|| La otra jugada ||

Lo ha vuelto a hacer

Firmas
Víctor Tobío
Alberto Puig con Marc Márquez tas ganar el Gran Premio de Alemania. Foto: Repsol Media

NO FUE el día 20 un domingo como otro cualquiera. Al menos para los aficionados españoles al deporte en general y a las motos y al golf, en particular. Fue uno de esos días que quedan señalados para siempre en el calendario por las gestas protagonizadas por dos HOMBRES (con mayúsculas) que llevan camino de convertirse en leyendas si es que ya no lo son, con el mérito añadido de que ambos, cada uno de forma bien distinta, han llegado al éxito tras superar serias dificultades.

Al vasco Jon Rahm (su apellido proviene de un antepasado de origen suizo) el mundo se le vino encima hace tres semanas cuando marchaba al frente del Torneo Memorial y en la tercera jornada se vio obligado a abandonar al dar positivo por COVD-19. Aún tenemos reflejadas en la retina las imágenes del golfista desesperado cuando le comunicaban la noticia.

Pues bien, apenas quince días después, se imponía en el US Open tras un final apretado con el sudafricano Louis Oosthuizen, convirtiéndose en el primer español en ganar este torneo y el cuarto en inscribir su nombre en un Major tras Severiano Ballesteros, José María Olazábal y Sergio García.

Además, y por añadidura, la victoria le aupó al primer lugar de la clasificación del golf mundial, embolsándose un premio de 2.250.000 dólares.

Pero si el triunfo de Jon ha tenido mérito, no le fue a la zaga el de Marc Márquez en su circuito fetiche, concretamente en Sachsenring donde en los últimos once años ha triunfado de forma consecutiva el piloto de Cervera.

En circunstancias normales este triunfo del catalán no llamaría excesivamente la atención si no fuera por las vicisitudes por las que ha tenido que pasar desde que a principios del pasado año sufriera una grave caída que le obligó a ser operado hasta en tres ocasiones y, lo que es peor, poniendo en serio peligro su futuro en el motociclismo.

Cuando este año, tras renunciar a las primeras carreras y luego, cuando volvió, lo hizo marcando tiempos alejados de lo que se esperaba de él, fueron muchos los que dudaron de que estuviera en condiciones de reverdecer viejos laureles. Es más, algún espabilado prácticamente lo dio por medio retirado.

Cierto, estaba muy lejos del piloto que los últimos años hacía con sus rivales lo que le daba la real gana, mostrando una superioridad casi insultante. Puede que este recuerdo llevase a más de uno a pensar que sus mejores años ya habían pasado. Craso error.

¿Qué puede llevar a un hombre, en este caso a un deportista que lo ha ganado prácticamente todo, a seguir intentándolo viendo que su físico no responde? Puede que la respuesta esté en las lágrimas que el propio Marc derramó cuando llegó y se abrazó con los suyos. En esas lágrimas y abrazos de él y todos los suyos, estaban reflejadas las horas de hospital, de gimnasio, de frustración, de rabia contenida a lo largo de 581 días que fueron los que tardó en repetir victoria en MotoGP.

A partir de ahora. En el circuito alemán había demostrado en los entrenamientos que era un hombre a tener en cuenta, a pesar de que él mismo se descartó para la victoria. Puede que fuese una manera de no meterse presión, porque a pesar de salir en quinta posición, apenas unas curvas después ya marchaba en cabeza obligando a sus rivales a redoblar esfuerzos, a pesar de lo cual, el de Cerveza logró, a mitad de carrera, poner tierra de por medio, regulando al final para no cometer errores que le llevasen a protagonizar una nueva caída.

Y ahora, tras su exhibición en Alemania, más de uno de los que se mostraban escépticos respecto a su futuro inmediato, ya ha apuntado la posibilidad de que en las próximas carreras vuelva a estar con los de cabeza. Ese es el deseo de todos los aficionados españoles pero, siendo realistas, quizás convendría pensar fríamente y no pedirle más de lo que puede dar.

En Sachsenring ganó porque es un circuito que se le da a las mil maravillas y al que su Honda se adapta perfectamente, pero no siempre va a ser así, por lo que hay que ser prudentes y dejar que el propio Marc vaya ganando confianza, pensando en un futuro a medio plazo, esto es, pensando en ir ganando fuerza en su brazo y haciéndose con una moto que no es la misma de hace dos años.

Si los resultados acompañan, perfecto y, si no, pues intentar hacer algún podio y ganar alguna prueba con la vista puesta en el próximo año. Ahí será cuando se volverá a ver al auténtico campeón para que siga sumando entorchados.

De su proeza en Alemania hablan bien a las claras las declaraciones realizadas por el actual líder del Mundial de MotoGP, el francés Fabio Quartararo que nada más acabar la carrera reconoció su admiración por lo hecho por Marc señalando que “lleva casi un año fuera de las carreras y hacer lo que ha hecho hoy sabiendo las dificultades de Honda... me quito el sombrero porque realmente es de muy grandes y quiero felicitarle de nuevo”. Sobran las palabras.