No falté ningún año a aquella cita compostelana. Se convirtió en uno de mis placeres veraniegos. Hace años que este festival dejó de celebrarse. Le pregunté a Farruco el motivo y me dijo que el Ayuntamiento, que es el organizador de las fiestas, lo consideraba muy caro y lo eliminó del programa festivo. Creo que costaba entonces unos 10.000 euros. Me dio mucha pena y me la sigue dando que una comisión de fiestas como la de Santiago no haya podido restarle esa cantidad a cualquier otro concepto de las fiestas, como los fuegos o los cohetes, y dedicárselo a algo tan hermoso como el desfile de Bandas por la ciudad. Apelo desde aquí a las grandes marcas gallegas, a Estrella Galicia, Jealsa, Inditex, Abanca, Coren, Rías Baixas, o cualquier otra, para que se animen a patrocinar y poner de nuevo en marcha esta vieja idea del gran Farruco, que tanto brillo y esplendor le daba a las Fiestas del Apóstol.