“Además de tomar el café con el periódico y participar en las tertulias, los cafés de la entrada también era un punto para el paseo”, recuerda Luis Rivero de Aguilar, y la zona desde Porta Faxeira hasta O Toural estaba siempre muy concurrida. Con todo, lo que más marcaba el carácter de la zona eran las tazas y restaurantes famosos como el Bombero, también situado a la entrada. La tradición festiva eran los vinos, la cena, y si acaso por la noche ir a tomar la copa a zonas como las galerías Viacambre. Pero en O Franco había, asimismo, otras actividades. “A la vuelta de la esquina había un portal muy famoso, porque era donde Bretón interpretaba sus canciones acompañándose con el bastón”, destaca.