María F. Ampuero y Laura Baeza: entre sangre y fuego

Firmas
Luis Alonso Girgado

DOS MUY NOTABLES cultivadoras del relato en la Hispanoamérica actual son noticia por lo que debe serlo cualquier escritor: por publicar. Se trata, en este caso, de dos talentos ya contrastados, todavía con poca obra, pero con crítica más que elogiosa. La primera es la mexicana Laura Baeza, que además de su novela Niebla ardiente (2021), cuenta en su haber narrativo, como novedad del presente 2022 con Una grieta en la noche (Páginas de Espuma), su tercer libro de relatos, que se presenta con un memorable título, a la vez sugestivo e inquietante, y con seis atractivas historias de mediana extensión y mexicanas de esencia y raíz. Una inusual seguridad narrativa y un despliegue de temas y motivos (violencia, miseria, muerte, soledad, onirismo angustiado, reivindicación a fondo de la larga cadena de males y maltratos que amula y degrada a la mujer en contextos de intimidad o de exteriores infernales física y psíquicamente) se integran en delirantes y estremecedoras miradas narrativas que acusan y acosan, que incorporan lo fantástico y lo terrorífico, el horror cotidiano y la sobrevivencia al abandono y bestial sometimiento. La expresión es cortante y directa, asfixiante y sórdida en su retrato de aquel mundo retratado como “infierno de todos tan temido”. Mejor, los infiernos y sus espantos.

La segunda narradora es una ecuatoriana de Guayaquil, María F. Ampuero, a quien llegamos con cierto retraso, pues los doce cuentos (más bien breves) recopilados en Sacrificios humanos, editados en el mismo sello de Páginas de Espuma, salieron en 2021 con un título de ascendencia indigenista, con un lenguaje narrativo que es explosión y reventazón y se sirve aquí y allá de largas y concentradas series enumerativas que hiperbolizan la realidad hasta destrozarla y recargarla sin límite alguno. La cosmópolis de México D.F. resulta un espacio que es escenografía aterradora de crímenes atroces, de desapariciones de niños y mujeres, de la omnipresencia de las bandas del narco, de la droga, del sufrimiento y vejaciones a las mujeres; de las perversas prácticas sexuales, el maltrato a la infancia, el machismo avasallador, las devastadoras agresiones a los cuerpos; de la infancia saqueada. El primer texto del libro, Biografía reúne en un crescendo culminativo y vindicativo– reivindicativo las claves que hasta aquí hemos citado.

En el origen de ambos libros es palmaria la intencionalidad de un feminismo radical que motiva tonalidades expresivas de grueso, aristado y sangriento espesor. La palabra se hace sangre, vómito, ultraje, devastación e imparable fuerza destructiva; como también pasión y extravío existencial. Los personajes – víctimas y victimarios – son constantes ejes narrativos. Sobre unos y otros se desatan el ruido y la furia, incontenibles.