EL TESTIMONIO

“Hacíamos una pelota con la vejiga”

Gonzalo Castaño
Jubilado
te acuerdas de...
El Correo Gallego

“El día de la matanza del cerdo era una fecha muy especial. Cuando el frío se veía llegar ya todos estaban preparados. Escuchar el berrido del cerdo, ver aquel banco de madera, aquel montón de pajas y los cubos a su alrededor era el famoso día D que todos esperábamos”, explica Gonzalo Castaño, antes de recordar que “mis padres llamaban al Jaila que era el matarife oficial de Padrón y comarca. Se recogía la sangre sin desperdiciar ni una gota, para luego hacer unas ricas morcillas. Y al cabo de unas horas te ibas a comer un rico hígado encebollado. También nos peleábamos por la vejiga para hacer una pelota, luego de hincharla a través de una paja hueca”, comenta. Asimismo, hace referencia al olor a carne quemada cuándo con las pajas quemaban la piel para eliminar los pelos y luego rascaban con un cuchillo”.