Pepe Casal, director de los Campus Antonio Díaz Miguel y Peleteiro, entiende que las dudas sobre el protocolo y el miedo latente fueron claves a la hora de decidir la cancelación de dos de los citas decanas del básquet español TEXTO C. Guillén/M. Á. Moreno

“A veces es más importante una buena defensa que el ataque”

Baloncesto
Cristina Guillén
El jugador del Obradoiro David Navarro junto a Pepe Casal y jugadoras del Campus Peleteiro. Foto: Peleteiro

“Nos vamos a aplicar a una frase de Antonio y asumir que a veces es más importante una buena defensa que el ataque”. Así argumenta Pepe Casal, director del Campus Antonio Díaz Miguel que se celebra cada verano en Mondariz y del Campus Peleteiro de Santiago la renuncia este año a la organización de los de los Campus decanos del baloncesto español. Con 26 y 27 años de vida, respectivamente, estas dos iniciativas reunían a más de 500 niños entre los meses de junio y julio, pero las dudas sobre los protocolos de actuación en el caso de los deportes de contacto y el miedo aún latente a cualquier tipo re rebrote han obligado a colgar el cartel de cerrado por covid hasta el próximo verano.

“Le dimos mucha vueltas. Yo lo tenia muy estudiado porque mi idea inicial era testar a todos los chicos y chicas antes de acceder al Campus y eso al final no fue posible. Es evidente, en un campus sobre todo como el de Díaz Miguel que cuenta con un nivel técnico de jugadores y entrenadores muy alto, de mucha exigencia, donde se entrena fuerte y duro, que es raro el día en el que no haya algún chaval con unas décimas de fiebre, con una gastroenteritis o una diarrea. Es habitual y si ahora se produjese nos habría ocasionado una situación dantesta en el aspecto de aislamientos, alarmas por parte de los padres... así que estuvimos pensando en los pros y en los contras y decidimos, con gran dolor de corazón porque sé que para todos es una faena y teníamos una lista de espera muy grande, dejarlo para el 10 de julio del año que viene”, reflexiona Pepe Casal.

No son el único caso. Los Campus deportivos son uno de los ingredientes esenciales del verano de muchos niños, niñas y familias que encuentran en ellos un entorno seguro para que sus hijos puedan practicar su deporte favorito y facilitar la conciliación laboral, pero si ya se vivió la pandemia entre dudas, un 50 % de los que se realizan en toda España han optado finalmente por no seguir adelante y los que continuarán lo harán centrados en los protocolos sanitarios.

Estas citas pertenecen a un sector, el de los campamentos, en el que participan más de 4 millones de niños y niñas cada año, que genera 200.000 empleos directos y agrupa a más de 37.800 empresas con una facturación anual agregada de más de 8.600 millones de euros, según datos del Colectivo de Campamentos de Verano, que agrupa a empresas, asociaciones e instalaciones.

“La población española ha estado más de dos meses confinada, los niños necesitan hacer deporte, hacer campamentos”, considera Joaquín Sagués, consejero delegado de la empresa Campus and Sports Events, que organiza las actividades veraniegas de la Fundación Real Madrid y la Real Federación Española de Gimnasia.

“Creemos que es un servicio muy necesario para las familias, llevamos mucho tiempo con un nivel muy bajo de socialización y de actividad física. Además del problema al que se enfrentan muchas familias que deben incorporarse a sus trabajos de forma presencial y precisan un sitio de confianza para llevar a sus hijos”, añade el director de los campus del Movistar Estudiantes, Pablo Borrás.

Ni Gasol ni Calderón. El ejemplo del Campus Díaz Miguel y Peleteiro no es el único. Entre los que no se harán están algunos tan ilustres también como el que el doble campeón de la NBA Pau Gasol organiza desde hace catorce años en Barcelona y sus alrededores. Esta edición, la decimoquinta, será virtual, con clases a través de videoconferencia, pero sin parqué. Tampoco tendrá lugar el Campus que otro exNBA, el base extremeño José Manuel Calderón, organizaba cada año en Badajoz.

“Yo creo que ha habido un efecto cascada en el sector, en cuanto se comunicó la primera cancelación muchas otras empresas que tenían dudas también optaron por cancelar sus actividades”, apunta Pablo Borrás, del Movistar Estudiantes, que anunció hace dos semanas que mantenía sus actividades de verano. Otros, como los campus de la revista Gigantes del Basket, han tomado una vía intermedia, cancelar algunas sedes y mantener nueve de ellas.

Un decreto y varias normativas. La pandemia también se ha llevado por delante campus de fútbol, como los de la Real Federación Española de Fútbol en su sede de Las Rozas (Madrid), el Campus Vicente del Bosque en Madrid y Salamanca (mantiene el de Mallorca) o los del Fútbol Club Barcelona en la Ciudad Condal, aunque sí mantiene algunos de sus campus internacionales. Otros, como el Atlético de Madrid, han dejado sus actividades en compás de espera antes de tomar una decisión.

Los organizadores están “muy dañados” desde el confinamiento que afectó a las actividades de Semana Santa y de los puentes de primavera, según explica José Manuel Fernández, portavoz del Colectivo de Campamentos, que asegura que hay “desasosiego” entre las empresas por la falta de una legislación clara y unificada. La primera noticia que recibió el sector llegó con la orden SND/458/2020 del Ministerio de Sanidad, recogida por el Boletín Oficial del Estado (BOE) del 30 de mayo, en cuyo capítulo XII se autorizaban las “actividades de tiempo libre destinadas a la población infantil y juvenil”.

En este primer texto se recogían algunas condiciones: 50 % de la capacidad máxima en actividades al aire libre y un máximo de 200 personas, un tercio en espacios cerrados y máximo de 80 participantes, y dentro de ellas actividades en grupos de diez personas, siempre incluyendo monitores.

Aunque la norma “tranquilizó muchísimo” a algunos organizadores, como asegura Sagués, otros le achacan su falta de concreción, ya que no especifica protocolos ni medidas más allá de los aforos, y que deja toda la responsabilidad a las comunidades autónomas, las cuales no todas se han pronunciado. Solo Cataluña, Valencia, Madrid, Castilla y León y Baleares han publicado algún tipo de regulación. Aragón, por su parte, ha suspendido todos los que incluyen pernocta. “No se ha legislado de forma clara ni unificada y eso ha generado desconcierto ante un problema real, que es que niños y padres necesitan campamentos”, valora Fernández.