|| La otra jugada ||

El VAR siembra la polémica

Víctor Tobío
Pablo Laso. Foto: ECG

“ESTIMADO LUIS, estimado presidente de la RFEF; por segunda vez, y te lo pido por favor, arregla el tema del VAR. Este año todos nos hacíamos ilusiones de que el fútbol volvía a ser fútbol. Que la intervención de la tecnología lo sería sólo para los casos, como se ha pregonado, en los cuales ayudara a no cometer errores flagrantes. Pues hoy, Luis, hemos vuelto a las andadas. Y se ha hecho con el Cádiz Club de Fútbol otra vez.

Te dije el año pasado, y te repito este, que no quiero puntos que no me correspondan. Solo quiero que se respete a una entidad centenaria donde su humilde y orgullosísima afición y sus técnicos y jugadores, se merecen un respeto que en estos momentos creemos que no se produce por parte de la RFEF....”

Así, en estos términos, hace poco más de un mes, se dirigió el presidente cadista a su homólogo de la Federación Española tras el partido que enfrentó al equipo andaluz con el Mallorca y en el que le señalaron dos penalties en contra. No es el único dirigente, al contrario, que lo ha hecho. Lo que ha ocurrido en esta ocasión es que la carta la hizo pública el propio dirigente del Cádiz.

Su queja, como la de otros muchos directivos del fútbol español, es por lo que entiende como una mala aplicación del VAR (Video Assistant Referée) que llegó al fútbol hace una media docena de años para quedarse y que en un principio se presentó como la panacea para acabar con los errores arbitrales pero que, visto lo visto, su objetivo está muy lejos de cumplirse.

Casi no hay jornada en la que la aplicación del VAR no sea objeto de polémica. Recientemente en la Copa del Rey se levantó una gran polémica en el partido disputado entre la Real Sociedad y el Betis con un supuesto fuera de juego de Oyarzábal cuya imagen no se correspondía con la jugada. El fallo fue tan grueso que la propia empresa encargada del VAR -Hawk-Eye- tuvo que pedir públicas disculpas y explicar el fallo, algo que no evitaría las sosprechas de aquellos que siempre han sospechado de los arbitrajes. Lo que ocurrió es que la imagen que se mandó de un fuera de juego en un gol anulado no era la correcta.

En la última jornada de Liga el lío se montó en el partido que jugaron Elche y Barcelona y que ganó el cuadro de Xavi con un penalti por manos de un defensor ilicitano que el colegiado no vio y tuvo que ser advertido desde la sala del VAR. Apenas unos minutos después otras manos, en esta oportunidad de un defensor azulgrana, ni el árbitro ni el VAR las tuvieron en cuenta. La polémica estaba servida.

Como quiera que se trata de uno de los grandes trasatlántico del fútbol español, en esta oportunidad, del Barcelona, fue suficiente para que las terminales mediáticas del madridismo montasen en cólera acusando al colegiado y a sus compañeros que atendían a las imágenes, poco menos que de entregados a la causa culé. Esto lamentablemente está montado asi y dado que en otras ocasiones sucede al contrario, siendo beneficiado el Real Madrid, con las terminales azulgranas hablando de campaña centralista para beneficiar a los blancos, pues desde la periferia deberíamos tomar las cosas con la calma que requiere un deporte llamado fútbol y que a fin de cuentas, pasiones al margen, tiene la importancia que tienes y nada más.

Hace un par de años ya el árbitro internacional argentino, Jorge Baliño, salía al paso de la polémica aplicación de esta nueva tecnología, afirmando con claridad que “me parece que los medios tendrán un rol fundamental: educar e informar correctamente en qué situaciones se emplea (el VAR). De esta manera, se evitarán varias discusiones en vano. Creo que la gente comenzará a valorar la herramienta con el paso del tiempo. Aquellos hinchas que actualmente son reticentes a su procedimiento, van a querer que el VAR intervenga en el momento en que se sientan perjudicados”.

Pues bien, dos años después de estas declaraciones la polémica no cesa y puede que el problema no sea la aplicación en sí de esta nueva herramiento, sino de quienes la manejan. No es la primera vez que gente del fútbol pide que al frente de la sala VAR no estén colegiados en activo, pues los que hoy juzgan a sus compañeros mañana serán juzgados por ellos. Lo ideal sería que los responsables de visionar las jugadas polémicas fuesen ex colegiados ya que de ese modo no estarían condicionados a la hora de corregir al trencilla de turno.

Y otra posibilidad sería la de limitar el uso del VAR a un par o a lo sumo tres situaciones que no generarían debate, como sería el comprobar si un balón ha traspasado la línea de gol; si una falta ha sido cometida fuera o dentro del área; y aclarar si un gol ha venido o no precedido de un fuera de juego. Aunque, siendo sinceros, quizá ni con estas algunos se darían por satisfechos.