Primer revés en la versión más gris del Obra

Se esfuma la condición de invicto del conjunto santiagués, superado por el Bilbao en Miribilla (99-81) // La defensa y el rebote, las dos losas
Liga Endesa
Óscar de la Fuente
PERCANCE Mike Daum se retira con el ‘fisio’ Álex Fernández. Foto: acb Photo / A. Arrizabalaga

Tampoco esta vez. El Monbus Obradoiro nunca había iniciado la Liga Endesa con cuatro victorias seguidas y tampoco será en este singular ejercicio 2020/21. Pese a llegar a Miribilla con la condición de invicto después de tres jornadas de competición, el conjunto santiagués terminó barrido por el Retabet Bilbao Basket (99-81).

Los de Álex Mumbrú afrontaban el encuentro como colistas y todavía no habían conseguido estrenar su cuenta de triunfos, pero aprovecharon la versión más gris del Obradoiro desde el mes de marzo. Desde que, precisamente, el equipo de Moncho Fernández claudicó en Miribilla (99-72) en el último partido prepandemia. Frágil en defensa y en el rebote y sin claridad en ataque durante varias fases del duelo, fue imposible incluso competir hasta el último minuto. Un pésimo segundo cuarto en ambos lados de la pista resultó letal. A partir de ahí el Obra fue siempre a remolque y, aunque se acercó, apenas amenazó con la remontada.

POZAS AL MANDO. El primer parcial fue una historia diferente, aunque no habían transcurrido ni dos minutos de encuentro cuando la tarde empezó a torcerse, como le ocurrió al tobillo de Mike Daum. El ala-pívot estadounidense ya no volvió al parqué y nadie fue capaz de llenar su ausencia. Aún así, el Obra comenzó mandando con Pepe Pozas dirigiendo la orquesta.

El MVP de septiembre se lo llevó Laurynas Birutis con unos números estratosféricos, pero quizá la pieza maestra de este arranque está siendo el capitán. El base manda y ordena y en el primer cuarto de Bilbao comandó un ataque fluido y solidario. No solamente por las cinco asistencias que repartió en ese periodo, sino por cómo jugó el grupo en la mitad de pista ofensiva. Así, ayudado por un par de triples de Czerapowicz y la chispa de Enoch desde el banquillo, el Obradoiro se fue hasta seis puntos arriba (12-18, min. 7), una brecha que el Bilbao redujo antes de la pausa (19-22, min. 10).

CAÍDA. Sin Pozas, el ataque obradoirista se bloqueó y eso permitió al Bilbao salir más en transición y anotar con más facilidad, lo que a su vez fue haciendo añicos la defensa visitante. Cuando se dio cuenta, el Obra había encajado un parcial en contra de 14-2 para iniciar el segundo cuarto (33-24, min. 16) y esa losa fue demasiado grande. Sin Daum y con Birutis desaparecido, el equilibrio no existió porque nadie asumió galones en el juego interior. Tampoco Jake Cohen, llamado a tener un rol capital y que todavía no ha demostrado lo que puede ofrecer, a pesar de terminar como el segundo jugador en valoración (11) y en anotación (13), gracias al maquillaje de última hora.

Aunque no lo dicen todo, el segundo cuarto puede resumirse con datos: 28-12 en puntos; 4/13 en tiros del conjunto santiagués; más pérdidas (5) que asistencias (3); y 12-3 a favor del Bilbao en el capítulo reboteador durante esos diez minutos. Así, el marcador al descanso (47-34), con un 7-0 final para los vascos, desató el pesimismo.

SURGE ROBERTSON. Urgía una reacción para devolver la desventaja a una barrera inferior a los dobles dígitos, pero sucedió todo lo contrario. Fue el Bilbao quien se disparó gracias a dos buenas acciones consecutivas de Ondrej Balvin (52-34, min. 22). Probando la fórmula que tan bien había funcionado en los encuentros anteriores de juntar a Beliauskas y a Robertson, el Obradoiro encontró una luz que guio su camino con el escolta canadiense. Kassius es un jugador diferente, capaz de asumir el balón para generar o para finalizar, y también de fallar tres tiros libres consecutivos al recibir falta en una acción de tiro y enchufar precisamente un triple en la jugada siguiente (56-44, min. 23).

Aunque la defensa y el rebote continuaron siendo un via crucis para el plantel de Moncho Fernández, la parcela ofensiva mejoró y permitió recuperar la fe. Una canasta de Czerapowicz seguida de un 3+1 del alero sueco y otro tiro libre de Enoch inyectaron una buena dosis de optimismo (60-54, min. 28). Seis puntos era una distancia remontable en doce minutos, pero era imprescindible no desviarse del camino correcto y la dupla formada por Rousselle y Moses devolvió el partido a su estado anterior en poco más de un minuto con un parcial de 7-2 (67-56, min. 29). De nuevo Robertson, esta vez con un coast to coast, rebajó la diferencia por debajo de los diez puntos (69-60, min. 30).

UN ESPEJISMO. Apenas fue un espejismo, porque el Bilbao no realizó más concesiones en busca de su primer triunfo de la temporada. No solo evitó que el cuadro obradoirista volviese a acercarse a menos de diez puntos, sino que estiró su renta considerablemente. Con el 80-63 (min. 34) quedó ya claro que la victoria se quedaría en Miribilla, y solo faltaba ponerle marcador final. El Obra lo intentó, pero sin fe resulta muy complicado pelear y encajó un ya anecdótico 30-21 en el último cuarto. Al final, el 99-81 final reflejó la diferencia entre ambos a lo largo de los cuarenta minutos.

El Monbus Obradoiro no podrá festejar mañana su cincuentenario con el hito histórico que habría supuesto abrir la Liga Endesa con un 4-0, pero se permite igualar el 3-1 que había firmado en otras dos ocasiones (2012/13 y 2014/15). La próxima semana necesitará repasar los errores de Bilbao y, sobre todo, recuperar las sensaciones en defensa y en ataque de los tres anteriores partidos, pues su siguiente reto se llama Real Madrid. El Obra volverá a la carretera para visitar al equipo de Pablo Laso el domingo a las 12.30 horas.