Una lasca de cuarzo amplía la ocupación de Atapuerca a los 1,4 millones de años

Se hallaron fósiles de grandes animales, evidenciando que hace novecientos mil años estaban acostumbrados a vivir entre ellos
Homo Sapiens
Helena Bravo
YACIMIENTO. El consejero de Cultura de Castilla y León, Javier Ortega, en Atapuerca. Foto: E.P.

Una pequeña lasca de cuarzo recuperada en el nivel 7 de Sima del Elefante durante la campaña anual de excavación que se desarrolló este mes en la Sierra de Atapuerca avanza la cronología de la llegada a este lugar de las primeras poblaciones europeas, que se remonta a hace 1,4 millones de años, un período con escasez de evidencias de ocupación humana en Europa.

Esto, junto con el descubrimiento de industria lítica en el nivel TD8 de Gran Dolina de hace 700.000 años, avala la presencia humana continuada en la Sierra durante los últimos 1,4 millones de años, algo excepcional en el continente, como destacaron ayer los directores de los yacimientos en una rueda de prensa.

En 2008 en el yacimiento de la Sima del Elefante se recuperó un fragmento de mandíbula datado en 1,3 millones de años, que es el resto óseo humano más antiguo documentado en la Sierra de Atapuerca y que fue catalogado como Homo sp, es decir, indeterminado, y más recientemente, en 2013, se descubrió una pequeña herramienta lítica fechada en torno al 1,4 millones de años.

Por otro lado, también en el nivel 7 de la Sima del Elefante, se recuperaron restos óseos de diferentes taxones, entre los que predominan los de suido y tortuga, que refuerzan la interpretación que el Equipo de Investigación de Atapuerca había planteado anteriormente, según la cual las condiciones ambientales del lugar hace más de un millón de años eran más templadas y húmedas que en la actualidad.

En la unidad TD4 de Gran Dolina se encontraron numerosos restos óseos de especies que habitaron Europa hace 900.000 años, como es el caso de una cadera y una mandíbula de rinoceronte de la especie Stephanorhinus etruscus en extraordinario estado de conservación, que coincide y encaja con el cráneo de rinoceronte que se recuperó en 1991, cuando la dirección del proyecto estaba todavía en manos del Profesor Emiliano Aguirre.

Además, se recuperó en esta misma unidad una lasca de sílex neógeno, acompañando a una buena representación de fósiles de osos, grandes bóvidos, caballos y ciervos que evidencia que hace 900.000 años estaban acostumbrados a vivir entre grandes animales.

Respecto al nivel TD8 de Gran Dolina, cuya intervención se inició durante la campaña pasada y que permitió cubrir un vacío de evidencia humana en Europa datada en 700.000 años, se pudo ampliar la colección de herramientas y los restos de fauna que permitirán en un futuro estudiar la época y el entorno de la Sierra de Atapuerca.

En Cueva Fantasma destaca gran aparición de industria lítica que se registró en comparación con campañas anteriores, entre ellas varias raederas de excelente factura, una lasca de sílex con marcas de uso de alrededor de 70.000 años.

En cuanto a la fauna, se recopilaron un gran número de huesos, en forma de grandes acumulaciones, siendo el caballo la especie mejor representada, con restos pertenecientes a todas las partes del esqueleto, así como partes de un ciervo y un gran bóvido.

En Galería, la industria típica del Achelense -bifaces-, que sigue apareciendo en la rica unidad GIIIa, con 260.000 años de antigüedad, donde se encontraron más de 1.500 restos que facilitan conocer el pleno funcionamiento de la cavidad como lugar de obtención de recursos cárnicos por parte de los grupos humanos del Pleistoceno medio de la Sierra de Atapuerca, es decir, preneandertales.

Destaca la variedad de materias primas utilizadas, desde sílex neógeno y cretácico hasta areniscas y cuarcitas y se compone de pequeñas lascas e instrumentos retocados de gran tamaño.

En la cueva de El Mirador los hallazgos realizados siguen aportando información relevante sobre la importancia de las prácticas ganaderas y la cultura de las primeras comunidades pastoriles y agricultoras que colonizaron estas tierras durante el Neolítico.

Se pudieron documentar episodios de combustión de una antigüedad de unos 6.000 años, relacionados con la quema del estiércol de los rebaños que se guardaban en la cueva, práctica destinada a reducir el volumen de los residuos y a eliminar parásitos.

También se encontraron estos de fetos y neonatos de ovejas y cabras recuperados en esta zona, lo que, junto a la elevada presencia de progesterona detectada en el estiércol, hace pensar que se trataba del lugar donde se guardaban las hembras durante la fase final de la gestación y a las crías con sus madres en los primeros días de vida.

En otro sector, de unos 6.700 años de antigüedad, se obtuvieron numerosos restos de cultura material, siendo el caso de diversos ornamentos, entre los que destacan colgantes realizados con caninos de ciervo perforados, y nuevos fragmentos de brazaletes de mármol, que se suman a los recuperados de 2019.

Son restos raros, concretamente los brazaletes pues este tipo de ornamentos se sitúan en Andalucía y Levante y puede que llegase a Burgos a través de redes de intercambio.