Mario Casas hacia el Goya: “Cualquier intérprete prefiere trabajo a premios”

El actor coruñés aspira a su primera estatuilla por su papel protagonista en ‘No matarás’
Premios Goya
Alicia G. Arribas
Mario Casas el pasado martes con la nueva estatuilla del premio Feroz. Foto: José Ramón Hernando/Europa Press

Mario Casas tenía menos de diez años cuando empezó a dedicarse a la interpretación; ahora, camino de los 35, logró su primera nominación a los Goya. Una primera vez que llega después de 25 largometrajes y cinco series de televisión, algunas inolvidables, como Los hombres de Paco, El barco o Instinto.

Tiene tres premios Feroz, el último ganado el martes, y un Sant Jordi, pero el protagonista de No matarás lo tiene claro: “Al final, los premios son algo secundario. Creo que para todos nosotros, si hablas con cualquier actor y pones en una balanza premios o trabajo, cualquiera prefiere trabajo, cien por cien”, remarca en una entrevista con Efe.

Igual de sexy que siempre, el actor coruñés afirma que mantiene su lado “payaso” intacto, aunque entiende que le nominen después de varios retos dramáticos consecutivos: en los últimos diez años hilvanó películas como Contratiempo, Adiós o El fotógrafo de Mathausen, y las últimas Hogar, El practicante y No matarás.

“Agradezco mucho a los académicos que me hayan nominado”, pero casi más, dice, “a compañeros de hace muchísimos años, mucha gente con la que has trabajado y con la que a lo mejor falta el contacto y que, de repente –enfatiza–, te mandan un mensaje”.

Entiende que, a lo mejor, estas últimas películas son más del gusto de los académicos, pero su lado “zen” le hace comentar que “al final las cosas tienen su camino, su proceso”.

Aunque justo este año, “se la juegue” con algunos de los mejores actores de este país. Los nominados “David (Verdaguer), Javier (Cámara) y Ernesto (Alterio) están en mi “top cinco”, dice Casas. “Es un honor y un orgullo compartir espacio con estos grandes actores”, remata.

Casas, que es un ídolo en Latinoamérica desde 3 metros sobre el cielo (2010), cuenta que tuvo bastantes ofertas para trabajar en el extranjero, pero fueron cosas que “no le terminaron de convencer”, aunque está seguro de que acabará trabajando en “algo interesante” en algún país del otro lado del Atlántico.

Porque, para aceptar un trabajo, tienen que pasar varias cosas: la primera, “amarlo y creérselo” y la segunda, que su familia dé el visto bueno.

“Es todo un proceso”, explica sonriente. “Primero decido con mi familia, mi hermana, mi hermano, mi madre, a cada uno le gusta un género, cada uno ve el cine y la tele de una manera, y es muy interesante escuchar lo que opina cada uno. Y todos vemos los guiones”, aunque quien decide, claro, es él.

“Me han traído muy buena suerte y ha sido mi camino que me dieran su opinión. Son como un talismán para mí, y creo que, entre todos, hemos sabido tomar buenas decisiones”, considera.

“Hay gente que me sigue desde que empecé, desde que era un niño, Fuga de cerebros, La mula, Carne de neón, la primera con Álex de la Iglesia... es decir –reflexiona el treintañero–, ha habido para mí un proceso vital y actoral”.

Casas cree que tuvieron que pasar “años” para superar al actor que fue en 3 metros sobre cielo, El barco y algún otro. “Me hago mayor y es cierto que ahora les puedo dar a los personajes más matices, he hecho un fondo mucho más amplio”.

Quizá, opina, “no se note tanto” en No matarás, la cinta por la que le nominan y en la que interpreta a Dani, un joven muy contenido al que se le viene encima la vida en una noche, pero sí en El practicante, por ejemplo.

Ese personaje le exigió “una construcción más compleja, mucho más adulta, soy un malo, al fin y al cabo, un enfermo, un psicópata –dice– Noto que empiezo a tener una evolución, una edad en la que puedo aportar a los personajes un abanico mucho más amplio de matices”.

Casas (A Coruña, 1986) regala una última confidencia: “Después de todos estos años, me apetece hacer una comedia, quiero pasármelo bien”.

Pero lo próximo será otro drama, El inocente, de Oriol Paulo, con el que trabajó en Contratiempo.