|| La otra jugada ||

Mejorar el espectáculo y la competitividad

La Otra Jugada
Víctor Tobío
REFERENTE Stephen Curry (Warriors, derecha), ante Bridges (Phoenix Suns). Foto: NBA

LOS LLAMADOS deportes de masas han estado sometidos, a lo largo de la historia, a cambios de sus reglamentos para mejorar la competitividad y el espectáculo, aunque no siempre sus responsables acertaron, teniendo que dar marcha atrás en más de una ocasión. En España el deporte rey por antonomasia es el fútbol que, en esencia, ha evolucionado bastante poco en lo que a cambios sustanciales de las reglas del juego se refiere lo que ha llevado a que en muchas ocasiones partidos a priori atractivos, resulten auténticos peñazos porque uno o los dos contendientes se empeñan en no jugar.

En los últimos años los propios protagonistas, esto es, entrenadores y jugadores, han elevado sus quejas reclamando cambios importantes en la normativa por la que se rigen y es que prácticamente desde que se introdujo la posibilidad de hacer tres cambios -ahora mismo en casi todos los países, debido al covid-19 son cinco- así como la implantación de las tarjetas rojas y amarillas, apenas hubo modificaciones importantes.

Ahora mismo la FIFA parece tomarse más en serio este tema y está por la labor de introducir cambios que mejoren la dinámica del fútbol aunque, de momento, mucho nos tememos que la cosa se quede en un simple maquillaje para presentar otra cara sin entrar en el fondo de la cuestión. Según ha trascendido en los últimos meses, el único gran cambio que a medio plazo propone el organismo que preside Gianni Infantino va encaminado a organizar un Mundial cada dos años, con lo que si ya está sobrecargado el calendario con la celebración de una cita mundialista cada cuatro años, la cosa apunta a peor.

Hace unos tres años la FIFA pareció tomarse en serio el darle un vuelco al fútbol y puso en manos de expertos algunas sugerencias para que las estudiasen. Entre ellas sobresalían cuestiones de capital importancia como el que los partidos se dividiesen en dos tiempos de 30 minutos cada uno pero de juego real como ocurre, por ejemplo, en el baloncesto, además de realizar los saques de banda con el pie o lo que aún es más importante, plantear expulsiones temporales como sucede en rugby o hockey hierba.

Pues de todo esto nada se ha sabido o, cuando menos, nada ha trascendido y ya van allá varios años. Mientras tanto y para envidia de esta parte del Atlántico, en la NBA no paran de innovar planteándose, si les da tiempo, para la próxima temporada o como muy tarde para la 2023/24, un cambio en el formato de la competición entre los 30 equipos participantes. Las negociaciones entre la Patronal y la Asociación de Jugadores llevan tiempo sucediéndose y se centran en un formato que echaría a andar con una fase de grupos, al estilo de la Champions League, que se convertiría en una especie de fase previa de la temporada regular de la que saldrían los ocho mejores equipos que se enfrentarían en un torneo de eliminación simple que concluiría antes de Navidad, acortando la temporada de 82 a 78 partidos.

La NBA espera generar con este cambio un incremento de ingresos a medio y largo plazo tanto por los derechos de televisión como por patrocinios. Además, también están negociando el premiar con un millón de dólares a cada jugador del equipo campeón. El problema ahora mismo está en buscar un punto de equilibrio financiero que resulte rentable tanto a jugadores como a equipos pues al verse reducido el número de partidos, también se reducen los ingresos por televisión y patrocinio. Cada uno de esos partidos, en función de la rentabilidad de cada equipo, está valorado entre 2,7 y 4 millones de dólares.

Esta fórmula ya había sido planteada en el pasado pero con escaso éxito y es ahora cuando ambas partes parece que han llegado a un acuerdo que podría ser refrendado por los jugadores durante el All Star a celebrar en Cleveland. Adam Silver, el comisionado de la NBA, es el gran defensor de este nuevo formato con el que ha conseguido convencer a los propietarios para que den el paso que se negaron a dar en su día y que podría venir a ser tan importante como alguno de los cambios que el deporte de la canasta asumió desde su creación en 1891 y entre los que destacarían, entre otros, el tiro de tres puntos, los límites de tiempo en los ataques (se pasó a ataques de 30 segundos y posteriormente de 24) o la famosa Regla Alcindor que intentó acabar con el dominio del por aquel entonces pívot de la Universidad de UCLA, Lew Alcindor que luego pasaría a llamarse Kareen Abdul-Jabbar, que consistió en impedir los mates lo que obligó al jugador a patentar su no menos famoso gancho del cielo. Una regla que apenas estuvo en vigor diez años. Y es que si hay un deporte en el que no paran de mejorar es en el deporte de la canasta.