Está dedicado a oficios y profesiones tradicionales del Barbanza // Pueden verse los motores para barcos HMR que se empezaron a fabricar en Ribeira en 1949, un piano centenario con palmatorias o un reloj de péndulo del año 1907 TEXTO Suso Souto

El Museo Etnográfico de Artes atesora más de 1.400 piezas

Patrimonio etnográfico
Suso Souto
vida en el campo. Utensilios relacionados con el trabajo en el campo, junto a un lagar. Fotos: M.B.A.

“Tiene diez veces tu edad”, dice una madre a su hijo ante el imponente piano centenario que se expone en el Museo Etnográfico de Artes (Ribeira). Fue donado por los dueños de la farmacia local Villamil y Reigosa, y tiene ancladas dos palmatorias (soportes de velas) para iluminar el teclado y las partituras. Allí, desafiando al tiempo, permanece como una de las estrellas de un museo que atesora más de 1.400 piezas relacionadas con los más variados oficios y profesiones.

El Museo Etnográfico ribeirense abrió sus puertas en 1998, casi dos décadas después de que se fundase en la parroquia el Centro Recreativo e Cultural de Artes (bajo la presidencia de Juan Paz Pérez), que habría de aportar mucho al municipio.

Manuel Reiriz (quien preside el colectivo desde hace 36 años) fue uno de los principales impulsores de un ilusionante proyecto que logró implicar a los vecinos de Artes. Todos fueron aportando utensilios relacionados con los oficios tradicionales y las profesiones artesanales de la zona para dar forma al museo.

Aquel año abrió ya sus puertas con 300 piezas y pronto empezó a crecer. La primera sala fue posible gracias a una ayuda de la conservera Frinsa; en 2002 fueron las aportaciones de la Consellería de Medio Ambiente y del Concello las que permitieron ampliarlo con una segunda sala. La tercera ampliación llegó en 2006, también gracias a Frinsa.

En la actualidad, la superficie museística es de casi 400 metros cuadrados. Entre sus fondos figuran desde un libro de trigonometría de 1742 hasta valiosas obras de arte religiosas, pasando por una colección de monedas, un enorme tronco de tulla que se usaba para guardar cereales, máquinas de una conservera, motores de embarcaciones, un reloj de péndulo de 1907, etc.

También se recrea una antigua cocina, hay un espacio dedicado al mar (con dorna incluida), al campo y hasta una estructura para asentar piedras que usaban antaño los canteros. De sus paredes cuelga también la enorme página de un periódico de los años treinta, dedicada íntegramente a un artículo de opinión escrito por Manuel Fernández Carreira y Alejandro Pérez Fernández, titulado La verdad de lo que ocurre en Ribeira. El artículo en cuestión aborda una polémica de la época protagonizada por el alcalde del momento, Andrés del Río Ferrer, que regentaba una fábrica de salazón, y el exregidor Emilio Colomer, que tenía otra en Carreira. Se expone también un ejemplar del semanario que existió en Ribeira: La Coraza. Es del 28 de mayo de 1933 y su director era Joaquín Parada. Costaba 10 céntimos.

Allá por los años veinte, los hermanos Manuel y Saturnino Martínez Patiño fabricaban máquinas de vapor en un taller de Ribeira, una labor que luego continuaron 8 de los 13 hijos de Manuel, que crearon una sociedad precursora. Fabricaban sobre todo motores para embarcaciones, pero también para uso agrícola e industrial. En 1949 construyeron el primer motor bautizado como HMR (Hermanos Martínez Rodríguez), que se instaló en un buque llamado Noruego. En 1956 construyeron una nave junto a la playa de As Carolinas, que llegó a tener 125 trabajadores. Los motores HMR se expusieron en importantes ferias de la época; hoy pueden verse algunos en el Museo Etnográfico de Artes.

Las instalaciones están abiertas por la semana de 11.00 a 13.00 y de 17.00 a 19.00 horas y los sábados de 17.00 a 19.00 (en verano, por las tardes, de 19.00 a 21.00). La entrada cuesta dos euros y es gratis para socios, niños/as, jubilados/as y personas con diversidad funcional.

delegribeira@elcorreogallego.es