El Obra, a solo un paso de una campaña ‘excepcional’

Liga Endesa
Óscar de la Fuente
FIESTA La plantilla, celebrando una victoria en Sar. Foto: acbPhoto/X. Cortizo

El martes concluyó la temporada más extraña para la Liga Endesa y también para el Monbus Obradoiro. Para un club acostumbrado a hacer de la comunión con la grada una de sus fortalezas y de sus señas de identidad, decirse “hasta la próxima” a distancia resulta tan frustrante como quedarse a un solo paso, o un pase, de firmar una campaña excepcional, la etiqueta que la ACB dedicó a la Fase Final que se celebró con gran éxito en Valencia.

El pase remite a un encuentro que permanece en la retina del obradoirismo, el que el conjunto de Moncho Fernández dejó escapar en el feudo del Herbalife Gran Canaria el 15 de diciembre. Con tres puntos de renta y quince segundos en el reloj, Maxime de Zeeuw agarró el balón e intentó un envío innecesario que acabó en manos del rival... y en un triple en contra. El Obra claudicó después de dos prórrogas (102-100).

Es un ejemplo de la finísima distancia entre ganar y perder, entre disputar la Fase Final o despedirse desde el sofá. Entraron los doce primeros clasificados en el momento de la suspensión por la pandemia de coronavirus, a mediados de marzo, y el cuadro santiagués ocupaba la decimocuarta plaza... con el mismo balance que el Joventut, que sí se clasificó como duodécimo. Las nueve victorias y catorce derrotas en 23 jornadas no resultaron suficientes por el averaje general. Otro y si...: a la Penya le tocaba visitar Sar en el fin de semana en que el Gobierno decretó el estado de alarma.

El noveno ejercicio seguido en la Liga Endesa fue como una montaña rusa, porque sí se resolvieron a favor del Obra las dos prórrogas que superó ante el Bilbao (98-96), o el tiempo extra que se apuntó en Murcia (90-95). También se recordará la canasta ganadora de Chris Czerapowicz contra el Andorra (75-73), o el palmeo de Mike Daum ante el Fuenlabrada (78-77). Sí, al Obra le faltó un paso para luchar por el título en La Fonteta, pero en varias ocasiones supo salir indemne de su travesía por el alambre.

Se aventuraba un curso condicionado por un inicio de calendario terrorífico. El Obra lo notó, pues sumó dos victorias en las primeras ocho jornadas, pero enseguida enderezó el rumbo. La trayectoria resultó algo irregular, pero en cuanto avanzó la temporada siempre se ubicó más cerca de las eliminatorias por el título que del descenso.

Y de la plantilla 2019/20 sobresale un nombre: Dejan Kravic. Sus números hablan por sí solos (13,2 puntos; 6,4 rebotes; 15,9 de valoración), pero tardará en superarse su actuación de Valencia, donde firmó algo que nadie lograba desde Arvydas Sabonis 25 años antes: 21 puntos, 15 rebotes, 4 asistencias y 3 tapones (valoración de 38). Le faltó ganar.

Ahora, al obradoirismo le toca seguir aguardando para volver a Sar, sea cuando sea. Es la espera más larga, pero con una recompensa dulce: cumplir medio siglo de vida disputando una competición excepcional por décima edición consecutiva.