Quico Fernández es natural de Conxo y como tal es un gran conocedor y apasionado de su barrio. Este sentimiento de pertenencia le lleva a los grandes momentos vividos, como cuando se celebraba en el barrio el concurso de carrilanas.
En este “gran día”, como a él le gusta recordar, los niños salían a las calles a disfrutar de una de las actividades que más gustaba entre los vecinos. No obstante, a pesar de la diversión, Quico admite hoy que estas “eran muy difíciles de construir”. Rememorando aquellos tiempos no puede evitar evocar, al mismo tiempo, los juegos que marcaron su infancia, como fueron “la mariola, el escondite o los juegos de cuerda”. Se trataba de salir a la calle “a buscar la diversión”, afirma, con cualquier objeto o sencillamente tirando de imaginación.