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Maldita y esquiva suerte...

Periodismo de autor
Ángel Orgaz
Un espectacular bogavante nos observa desde el interior del acuario a la espera de ser digerido por algún ‘gourmand’. Foto: Antonio Hernández

Si en alguna ocasión tendría sentido la frase “lo importante es tener salud” –tan manida tras comprobar con desolación que la suerte de la Lotería de Navidad nos volvió a ser esquiva–, es ahora, en este fatídico año que está a punto de terminar.

Sinceramente, espero de una vez por todas no repetir esa cantinela y que lo único que salga de mis labios este martes sea un: “Chúpate esa”.

Por supuesto, sin querer ofender a nadie, aunque el nivel de estrés que llevamos todos encima es considerable y necesitamos muy poquito para saltarle a la chepa a la primera de cambio a cualquiera que se nos ponga chulito.

Bueno, ya ven qué Navidades vamos a tener. Ya les conté la semana pasada cómo las vamos a pasar en casa y me supongo que en la mayoría de familias pasará lo mismo tanto en Nochebuena y Navidad como en Año Viejo y Año Nuevo. Es lo que toca.

Pero a lo que iba. Vuelvo con mi retahíla anual sobre el ansiado, esperado y deseado Gordo, que a ver si toca de una puñetera vez.

Al menos que deje algún dinero en Galicia –con algo habrá que conformarse–, que ya hace un montón de años que aquí no cae un premio en condiciones.

La verdad es que eso de “lo importante es tener salud” nunca me gustó, no sé, es una de esas expresiones que me dan yuyu y siento como que el pronunciarla va a tener un efecto contrario al deseado.

Con esa locución pasa lo mismo con aquella de “afortunado en el amor, desafortunado en el juego”. Qué quieren que les diga.

Sin acritud hacia sus parejas, cuántos de ustedes no habrán deseado en más de una ocasión que les quieran un poco menos y ser al menos acariciados por la diosa Fortuna, a quién le amarga un gratificante premio de azar.

Otra máxima tan tonta e idiota como las dos anteriores es aquella que proclama que “lo importante no es ganar, sino participar”. A ver, ¿entonces para qué se juega, para perder? Sinceramente, lo dudo mucho.

Para contestar a esa sarta de tonterías y memeces hay un dicho que replica a aquellos que utilizan las anteriores expresiones y que dice: “Si perder es una maravilla, ganar tiene que ser la leche”.

Y para mi consuelo, buscando y buscando en Internet, encontré aforismos que me aliviaron sobremanera, como esa del autor estadounidense Bret Harte que dice que “lo único que puedes saber sobre la suerte es que, tarde o temprano, cambia”.

Así que en esas estoy, a la espera de cuándo le toca cambiar a mi suerte en el azar. ¡Que sea pronto!

Claro que también hay un aforismo de Ovidio que me da mucho miedo, y que nos advierte de esta manera: “Para no perder, el jugador no cesa nunca de perder”.

Pero no se confunda, ni soy jugador, ni me dejo los dineros en sorteos, ni máquinas, ni apuestas de mesa.

Me llega con jugar mis ocho euritos semanales a la Primitiva, la única que hasta ahora me dio alguna alegría, breve, escasa, pero alegría al fin y al cabo. Porque a 80 euros no se les puede calificar de alegrón, ¿verdad?

Por cierto, ya que estamos, encontré otras frases sobre el juego que son pura filosofía y la mejor enseñanza de vida.

Por ejemplo, esta de Santiago Rusiñol: “El juego es altamente moral. Sirve para arruinar a los imbéciles”.

Y con estos tres aforismos ya directamente me olvido de todo lo dicho anteriormente:

“Se triunfa con lo que se aprende”, de Pedro Salinas; “Para obtener el éxito verdadero hágase estas cuatro preguntas: 1°¿Por qué? 2°¿Por qué no? 3°¿Por qué yo no? 4°¿Por qué no ahora?”, de Norman Mailer, y para cerrar tanta sabiduría tenemos a Benjamin Franklin: “El trabajo, la persistencia y la diligencia son las madres de la buena suerte”.

Sí, tienen razón los cuatro, y mucha; verdaderos y aprovechables consejos de vida.

¡Pero quiero que me toque la Lotería de Navidad!

Porque dejémonos de zarandajas, a todo el mundo le gusta ganar y el que diga que le gusta perder es que está mal de la cabeza o fuera de sus cabales.

¡Quiero que me toque el Gordo de la Lotería de Navidad de una puñetera vez!

No estamos como para perder el tiempo, ni los dineros, y menos a estas alturas, cuando el Gobierno está pensando en alargar hasta los 35 años el período de vida laboral para calcular después la pensión de jubilación.

Me parece que así ninguno de los jóvenes actuales, los que tienen menos de 35 años, va a cobrar un patacón después de jubilarse con, cuántos, ¿80 años? Porque al paso que vamos se va a tener que trabajar toda la vida, hasta la muerte para mantener a tanto descamisao como tenemos viviendo de la política.

¿Ven? Al final siempre me voy por los cerros socialistas de Úbeda. ¡Ay, Dios!