Logra que le revoquen una multa por aparcar en zona reservada y exige que no le llamen minusválida

Estacionó para ir a un súper de Bertamiráns // Tanto ella como su hermana tienen movilidad reducida y exhibía la tarjeta en un lateral de su automóvil
Multas
Marcos Manteiga
Imagen de archivo donde se aprecian dos plazas reservadas a las personas con movilidad reducida. Foto: CG

En plena oleada de paroxismo lingüístico, que crucifica a quien no separe por sexos conceptos globales como niño o periodista, la administración continúa utilizando términos tan vejatorios como “minusválido”. Y, precisamente, esto es lo que se encontró plasmado una vecina de Brión en la sanción impuesta por la Policía Local de Ames, acusándola de utilizar una plaza reservada a las personas con movilidad reducida mientras realizaba sus compras en Bertamiráns... pese a exhibir en el vehículo la tarjeta que la identifica como tal. Por supuesto, la afectada logró que le revocasen la multa, y también que el Concello corriese con las pertinentes costas.

Los hechos, tal como divulga el Ayuntamiento de Ames en un ejercicio de trasparencia, ocurrieron el 23 de noviembre de 2019. La afectada había acudido a la capital maiana para hacer la compra junto a su madre y hermana, y al salir sobre media hora más tarde, se encontró una multa de 200 euros por aparcar en zona reservada para personas con movilidad reducida. Sin embargo, la propuesta de sanción no ponía eso, sino que espetaba: “Feito denunciado: estacionar en zona sinalizada para uso exclusivo de persoas minusválidas”. Ni corta ni perezosa alegó, subrayando en primer lugar “la obligación de la administración de usar un lenguaje apropiado, pues es vergonzoso que a estas alturas por parte de un ayuntamiento se utilicen términos desfasados”.

Y no se quedó ahí la cosa: tanto ella como su hermana tienen discapacidades del 99 y 98 %, por lo que el Concello de Brión les facilitó la pertinente tarjeta “que se encuentra colocada permanentemente en el lateral del coche”. Ni hubo color.