En dos años, Anxo Rodríguez sólo inició los trabajos previos y los paró denunciando trabas administrativas // Ahora tira la toalla y dice ser víctima de una ‘mano negra’
// Señala con atrevidas indirectas al arquitecto David Chipperfield TEXTO Suso Souto

Fracasa el plan hotelero para el faro de Corrubedo: se vende la concesión

Turismo
Suso Souto
suelo. La construcción en la que Rodríguez obró para sanear el suelo está abierta y supone un peligro para el público.

En febrero de 2020, el empresario barbanzano Anxo Rodríguez ponía en marcha las obras para convertir el faro ribeirense de Corrubedo (junto con las otras cuatro construcciones que forman el complejo) en hotel, restaurante y cafetería, tras obtener en 2018 la concesión de la Autoridad Portuaria de Vilagarcía para su aprovechamiento turístico.

Nada más iniciar la obra con permiso para actuaciones previas, tuvo que paralizarla sin llegar siquiera a obtener licencia municipal. Aunque aportó en el Concello todos los informes sectoriales, la cosa se torció cuando, temiendo una larga tramitación por parte de Augas de Galicia si solicitaba permiso para construir una depuradora, optó por plantear una modificación del proyecto para acometer una canalización y conectarla a la red municipal, en paralelo al acceso al faro.

Dicha propuesta obtuvo el visto bueno de la Autoridad Portuaria y del Concello, pero la Axencia Galega de Infraestruturas le denegó permiso para cualquier obra en ese vial (la AC-303) alegando que, con la actuación planteada, se impediría la maniobra de cambio de sentido que los vehículos pesados realizan allí.

Y, como la licencia municipal está condicionada a los informes favorables de todos los organismos implicados, el proyecto de conversión del faro en hotel se bloqueó.

Pero, ahora que según el adjudicatario “ya no falta ningún trámite más, sólo hacer las obras y comenzar la explotación”, Anxo Rodríguez ha puesto en venta la concesión.

Y lo hizo como consecuencia de lo que considera “continuos retrasos administrativos y algunos más que dudosos intereses de terceros en que yo no pudiera llevar a cabo el proyecto”. En este sentido, dice ser víctima de una “mano negra”.

Desarrolla esa teoría en el blog en el que explica su versión sobre los obstáculos que dice haberse encontrado. Asegura que en 2018 “la persona más influyente del municipio” le pidió que le enseñase el faro y las instalaciones anexas “a la familia de un arquitecto británico que tiene propiedades en la localidad (...) y les explicara en detalle en qué consistirían las actuaciones que llevaría a cabo”.

En su blog añade que “llegó la familia inglesa”, a la que también se refiere como “la beautiful family” y, aunque no la nombra, acompaña estos y otros comentarios con una foto del arquitecto británico David Chipperfield posando con su familia al completo: su esposa, sus hijos, una de sus nueras y su nieto.

“Lo que creía que había sido una cita casual e inocente, con el paso del tiempo y las cada vez más inverosímiles trabas administrativas, me he dado cuenta de que, detrás de todos los palos en las ruedas de los que nos hemos ido librando, podría haber un interés ilegítimo de una mano negra ejecutora culpable de que nuestro pequeño faro aún hoy no luzca con esplendor”, explica Anxo Rodríguez en su blog.

Tras confirmar a este diario que vende la concesión, afirma que “entre permisos, proyectos, demoliciones, actuaciones previas, carpintería y tasas portuarias” gastó en los pocos meses que estuvo obrando en el faro “más de 400.000 euros”.

Una de las edificaciones en las que actuó para sanear el suelo están abiertas y suponen un peligro para el público, pues son muchas las personas que acceden a su interior, incluso hasta la cubierta.

Anxo Rodríguez asegura que hay tres empresas interesadas en comprarle la concesión: “una de A Coruña, otra de Lugo y un fondo francés” y que está deseando “sacármela pronto de encima para pasar a otra cosa y centrarme en redefinir otros proyectos que tenía en una carpeta medio olvidados”.