|| nosotros y cía ||

¡Cuánto pájaro anda suelto!

Ángel Orgaz
Vean y admiren la elegancia con la que esa garza sobrevuela el río Sarela a su paso por Santiago. Foto: Antonio Hernández

Miren que hay pajarracos, y sepan que el que no corre, vuela bajo como bien hemos visto la pasada semana.

Claro que hablo de los caraduras que se colaron para que les pusieran la vacuna contra la COVID-19 sin que fuera su turno.

Hay que ver las peregrinas y variadas excusas que pusieron tanto los que dimitieron tras su vergonzosa actitud como los que aún continúan chupando del cargo.

La verdad, para mí no hay justificación posible. Ni sanos ni enfermos, ni jóvenes ni maduros ni viejos, ni curritos ni presidentes de nada. Aquí todos somos iguales y esta terrible pandemia mata, sobre todo a los ancianos.

Así que no hay justificación que valga. Ya nos llegará el turno y cuando nos toque, pues bienvenido sea.

Pero a lo que hemos asistido es de auténtico país bananero, de tiranos, de desvergonzados, de caraduras natos. Y lo siento, pero la culpa la vuelve a tener, una vez más, el Gobierno, que no se puso al frente de una acción tan importante para la sociedad como la inmunización frente a una enfermedad que cada día discrimina menos a quien mata o a quien contagia.

Y estoy convencido de que a lo largo de las próximas semanas me seguirá dando vergüenza ajena tanto descaro.

Tendría que haber sido el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien se hubiera puesto al frente de tamaña empresa, y a su derecha, ejecutando, el ministro de Sanidad y todo su equipo.

Para eso son los rectores de nuestro destino y garantes de nuestra salud.

No se puede dejar algo tan vital como la inmunización en manos de las comunidades autónomas, con 17 planes distintos y descoordinados entre sí para proteger a sus ciudadanos frente al mortal coronavirus.

Pero no sé de qué me extraño, cuando en la gestión de la lucha contra la propia pandemia el Ejecutivo delegó sus funciones en los gobiernos regionales sirviéndose de falacias como la cogobernanza y zarandajas parecidas.

Falta valentía, valor, decisión, seguridad y confianza en nuestros gobernantes. Son una panda de cobardes que piensan más en los votos que en las personas, que tienen mucho miedo a equivocarse y, según la ocasión, o se quedan cortos o se pasan, con el único objetivo de que sus espaldas queden bien cubiertas de críticas y reproches de los ciudadanos.

Ya conocen todos aquel dicho de “entre todos la mataron y ella sola se murió”.

Pues eso, que por unos y por otros no hay quien ponga coto a este bicho tan cabrón, tan listo y tan preparado para su función: infectar.

Y en medio de todo este follón nos cambian al ministro Salvador Illa, que no es que yo esté muy de acuerdo con él, por no decir nada, pero no es el momento.

Sabrá mucho de filosofía, pero de gestión de pandemias, o sencillamente de gestión, es que ni idea.

Eso sí, para allanarse el camino y jugar con ventaja frente a sus rivales en las elecciones autonómicas catalanas es un auténtico hacha, un genio.

Como diría Rosana, “que le vaya bonito”.

Y con todo este follón, pues así nos va, el lunes pasado tan solo 90.000 personas habían recibido las dos dosis necesarias de la vacuna, por lo que me pregunto cómo puede seguir Sánchez diciendo que el próximo verano el 70 % de los españoles estarán vacunados.

Yo les digo que no, que no es posible, aunque con esta opinión le dé munición a aquellos que me tachan de descreído y pesimista.

A ver, pensemos un momento en el ritmo que tienen que trabajar las farmacéuticas para hacer vacunas suficientes para inmunizar a Europa en el mismo porcentaje al que dice Sánchez que se alcanzará aquí; no olviden que los enfermeros aseguran estar agotados; que no hay un plan logístico para poder llevar a cabo tanto pinchazo, y lo hacemos como en Israel, Reino Unido y Estados Unidos en estadios, aparcamientos y todo espacio que se preste o esto será imposible.

Luego ya no digamos de cómo van las cuarentenas, cuando no se prohíbe que niños de padres en cuarentena vayan al colegio, o que se den altas médicas y permisos para volver al trabajo sin una segunda PCR tras haberse infectado aunque al resto de la familia si se le haya realizado.

Sinceramente, en la lucha contra la COVID en España hay de todo menos planificación y lógica. Eso sí, no le vamos a negar a Fernando Simón su constancia, ahí firme, todos los días al pie del cañón con su rueda de prensa, que lo mismo dice A que B o mañana dice B donde hoy dijo A.

Es verdad que no somos los únicos con una gestión desastrosa, pero a mí lo que me importa es mi país y mis convecinos, y me da mucha vergüenza todo lo que estoy viendo en estos tiempos.

¡Qué lástima!