|| La otra jugada ||

El fútbol evoluciona pero las reglas no

Firmas
Víctor Tobío
Los jugadores del Sevilla celebrando su segundo gol frente al Elche este viernes. Foto: S.E.

EL FÚTBOL, como casi todo en la vida, ha evolucionado mucho en los últimos años, especialmente en lo que llevamos de siglo. Ver un partido de los de hace treinta o cuarenta años, ya no digamos más atrás en el tiempo, no tiene nada que ver con lo que se ve hoy tanto a nivel técnico como táctico y, sobre todo, de rapidez, lo que contrasta con el inmovilismo de sus dirigentes que apenas han evolucionado en lo que a las reglas del juego se refiere. En este aspecto solo cabe destacar recientemente, forzados por la pandemia, el hecho de permitir que se realicen cinco cambios en lugar de los tres autorizados anteriormente.

En un trabajo del fisioterapeuta deportivo Iván Vivo publicado en un blog y en el que aporta datos interesantísimos que deberían hacer reflexionar a los organismos que controlan tanto a nivel nacional como internacional el fútbol, se destacaba ya en 2014, según un estudio de Barnes y Cols, hacia donde se dirigía el fútbol. Así, comparando datos de la Premier League desde la temporada 2006/07 hasta la 2012/13, encontraron que el fútbol evolucionaba hacia un deporte a mucha mayor velocidad, con un 30 % más de distancia recorrida a alta velocidad, un 35 % más de distancia recorrida al esprín y un 80 % de esprines.

Este trabajo sirvió de referencia a otro publicado por el español Eduardo Pons a principios del pasado año en el que analizaba distancia y velocidad en la Primera y la Segunda División española entre las temporadas 2015/16 y 2018/19 y otro publicado en abril de ese mismo año a cargo de Ibai Errekogarri, donde también se tenían en cuenta diferentes variables técnico-tácticas de la Primera División entre las campañas 2011/12 y 2018/19.

Ambos analistas llegaron a la misma conclusión que el realizado en la Premier y es que ahora también en LaLiga se esprinta más veces y se corre mayor distancia a más alta velocidad, lo que implica que se hagan menos kilómetros por partido. Eso sí, ahora se dispara menos a puerta y también se realizaron menos centros lo que tiene una explicación y es que todos los equipos cuidan mucho más su parcela defensiva.

Consecuencias. ¿En qué ha influido esta evolución en el desarrollo del juego? Pues, según los expertos, en que se ha ido a buscar una tipología de jugador cercano al atleta que atesore, eso sí, también técnica y que tácticamente se amolde a las exigencias de cada conjunto. En este apartado se puede explicar el dominio ejercido por los equipos de la Premier en el fútbol europeo estos últimos años y que está siendo copiado en otras ligas para intentar acabar con su hegemonía.

Pero si el fútbol en sí ha evolucionado, las reglas por las que se rige apenas lo han hecho y es ahí en donde los actores, esto es, jugadores, técnicos y fisios, piden que se tomen las medidas oportunas para introducir cambios que redunden en un mejor espectáculo.

Así, lejos de cargar aún más un ya de por sí sobrecargado calendario, como pretende la FIFA imponiendo la celebración de un Mundial cada dos años, habría que buscar aquellos cambios que hagan más atractivo el fútbol, pues con la tipología del futbolista que se lleva hoy en día, hay muchos partido que son auténticos peñazos en los que apenas se dan situaciones de gol, ocupados como están los veintidós protagonistas en minimizar las virtudes del contrario en vez de potenciar las propias.

Tiempo añadido. Uno de los puntos de fricción que se están intentando corregir es el del tiempo añadido. En este sentido el criterio arbitral es frecuentemente criticado y solo hay una fórmula para acabar con ello y es disputar partidos con dos tiempos de 30 minutos cada uno pero de juego real. Esto es, parar el cronómetro cada vez que se detiene el juego, como ocurre, por ejemplo, en el fútbol sala. Con ello se acabaría con la picaresca, el engaño y la trampa en que incurren con frecuencia los equipos que van por delante en el marcador.

Otra regla que no debería tardar en aplicarse es la de la exclusión temporal como ocurre en el hockey. Hay situaciones en las que una tarjeta amarilla parece quedarse corta y, sin embargo, una roja se ve como demasiado castigo, por lo que una suspensión de 5 o 10 minutos podría ser la solución para que el infractor reflexionase y no siguiese por el mismo camino al ver que su acción ha dejado en inferioridad a sus compañeros.

Y ya por último, que las nuevas tecnologías aplicadas al fútbol funcionen mucho mejor y con una mayor rapidez con que la que lo hace actualmente el VAR. En este apartado la FIFA quiere tener preparada la herramienta de los llamados fuera de juego automáticos para el Mundial de Catar, que consiste en una tecnología de detección de extremidades en tiempo real y que detectará, automáticamente, cuando un futbolista esté en posición de fuera de juego. Así, nunca es tarde si la dicha es buena.