inmuebles okupados en estos momentos en Compostela. Una cifra a la que se acaba de incorporar otra víctima, una casa radicada en la rúa Belvís, donde ya hay dos inmuebles más que traen de cabeza los vecinos de esta zona. Se trata de la vivienda situada en número 22, que se encuentra en muy buen estado tras las recientes reformas que realizaron sus propietarios.

Tanto los dueños como las personas que se ven obligadas a convivir con estos molestos vecinos tienen puestas todas sus esperanzas en la instrucción que la Fiscalía General del Estado acaba de dictar para frenar con la mayor inmediatez las okupaciones de inmuebles y restituir el bien a los propietarios mientras se dirime el asunto en los juzgados.

La intención es que se reclame la expulsión de los intrusos siempre que sea posible y cuanto antes. El documento también indica cómo deben actuar los fiscales para recabar de forma rápida la información que les permita reclamar en el juzgado la medida cautelar. El escrito firmado por la fiscal general del Estado, Dolores Delgado, resalta que se puede pedir que se restituya el inmueble en cualquier fase del caso, desde la inicial noticia proveniente de la Policía hasta la fase de juicio, que es algo que no paran de reclamar los afectados por esta problemática.

El exdecano del Colegio de Abogados de Santiago, Evaristo Nogueira, está totalmente de acuerdo con esta instrucción, pero cree que se debería ir un paso más allá y plasmarlo en una nueva ley. “En este tema se necesita una reforma legislativa importante para evitar confusiones. El acuerdo de la Fiscalía me parece muy adecuado y podría paliar esta situación, pero sería mejor reflejarlo en una normativa”, comenta.

Sobre el plazo de 48 horas que la Policía tiene para entrar en una vivienda okupada, los expertos aclaran,”que pueden hacerlo, sin autorización judicial, siempre que se esté cometiendo un delito flagrante”.

EL DESALOJO PUEDE TARDAR MESES. Lo habitual es que los propietarios interpongan una demanda civil, que suele resolverse, en el caso de la capital gallega, en tres o cuatro meses, “porque la justicia no es rápida y esos son los plazos procesales”, aclaran. Algunos casos suelen terminar en la vía penal y pueden alargarse durante más tiempo, hasta casi un año, como ocurrió con el local de la Algalia que había sido sede de Cantigas y Agarimos y cuya okupación provocó importantes disturbios en la capital gallega cuando se produjo el desalojo.

Tanto el Concello de Santiago como la Policía Nacional y Local se comprometieron estos días a hacer todo lo posible para ayudar a los vecinos de los barrios afectados.

De hecho, según confirmaron ayer testigos presenciales, en Pelamios se desarrolló “una operación policial de envergadura” y en las últimas semanas la presencia de agentes es constante.

Una demanda que es comprensible, puesto que en zonas como Belvís los robos han aumentado en los últimos días, con incidentes en el centro juvenil Don Bosco, la Escuela Unitaria o algunos establecimientos de la rúa de San Pedro. Además, en Belvís las peleas violentas con navajas e incluso hachas se están convirtiendo en algo habitual, lo cual preocupa mucho a todos los residentes.

Los afectados denunciaron también que los okupas, que ellos tildan de “mafias”, emplean una rampa del parque de Belvís para empujar coches que no arrancan. En este barrio hay tres casas en esta situación, mientras que en Pelamios son cinco pisos.

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