Derribo en Ribeira: de histórica discoteca a moderna residencia

La demolición de lo que fue un gran templo de la movida en los 80 para los barbanzanos durará tres meses y costará 300.000 €
Residencia de mayores
Suso Souto
piqueta para largo. El derribo de la antigua discoteca ya se inició y tiene un plazo de tres meses. Foto: Suso Souto

Muy cerca de la playa ribeirense de Coroso, en una curva de la carretera comarcal, entrando ya en Palmeira, se alzan desde hace tres décadas (y por poco tiempo), en una parcela de 4.300 m2, las ruinas de lo que pretendió ser un complejo de hotel con 40 habitaciones y una discoteca con capacidad para 1.500 personas. Hace unos días, una empresa contratada por la Xunta de Galicia inició su derribo, que durará tres meses y costará 300.000 euros.

En su lugar, la Consellería de Política Social e Xuventude construirá una moderna residencia de la tercera edad en base a un pionero modelo asistencial. Costará 10 millones de euros y tendrá 100 plazas, en módulos de convivencia de 25 residentes, con habitaciones individuales.

El promotor de la antigua discoteca (llamada Hesta Kurva) fue Emiliano González Fernández, que fundó la sociedad Emymar con unos socios de Pontevedra y que en 1987 obtuvo la licencia. La discoteca se terminó y llegó a funcionar durante unos años, convirtiéndose en uno de los templos de la movida del Barbanza. Pero en 1991, con el hotel a medio construir, los socios de González se desentendieron del proyecto y éste puso el complejo en venta.

En 2004 lo adquirió el grupo de inversores luso-galaico Porto Galicia, que desempolvó el proyecto para acabarlo, con la intención de destinarlo íntegramente a hotel y aprovechando que la licencia seguía vigente porque, cuando se abandonó el proyecto, no se abrió expediente de caducidad. Porto Galicia realizó incluso una prueba de resistencia de la estructura, pero nunca más se supo de su plan.

Posteriormente, el exalcalde José Luis Torres inició una ronda de contactos con los propietarios de las parcelas del humedal de 80.000 m2 que rodea el complejo con la idea de comprarlas para crear un área recreativa que incluyese una piscina de agua de mar. Sólo necesitaría la mitad del terreno afectado por la zona de dominio público.

Pero la oferta económica, inferior a 4 € por m2, no convenció a los dueños. En 2013, el Concello adquirió en subasta el solar de 4.300 m2.