La gallega Amara Castro Cid regresa ‘Con esto y un bizcocho’

Laura Rosende

Con esto y un bizcocho es tu primera novela, pero se publica después de la segunda, El tiempo suficiente, ¿por qué?

En realidad, nació en 2017 mediante la autoedición. Tuvo mucho éxito local, pero es difícil ir más allá cuando no tienes ni los recursos ni los conocimientos suficientes como para poder hacerlo. Dejé que se agotase y me centré en llegar hasta Maeva con mi segunda novela, El tiempo suficiente. Como encajó tan bien en la editorial, decidieron leer también Con esto y un bizcocho. Les encantó. Enseguida nos dimos cuenta de que es una historia que, si cabe, está más vigente que antes, puesto que es una novela cargada de esperanza que nos ayuda a mantenernos en pie ante la pérdida de un ser querido, tratando especialmente el dolor que sentimos cuando no ha habido una despedida.

Con esto y un bizcocho es una historia de superación, un canto de amor a la importancia de la familia en los momentos difíciles, ¿qué poso deja este libro a quien lo lee?

Es una novela que se recuerda con una sonrisa de cariño, con aprecio hacia los personajes de una familia tan humana que podría ser la de cualquiera. Deja un poso de esperanza, nos recuerda que, aunque pasemos malos momentos, siempre llega un día en el que salta la chispa que nos hace falta para seguir adelante con ilusión y ganas de vivir. Cuando uno no encuentra las fuerzas suficientes en su interior, es crucial pedir ayuda a quien nos quiere y el mero hecho de sentirnos arropados es la gran primera piedra del cambio a mejor.

¿Qué valores encierra este libro?

En primer lugar, destacaría el valor de la unión en familia. Es una gran suerte tener una familia que se quiere y se apoya, y no me refiero solo a los lazos de sangre, sino más bien a los del cariño. Además, el libro está salpicado de otros valores como, por ejemplo, el sosiego que aporta el perdón, la satisfacción del trabajo bien hecho, la plenitud del amor sin límites o la tranquilidad que genera actuar con honradez. La novela se convierte en un hogar para quien la lea.

¿Cuál es tu personaje preferido?

Les tengo mucho aprecio a todos, claro, pero hay uno que me ha robado el corazón, Sergio, el padre de Mariana. Es un padrazo maravilloso, pero él no lo sabe. Está muy pendiente de todos sus hijos y, ahora que está recién jubilado, vive pensando qué más podrá hacer por ellos. Ayuda a Enrique, su primogénito, en el bufete familiar que ha dejado a su cargo. Está siempre atento a las preocupaciones de sus hijos medianos, Pilar y Francisco, para aconsejarles y alentarles en el momento preciso.

Se derrite de amor por su “niña”, Mariana, y se desvive por cuidarla. Sigue enamoradísimo de su mujer que falleció hace unos años a causa de un cáncer y la tiene siempre presente. Es un ser contrario al egoísmo, con gran empatía hacia el prójimo, con una palabra amable para cada persona que se cruza en su camino. Pero, sobre todo, me encanta Sergio porque a pesar de que es bastante terco, sabe perdonar.

Como personaje secundario, me quedo con Carmen, una de las amigas de Mariana, capaz de decir las verdades a la cara, sin rodeos ni paños calientes. Es hija única y sus padres guardan las apariencias de un matrimonio bien avenido, pero en su casa hace mucho tiempo que nos se respira amor.

A Carmen le fascina la familia Nogueira y, tal como les pasa a muchos lectores, cuando está en su casa se siente como una más. Su buena memoria y su interés por la vida de los demás serán fundamentales para que Mariana pueda aclarar algunas dudas y empezar a asumir algo que no quiere ver, pero nadie como Carmen para abrirle los ojos a la realidad.

¿Qué tema destacarías de Con esto y un bizcocho?

El tema que subyace a lo largo de todo el libro es el proceso de duelo: la rabia, el enfado, la culpa, la añoranza... Todos los sentimientos que podemos vivir cuando perdemos a un ser querido se van reflejando en distintos personajes, contrastando la forma de asumir la pérdida cuando se trata de un proceso para el cual nos vamos preparando poco a poco con aquellas pérdidas que son repentinas y, concretamente, con aquellas en las que no ha habido posibilidad de despedida.

¿Por qué ese título?

Es una forma de despedida que me gusta especialmente porque implica que habrá un reencuentro cercano en el tiempo. Ese “volveremos a encontrarnos” forma parte del espíritu esperanzador de la novela. También hay una razón más personal. Cuando vivía en Portugal era profesora de español para extranjeros. Acababa las clases diciendo “Con esto y un bizcocho...” y los alumnos me devolvían el final del dicho con una sonrisa “Hasta mañana a las ocho, profe”. Es un homenaje, un guiño especial, a mis queridos exalumnos.

Sobre tu otra novela publicada con Maeva, El tiempo suficiente, hemos sabido que ya va por su segunda edición y tiene muy buenas críticas, ¿cuál es el secreto de ese éxito?

El tiempo suficiente es una novela que he escrito con toda la ilusión del mundo porque su personaje principal, la abuela Gala, se inspira en la historia de mi abuela materna, quien se quedó viuda siendo muy joven y tuvo que hacerse fuerte para salir adelante. Es una novela de sentimientos que está teniendo muy buenas críticas y no hay nada mejor que eso para que un libro prospere.

Además, no debemos que olvidar que detrás de cada novela hay todo un equipo de gente que está poniendo su ilusión en la obra y deberían tener el mismo grado de reconocimiento que recibimos los autores: editores, distribuidores, libreros... Sin la suma de cada eslabón de la cadena sería imposible llegar a tantos lectores.

Que un libro se venda mucho o poco depende de tantos factores que un buen número de ventas no debe considerarse como un logro personal. Para mí, el éxito ha sido la satisfacción de haber trabajado para que el resultado sea el mejor posible. Cuando respondemos afirmativamente a la pregunta “¿lo has hecho lo mejor que has podido, has dado lo mejor de ti?”, eso es el éxito, todo lo demás se queda pequeño al lado de la sensación de agrado interior que genera esta exigencia personal máxima.

Por otra parte, supongo que no hay una fórmula concreta para hacer que un lector disfrute con un libro, sin embargo, me parece que es importante cuidar la honestidad en la promoción. No prometo un ritmo trepidante, ni me escucharán jamás decir grandilocuencias como que nunca han leído nada igual. Intento llegar a quien creo que le puede gustar sin mayor pretensión que la de hacer pasar al lector un rato agradable.

Después de haber cumplido tu sueño, ¿tienes nuevas ilusiones?

Por supuesto. Estoy muy centrada en el proceso creativo de mi tercera novela. También será auto conclusiva y esperanzadora y también se desarrolla en Galicia. A corto plazo, estoy muy entusiasmada con la idea de poder vivir con cierta normalidad las ferias del libro de este año. Me gusta el trato directo con los lectores y entiendo las sesiones de firmas como una recompensa al trabajo.