AQUELLOS MARAVILLOSOS AROS (132) > 1993. Su palmarés te ciega tras ganar ligas y copas, muchas con el Real Madrid y varias con el Joventut // Suplió a Díaz-Miguel // Tomás Jofresa nos ayuda a retratarle

De mucha inteligencia y modales increíbles

Aquellos Maravillosos Aros
Xabier Sanmartín
Disponible en TiroLibreSCQ, el libro ‘Aquellos Maravillosos Aros’.

De cerca, a Lolo Sainz solo le falta el pan bajo el brazo para ser el vecino más amable de tu barrio. Y lo es pero en la bolsa del súper lleva veinte títulos, sin hacer ruido. Es normal y extraordinario. Hasta hace poco, su jubilación transitaba sin alharacas pero ahora que se alfombra de piropos a Pablo Laso, el foco le alumbra. El alavés ha igualado en 10 temporadas sus 734 partidos como entrenador del Real Madrid durante 14 cursos. Ambos, dan al blanco.

Virgo del 28 de agosto de 1940, Manuel Sainz Márquez nace en Tetuán (Marruecos). A los 18 años ya juega en Primera División, suma nueve años como madridista, siendo internacional. Se casa de blanco en el curso 1959-1960 y dura hasta 1990-1991. Eso es compromiso.

Un día, se quita las zapatillas en una esquina del pabellón y aparece en la otra como entrenador de cantera, luego segundo de Ferrándiz y en 1975, mientras España baila el El Bimbo de Georgie Dann, él se estrena al frente del banquillo merengue.

Encadena 14 añadas en un baloncesto que suma colores y actores, el Madrid pasa de ganar sin bajarse al autobús a sudar tinta a ratos. De sus 14 torneos ligueros blancos, Lolo logra ocho, cae seis veces ante el Barcelona y dos con el Joventut.

Su manual táctico no es la enciclopedia que cargan otros colegas pero monta buenos equipos y logra dirigir bien al grupo sin batir el látigo físico ni el verbal aunque también se encabrone en algún tiempo muerto para reavivar a los suyos.

El Madrid con él, logra títulos sin gran tropiezo hasta que el Barça de Aíto García Reneses dice no y acapara con cuatro ligas seguidas (1987-1990). En medio, llega Petrovic en 1988-1989 para ganar todo pero logra poco. Y pierden mucho.

En el vestuario madridista, las duchas sueltan lava, la atmósfera ardeTras irse la NBA, el reguero del volcán croata colea, humea, daña.

Lolo deja el banco, no el blanco. Viste traje de mánager general y contrata al NBA George Karl pero la muerte de Fernando Martín cierra un 1989 para tirar a un pozo. A los meses, Lolo acepta la llamada de la Penya. Al firmar, ante la inquietud en Badalona por el puesto de base, dice: “Tengo plena confianza en que los hermanos Jofresa cubrirán perfectamente el puesto de base” (El País, 23/VI/1990). En su trienio badalonés, ganan dos ligas (1991, 1992) y sufren un navajazo: Djordjevic (Partizan) les quita de las manos la Copa de Europa de 1992 pero el equipo crecía.

“Lolo es clave para hacer del Joventut un club más grande en los años 90”, explica Tomás Jofresa.

Sabio amable, afable, suple a Díaz-Miguel en la selección, calma la ola del KO en Barcelona 92 y besa la plata del Eurobasket galo de 1999... Hoy, miras la trayectoria de Lolo y darle las gracias parece poco. Es normal. Y es extraordinario.

BADALONA Tomás Jofresa, base internacional del Joventut de Badalona que nos maravilló en los años 90, contesta amable desde Menorca para sumar a este reportaje su visión sobre Lolo Sainz: “Lolo es un personaje muy importante en las vidas de muchos jugadores del Joventut. Forma parte de las decisiones que toma el club en los primeros años 90, siendo clave, junto a otras personas. Hizo de pegamento para unir con coherencia a jugadores ya consolidados como Corny Thompson, Ferrán Martínez o Harold Pressley, con otros más jóvenes que éramos gente de la casa, como Ruf, Morales, Jordi Pardo, Villacampa, mi hermano Rafa, yo mismo... Lolo Sainz es una persona con mucha inteligencia, con unos modales increíbles pero también con mucho carácter en momentos puntuales. Lolo era capaz de imprimir su exigencia igual a los jugadores más experimentados que a los más jóvenes, a quienes otros entrenadores exigían algo menos, y lo hacía tanto en los partidos como en los entrenamientos. Su primer año en el Joventut fue mi primer año de senior, aunque ya venía jugando; en ese año se va Jose Montero y el club valora traer a Costa pero me quedo yo como segundo base. Miquel Nolis fue el entrenador clave en mi etapa de formación y en la senior... lo fue Lolo Sainz. Él logra que el Tomás muy físico sea capaz de entender mejor la capacidad de generar juego. Es de las personas más importantes que ha pasado por mi vida”, concluye Tomás.