El pívot del Monbus Obradoiro se enfrenta el domingo al Barça, donde militan tres entrenadores que lo han dirigido // Apunta que Jasikevicius es “muy estricto” con los detalles y ya vivió un tiempo muerto como el de hace diez días TEXTO Óscar de la Fuente

Birutis, contra su pasado

Liga Endesa
Óscar de la Fuente
INSTRUCCIONES Laurynas Birutis escucha las indicaciones de Jasikevicius, en el Zalgiris. Foto: Alfred Pliadis/15min

Si en verano podía ser desconocido para la mayoría del público, su estatus de MVP de septiembre lo ubicó bajo los focos y cada semana es uno de los elementos centrales en el scouting del Monbus Obradoiro para el rival. Pero si en la Liga Endesa hay un cuerpo técnico que conoce a la perfección a Laurynas Birutis, ese es el del Barcelona. Tres de sus integrantes han dirigido al pívot lituano, que se reencuentra con ellos este domingo en Sar (20.00 horas).

Sarunas Jasikevicius es el entrenador azulgrana desde el verano, cuando llegó procedente del Zalgiris Kaunas acompañado por sus ayudantes Darius Maskoliunas y Tomas Masiulis. Ese staff dirigió a Birutis en el club báltico, en la temporada 2018/19, pero el poste obradoirista también ha estado a las órdenes de los dos últimos como técnicos principales. Maskoliunas es el actual seleccionador de Lituania, por lo que ambos se reencontraron en la ventana FIBA de hace dos semanas, y Masiulis fue su entrenador tanto en el filial del Zalgiris como en el combinado sub-20 de su país.

“Me conocen pero ellos no juegan, no están en la pista. Todos hacemos scouting y conocemos a todos los rivales y sus puntos fuertes, así que será lo mismo”, afirma a EL CORREO el tímido pívot del Monbus Obradoiro, que no ve un hándicap medirse el domingo con un cuerpo técnico que lo controla tan bien. Asegura que su relación con sus tres compatriotas es normal, pero que no intercambia mensajes con ellos habitualmente, aunque sí pudo charlar brevemente con Maskoliunas en la última concentración de su selección. “Hablamos sobre cómo me iba en España y un poco de todo. No mucho porque fueron unos días, teníamos que centrarnos en los entrenamientos y en los partidos”, admite.

Ellos no jugarán, pero Biru sí tendrá que pelearse en la pintura, entre otros, con Brandon Davies, su excompañero en el Zalgiris durante una temporada que supuso un máster de aprendizaje. Tras militar en el filial del conjunto báltico de 2014 a 2017, encadenó sendas cesiones al KK Prienai y al KK Siauliai, donde se erigió en MVP de la liga lituana. Fue llamado de vuelta a Kaunas en 2018, con poca participación en Euroliga (2,7 puntos en los siete minutos que promedió en 17 partidos) y algo más de presencia en el campeonato doméstico (7,1 tantos y 3,3 rebotes en 15 minutos de media).

“Tuve unos cuantos minutos en la Euroliga así que fue una gran experiencia jugar contra los mejores de Europa. Me ayudó mucho a ver que cada posesión es importante. Como ahora en la ACB, no sabes si cada canasta puede ser clave, porque a lo mejor pierdes por dos puntos y te paras a pensar en un error que te podría haber dado la victoria”, reconoce Birutis, que en febrero de 2019 pasó por el quirófano y repitió préstamo al Prienai el verano siguiente. “Me lesioné durante la temporada del Zalgiris, no podía entrenar al cien por cien y jugar, así que me operé y estuve un tiempo fuera. Después de eso quería recuperarme y tener más minutos, así que busqué ir a un equipo en el que pudiera jugar más para coger ritmo”, explica.

UNA IMAGEN CONOCIDA. La imagen dio la vuelta a Europa hace diez días. El Barça perdía en el Palau contra el Valencia (90-100 al final) y Sarunas Jasikevicius pidió tiempo muerto, se quedó en una esquina en silencio y ni dirigió la mirada a sus jugadores. A Birutis no le sorprendió. “Ya nos pasó en el Zalgiris, hizo algo similar”, señala con una sonrisa. Preguntado por lo que aprendió de él, casi opta por evadirse: “Siempre aprendes de todos los entrenadores. Es muy estricto con todos los detalles, siempre quiere encontrar el mejor tiro posible y no hacer malos lanzamientos. Presta atención a todo, a cada centímetro de la cancha, dónde pones un bloqueo... Todo”. ¿Se asemeja en eso a Moncho Fernández? “Sí, Moncho también presta atención a los detalles, pero aquí el estilo de juego es muy diferente”, responde.

Saras y Moncho son distintos, pero en ocasiones pueden competir en vehemencia. “Son personas de sangre caliente. No es que se vuelvan locos, pero se enfadan con los errores tontos. Es normal porque quieren que el equipo mejore, que juegue bien, que no haga regalos a los rivales... Como todos los entrenadores”, asume el pívot de 23 años, que podrá saludar a muchos viejos conocidos el domingo en el Fontes do Sar.