|| La otra jugada ||

La Euroliga puede tener los días contados

La Otra Jugada
Víctor Tobío
Cory Higgins lanzando a canasta ante Kameron Taylor, del Maccabi Tel Aviv. Foto: A. Sultan

SI LAS AGUAS en el fútbol internacional con la, de momento, fracasada puesta en marcha de la Superliga, bajan revueltas, otro tanto se puede decir de la Euroliga de baloncesto, competición que echó a andar a principios de este siglo al margen de la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA) pero que ahora mismo está atravesando su peor crisis con dos bandos claramente enfrentados entre los trece quipos propietarios de la competición.

Hace menos de quince días tuvieron lugar en la Ciudad Condal sendas reuniones en las que se debatieron temas de vital importancia para la Euroliga, tomando parte en la primera de ellas los representantes de los clubes además de los directivos de la Euroliga con su CEO Jordi Bertomeu a la cabeza. Sin embargo, en la segunda de las reuniones, como se encargaron de recoger los periodistas que la siguieron, solo asistieron los representantes de los clubes y según trascendió, el director ejecutivo tendría los días contados pues no cuenta con la confianza de buena parte de las entidades encabezadas por Maccabi de Tel Aviv, Panathinaikos y Olympiacos, mientras que los tres equipos españoles -Real Madrid, Barcelona y Baskonia- junto con el Fenerbahce sí le apoyan.

Los clubes discrepantes argumentan para pedir el cese de Bertomeu la incapacidad de la Euroliga para generar recursos que palíen la crisis que arrastran desde hace unos años y que se incrementó con la pandemia a lo que hay que añadir que no comprenden cómo la FIBA reparte premios mayores entre aquellos clubes que sí toman parte en sus competiciones. Hay que recordar que además de la Euroliga, en la que participan los 18 mejores equipos del Viejo Continente, también organiza la Eurocup, en la que están inscritos otros 24 clubes.

Todo este malestar se ha traducido en la indisimulada intención de más de un equipo en volver a la órbita de la FIBA, lo que no les va a resultar fácil por cuanto en su día los 13 clubes firmaron un contrato que les obligaba con la Euroliga hasta el 2026, cuando vence el acuerdo con IMG, y que contempla una sanción de 10 millones de euros para el equipo que decida abandonar la competición.

Duras críticas. Ahora mismo, salvo la certeza de que Jordi Bertomeu abandonará el cargo, tras 22 años, el próximo verano, nadie sabe muy bien cómo acabará este crisis que lleva latente desde hace tiempo. Pero, por si acaso, alguno ya ha puesto las barbas a remojo. A saber, el presidente del Panathinaikos, un hombre excesivo en todo, se ha despachado tiempo atrás con unas declaraciones en las que no dejó títere con cabeza, especialmente en la persona del CEO, afirmando que “alguno de nosotros siempre hemos visto a través de tú máscara. Ahora hasta los ciegos lo ven. La gente del baloncesto y yo personalmente queremos saber porqué han echado a Jordi. ¿Alguien me va a devolver los tres millones que he pagado en multas? ¿Alguien me va a devolver todo el tiempo que han difamado mi nombre? ¿Alguien me va a devolver parte de los 50 millones que he puesto en los últimos años y que han ido a la basura porque Bertomeu ha puesto a sus mercenarios para venir a OAKA y joder al Panathinaikos? ¿Alguien me va a pedir perdón? La gente del baloncesto y yo personalmente queremos saber por qué han echado a Jordi. ¿Tiene que ver con todo el dinero que se ha llevado de la liga? Queremos saber. Puta Bertomeu”. Sobran las palabras.

Y por si esto fuese poco, el presidente del sindicato de jugadores de baloncesto español, Alfonso Reyes, aprovechando la reciente resolución del gobierno de Pedro Sánchez oponiéndose a la puesta en marcha de la Superliga, porque según la Abogacía del Estado “las competiciones internacionales no se pueden organizar al margen de las instituciones que gobiernan el fútbol”, ha salido al paso planteando el mismo argumento respecto a la Euroliga.

Sin embargo, no deberíamos olvidar que, problemas al margen, ahora mismo esta competición es, con diferencia, la mejor tras la NBA y convendría que por parte de los dirigentes de los 13 clubes implicados, se sentasen a hablar para solventar las diferencias que les separan pues no parece que la solución inmediata sea volver al paraguas de la FIBA recordando que en su día se fueron porque la Federación Internacional hacía y deshacía a su antojo sin contar para nada con los clubes.

El papel de la NBA. Aunque detrás de todo esto esté la mano, quien lo iba a decir, de la NBA que lleva un tiempo negociando con la FIBA para crear la Conferencia Europea que vendría a ser algo así como una quinta competición controlada por los norteamericanos y con la que se intenta acabar con la Euroliga para alegría de la Federación Internacional que está dispuesta a ceder en todo lo que haga falta para que esta idea acabe dando sus frutos. Y es que ya nada va a ser como antes.