|| La otra jugada ||

Otro Gasol vestirá de oro y púrpura

Víctor Tobío
CAMPEÓN Marc Gasol, con los Raptors. Foto: Warren Toda

EL ATERRIZAJE de Marc Gasol en Los Angeles Lakers no sorprendió porque desde hacía días se venía especulando con esa posibilidad ya que el equipo californiano tenía la necesidad de reforzar su juego interior una vez que Dwight Howard había decidido irse con la música a otra parte, concretamente a los Sixers. A sus casi 36 años –los cumplirá el próximo 29 de enero–, el pívot de Sant Boi ha primado la posibilidad de hacerse con su segundo anillo a firmar un gran contrato en lo económico con otro equipo. Tanto los Cavaliers como los Warriors, necesitados ambos de centímetros y experiencia en la pintura, lo tentaron con ofertas generosas pero al final el mediano de los Gasol se decantó con la franquiciaa que se acaba de proclamar campeona en la campaña más atípica en toda la historia de la NBA por el tema del coronavirus y que ha llevado a que a estas alturas del año aún no diese comienzo la nueva temporada.

Sin embargo, detrás de Marc hay toda una historia que habla de un jovencito con muchos centímetros y poco predispuesto al trabajo, que tenía como referente a su hermano Pau que, este sí, ya desde joven apuntaba maneras, aunque ambos coincidían en su escaso entusiasmo por los entrenamientos. Un gallego sobradamente conocido, Pepe Casal, podría contar mil y una anécdotas de ambos hermanos cuando coincidió con Pau en el Barcelona y luego, con éste ya en EEUU, cuando lo preparaba personalmente durante los veranos que venía a pasar la familia a Barcelona. Es más, la madre de los Gasol, Marisa, a petición del preparador físico gallego, tuvo que intervenir en más de una ocasión para hacerles ver a sus retoños que no debían descuidar el trabajo.

Así, cuando el mayor de la zaga fichó en Memphis, toda la familia se mudó a la ciudad de Elvis y fue allí donde un joven Marc se empezó a dar a conocer en el equipo del instituto. Sus 2,11 centímetros por aquella, ahora anda por los 2,15, y su humanidad, le valían para ganar todos los duelos aunque estaba muy lejos de llegar a ser un jugador determinante. Le llamaba más la atención acudir al McDonalds que tenía cerca del domicilio familiar que sacrificarse en la cancha. Llegó por aquel entonces a pesar, según confesión propia, 156 kilos.

De vuelta a la Ciudad Condal comenzó a jugar en el Barcelona, donde estuvo del 2003 al 2006, pero siempre en un papel muy secundario. Apenas disponía de minutos de juego y sus estadísticas no eran nada del otro mundo lo que le llevó a fichar por el Akasvayu Girona, equipo en el que estuvo dos temporadas y, sobre todo, la segunda fue la de su auténtica confirmación, batiendo el récord de MVP de la jornada, con once en total, superando a un tal Sabonis, además de integrar el quinteto ideal de la ACB. Ese verano también se colgó la medalla de oro en el Mundial de Japón lo que le valió para ser elegido por los Lakers, en el puesto 48, la segunda ronda del draft, siendo posteriormente traspasado a Memphis a cambio de su hermano Pau.

Sería en esta ciudad de Tennessee donde, a lo largo de once temporadas, acaparase todo el protagonismo, haciéndose con un nombre en la mejor liga del mundo, hasta lograr en el 2013 ser declarado mejor defensor de la NBA algo que, en su momento, no gustó nada al que ahora va a ser su compañero, LeBron James, que no se cortó un pelo argumentando por aquel entonces que “es una mierda, es un asco. No sé si habrá habido un jugador en la historia de la NBA que haya sido capaz de defender las cinco posiciones en el campo”. Tampoco pueden sorprender estas declaraciones del 23 porque hace poco vino a decir algo parecido cuando el griego Antetokounmpo fue declarado el MVP de la temporada regular.

Ahora mismo lo que va a intentar el pivot catalán, que sorprendió cuando tras el confinamiento apareció en Toronto con un físico totalmente cambiado, fibroso y mucho más delgado –116 kilos–, es recuperar el tono que ofreció hace dos temporadas cuando en el mes de febrero llegó a la franquicia canadiense convirtiéndose en un jugador determinante para la obtención del anillo e intentar empatar con su hermano en títulos y, precisamente, vistiendo la camiseta oro y púrpura con la que Pau y el malogrado Kobe Bryant alcanzaron la gloria con dos títulos consecutivos.

Es más, hay algún analista americano que está apuntando la posibilidad de que Pau acabe integrándose, con el salario mínimo, en el equipo angelino con vistas a prepararse de cara a su participación en los Juegos Olímpicos de Tokio. De momento no deja de ser una mera especulación pero, de confirmarse, sería la primera vez que los dos hermanos Gasol coincidieran jugando en un mismo equipo ya que aunque los dos lo hicieron en el Barcelona, Grizzlies y ahora en los L.A., nunca coincidieron al mismo tiempo.

De lo que no cabe la menor duda es que la franquicia de LeBron gana un hombre importante para la pintura donde, sobre todo, aporta inteligencia y versatilidad, además de un considerable acierto desde la línea de tres, algo fundamental en la forma de jugar de los Lakers y que permitirá dar minutos de descanso a La Ceja.