|| La otra jugada ||

Con el cuchillo entre los dientes

La Otra Jugada
Víctor Tobío
El piloto neerlandés de Fórmula 1 Max Verstappen en el Gran Premio de Abu Dabi. Foto: Pool

LA EMOCIÓN está servida en la última prueba del Mundial de Fórmula 1. Si lo que perseguía la Federación Internacional de Automovilismo era acabar con el aburrimiento reinante a lo largo de los últimos años en los que los Mercedes se mostraron intratables, a fe que lo han conseguido aunque dejándose jirones de credibilidad por el camino.

Hoy en el circuito Yas Marina de los Emiratos Árabes dos pilotos, Max Verstappen y Lewis Hamilton, se lo jugarán todo a una carta pues mayor igualdad es imposible. Los dos llegan con los mismos puntos (369,5) pero con una ligera ventaja para el primero que en caso de que ninguno consiga sumar puntos, se haría con el título porque tiene una victoria más que el segundo (9 por 8) en el presente campeonato.

Sin embargo, todo apunta a que tanto el neerlandés como el británico van a poner toda la carne en el asador para llegar al final y sumar un título que hacía mucho tiempo no se veía tan disputado, lo que es bueno para el mundo del motor y especialmente para la organización que no sabía cómo acabar con el monopolio impuesto por la marca alemana que de la mano de Hamilton obtuvo los últimos cuatro títulos que le llevan a ostentar un palmarés inigualable con siete entorchados desde que en 2008 sumara el primero a los mandos de un McLaren en dura pugna con su compañero de equipo Fernando Alonso.

Pero la carrera de hoy llega envuelta en la polémica, especialmente por lo ocurrido el pasado domingo en el circuito de Arabia Saudí donde Verstappen intentó jugársela a su rival que a punto estuvo de provocar un accidente de impredecibles consecuencias cuando se le ordenó que debía dejar pasar al británico y frenó de forma brusca cuando el de Mercedes iba prácticamente pegado a su cola.

Esta maniobra, criticada por casi todos los entendidos, provocó que los comisarios sancionaran a Max con cinco segundos de penalización que posteriormente serían aumentados a diez pero que, en la práctica, no influyeron en el resultado final pues ambos mantuvieron las posiciones. De todos modos es bueno que los comisarios se hiciesen oír después de las críticas recibidas en los últimos grandes premios, en las que se les ha acusado de cierta dejadez a la hora de sancionar maniobras que ponían en serio peligro a los pilotos.

Campo de batalla. Más que nada porque de cara a esta carrera de hoy se pretende evitar que se convierta en un campo de batalla entre británico y neerlandés. Todos saben que ambos van a ir con el cuchillo entre los dientes y quizá el que más sea el propio Verstappen que tiene más que perder. De lograr el título, se presentaría ante el mundo como el que acabó con la tiranía de una marca (Mercedes) y de un piloto (Hamilton) que ha manejado con puño de hierro el Mundial en los últimos años. En contra de Max juega su falta de experiencia y el que dispone de un coche con un motor con peores prestaciones que el de su rival.

Por su parte, Hamilton sabe que dispone de la experiencia y un coche rápido y fiable -cuenta con el récord del circuito conseguido hace un par de años-, aunque cabe recordar que el pasado año aquí ganó su rival que también consiguió la pole.

Pero era una carrera en la que ambos ya no se jugaban nada de ahí que las circunstancias ahora sean muy diferentes y puede que todo venga determinado por la calificación donde sus compañeros de equipo podrían también jugar un papel relevante pues tanto Bottas (Mercedes) como Pérez (Red Bull) pondrán su experiencia y conocimientos a disposición de sus respectivos jefes de filas.

Hay quien ya se ha apresurado a ver en esta última prueba del Mundial de F-1 lo ocurrido en su día con la rivalidad entre Prost y Senna, lo que hizo correr ríos de tinta. Y ahora mismo, visto lo visto estas últimas semanas y especialmente el pasado domingo, nadie se atreve a descartar nada, incluido un abandono de ambos, lo que sería el peor remache para un campeonato que después de años de aburrimiento ha conseguido ganar para la causa a muchos aficionados que le habían dado la espaldas y sobre todo pensando en el próximo año en el que el nuevo reglamento, en teoría, hará que las prestaciones de los coches se igualen y tenga más peso el pilotaje, lo que en estas últimas temporadas no siempre ha sido así.

En todo caso, acabe como acabe hoy el Mundial, no cabe la menor duda de que el seguimiento por parte de los aficionados está asegurado, lo cual es el mayor elogio que se puede hacer. Y ahora solo falta desear que reine la deportividad y, por supuesto, que gane el mejor.