Rego regenta desde hace dos años el puesto ubicado en el puerto // Ofrece a su clientela prensa y artesanía // Ve en las nuevas tecnologías una amenaza para el sector TEXTO E. Pouso

Quiosquero, una profesión que sobrevive en Portosín gracias a que se reinventa

Profesión
Esperanza Pouso
El sonense José Manuel Rego junto al quiosco que regenta desde hace dos años en pleno puerto de Portosín, en el que vende prensa, chucherías y también artesanía. Foto: E. Pouso

Internet ha cambiado la vida y los patrones de consumo. Consecuentemente, con el paso de los años, bajar a la calle a comprar el periódico es menos cotidiano. Así, con la demanda de publicaciones a la baja, esas que en su día causaron la aparición de los quioscos, ven como su mercado tradicional se empequeñece. Sucede en la comarca de Muros-Noia, donde cuesta encontrar uno de estos puntos de venta.

José Manuel Rego Rodríguez (Porto do Son, 1978) regenta el quiosco Etnias, uno de los pocos que quedan abiertos. Ubicado en pleno puerto de Portosín, el negocio acaba de cumplir dos años desde su apertura, el 23 de noviembre de 2019.

Cuenta su dueño que accedió a él de casualidad. “Este quiosco pertenece al Ayuntamiento, es una cesión. Un día vinimos unos amigos y yo a tomar un café a Portosín y lo vi cerrado. Yo acababa de llegar de Vigo, donde trabajaba en un estudio de tatuajes, y tampoco tenía muchos planes; pregunté en el Ayuntamiento y al final me lo quedé”, explica.

Desde entonces, los 365 días del año, este sonense abre las puertas de su quiosco. “Solo cierro el lunes por la tarde para descansar, que al final tampoco descanso porque todo lo que no puedes hacer durante la semana lo dejas para ese día”.

Vendedor a pie de calle, conoce el nombre y lo que compran sus clientes. José Manuel Rego reconoce que el trato “con el tiempo se hace familiar. Acabas sabiéndole el nombre, de quién son hijos... Y al ser un sitio pequeño todavía más”.

Respecto a la facturación, el sonense destaca que la venta de publicaciones representa en torno al 25 por ciento de los ingresos. Aún así, por las mañanas “lo que más se suele vender es prensa y también alguna revista”, pero no a menores de 25 años que, según apunta, “no tiran ni por una cosa ni por otra”.

En este sentido, Rego cree que esas edades “están más implicadas en las nuevas tecnologías. Hoy en día ya no solo se lee en papel; es lo tradicional de toda la vida y lo que la mayoría de la gente demanda, pero la mayoría de los mayores. Los demás, si leen prensa, ya tienen los teléfonos móviles, las tablets y los ordenadores. Es otra historia”, afirma el protagonista de estas líneas al tiempo que señala que “a mí me gusta mucho leer y quiero pasar hojas”.

Por este motivo, estos puestos se han diversificado y en la actualidad subsisten de otra forma. Así, los complementos, los souvenirs o la alimentación han comido terreno a las publicaciones, amoldándose a los nuevos tiempos.

El sonense indica que “el quiosco lo que te deja vender básicamente es chuchería y papelería” y detalla que, en su caso, para ofrecer a su clientela artesanía -piezas que él mismo elabora- “tengo un epígrafe aparte y tienes que declararla al 21 %... y la hunden un poco. Es difícil, y más en los momentos en los que estamos; pero yo lo sigo intentando”.

También recuerda que abrió el negocio meses antes de la pandemia y que cuando la situación sanitaria mundial se complicó y se decretó el estado de alarma por el coronavirus se preguntó: “¿para qué abrí?”.

Sin embargo, pese a la situación excepcional no se ordenó el cierre de este comercio minorista al considerarse los periódicos productos de primera necesidad. “No tuve ayudas por la pandemia y eso se notó. Vendí más prensa los dos primeros meses que abrí que no los dos primeros de la pandemia”, aclaró.

José Manuel asegura que para estar al frente de un quiosco “te tiene que gustar” y que “mientras que la gente de 40 para arriba que tiene que tener el papel en la mano para leer siga comprando, el futuro lo veo bien. El problema van a ser las nuevas tecnologías que, evidentemente, tiran para atrás mucho todo esto”.

El quiosco forma parte del paisaje y es, sin duda, una pieza clave de un ecosistema informativo que ha mutado; pero ahí continúa echando horas y con todas las ganas el quiosquero. Han tenido que reinventarse para adaptarse a los cambios y a lo que los clientes demandan, sobre todo, para intentar sobrevivir.