Muchas grasas saturadas en niños suben las cardiopatías de adultos

La población infantil española no alcanza la recomendación de consumo de ácidos grasos saludables esenciales para un correcto crecimiento y desarrollo
Nutrición infantil
Juan David
Los ácidos saludables son fundamentales para la formación del sistema nervioso central, sobre todo cerebro y retina. ECG

La ingesta de grasa saturada en la población infantil española es más elevada de lo recomendado por las autoridades sanitarias europeas, según un estudio promovido por la Fundación Española de Nutrición, que relaciona este consumo excesivo con mayor riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular en la edad adulta.

Sin embargo y según el Estudio Nutricional en Población Infantil Española (EsNuPi), la población infantil no alcanza las recomendaciones de consumo de ácidos grasos saludables esenciales para un correcto crecimiento, como es el caso del omega-3 DHA, considerado fundamental para el desarrollo cognitivo y visual en la infancia.

En la presentación del estudio la profesora de Pediatría y coordinadora de la Unidad de Nutrición Pediátrica del Complejo Hospitalario de la Universidad de Santiago de Compostela, Rosaura Leis, apeló a “modificar” la mesa familiar ya que si los datos siguen como hasta ahora los niños tendrán “peor calidad de vida que sus padres y sus abuelos”.

El estudio, también impulsado por la Federación Iberoamericana de Nutrición (Finut), fue realizado antes del inicio de la pandemia y se basa en una muestra de 1.514 niños con edades de entre uno y diez años y residentes en población urbana no vegana.

El 62,4 % de los niños estudiados reside en municipios de 50.000 a 300.000 y el 37,6 %, de más de 300.000.

Según este trabajo, presentado por el presidente de FEN y Catedrático de Nutrición, Gregorio Varela-Moreiras, la ingesta de energía, proteínas, sal y potasio es elevada en la población infantil mientras que la de fibra es baja y en algunos nutrientes (ácido a-linolénico, hierro, vitamina D y yodo) existe población en riesgo por ingesta insuficiente.

La investigación también pone de manifiesto que los niños que consumen leches infantiles enriquecidas tienen ingestas “significativamente mayores” de omega-3 DHA (hasta 4,5 veces más) que los del grupo de población general, informa Efe.

El perfil de este tipo de leche está modificado con menos grasas saturadas y más ácidos grasos saludables y fundamentales para el desarrollo en la infancia.

Según el estudio, esta leche enriquecida es “un excelente vehículo para mejorar la ingesta de determinantes nutrientes críticos en diferentes etapas de la vida”.

Por su parte, el presidente de Finut y catedrático de Bioquímica y Biología Molecular, Ángel Gil, recordó que un 40 % de la población infantil se mueve entre el sobrepeso y la obesidad, y en un 90 % se traslada a la vida adulta y causa de enfermedad cardiovascular.

Estos expertos coincidieron en que los hábitos alimenticios familiares se consolidan en los diez primeros años de vida y persisten en la vida adulta por lo que apelaron a aprovechar la etapa de pandemia para elegir una buena dieta, optar por el consumo de proximidad, mirar el etiquetado y construir un menú saludable dentro de la familia.