Protocolo ACB para los árbitros: “Hay que ser responsables, nada más”

El santiagués Jacobo Rial relata las medidas a las que están sujetos los colegiados, similares a las de los jugadores y técnicos
Baloncesto
Cristina Guillén
Jacobo Rial, en el centro, con Jorge Martínez y Emilio Pérez el domingo en Sar. Foto: A. Hdez.

En su mayor parte son profesionales del arbitraje, si no pitan, no cobran, así que tanto por el interés propio como por el bien de una competición de la que son también protagonistas indispensables, los colegiados de la Liga Endesa cumplen estrictamente con la rigurosa normativa al que están sujetos jugadores, técnicos y demás integrantes de la máxima competición del baloncesto español.

Está demostrado que la cantidad de aire que pueden expulsar al utilizar el silbado alcanza los 8 metros, de ahí que su seguridad sea vital para la continuidad de una competición pionera en un protocolo covid.

Por eso los 38 árbitros ACB también se miden la temperatura al acceder a los pabellones, se lavan las manos con el gel hidroalcohólico, se limpian las suelas de los zapatos y como todos los que acceden a la zona verde en las instalaciones (la más restringida) han pasado el correspondiente PCR. “Nos la tenemos que hacer con 72 horas de antelación porque tardan unas 48 en darnos los resultados y debemos saber si es positiva o negativa antes de desplazarnos para cada partido. Por ejemplo, para el encuentro del domingo en Santiago tuve que hacerme el test en Málaga donde pité el Unicaja-Barça porque si no me daba tiempo”, detalla el santiagués Jacobo Rial.

No existen diferencias dentro del colectivo ni por categoría ni por lugar de procedencia, “todos recibimos los bonos para poder hacer la PCR directamente de la ACB que nos remite a un determinado laboratorio en el que ya nos indican el día y la hora de la cita”, añade el único colegiado gallego junto a Carlos Cortés.

Es precisamente en estos desplazamientos donde existe más riesgo de contagio, y ahí también las indicaciones de la Liga recogen apartados como minimizar el tiempo de espera en aeropuertos o estaciones donde se pide evitar aglomeraciones y hasta se prohibe acudir a las tiendas, mientras que una vez en el destino se recomienda acudir ya vestidos del hotel a los pabellones, cumplir con la hora de entrada para no coincidir con los dos equipos -citados uno y otro con 15 minutos de margen- o evitar la zona de duchas en la medida de lo posible, entre otros aspectos.

“Los oficiales de mesa cuentan con una mampara e incluso entran por otro acceso por lo que en ningún momento tenemos contacto físico con ellos e incluso el IRS nos lo ponen fuera de la protección para que no estemos en relación con nadie más. Hay muchas barreras físicas para favorecer ese tipo de distanciamiento”, afirma Jacobo Rial. El coordinador, antes comisario ACB, es el encargado de que se cumpla este protocolo por parte de oficiales de mesa y colegiados. De los equipos se encarga el propio médico de cada club.

El árbitro compostelano tiene claro que es una cuestión de lógica y de sentido común: “Lo que tu puedes controlar lo haces y lo que no, lo minimizas”. Cuestiones como comer o cenar en las propias habitaciones de los hoteles, mantener la mascarilla puesta en las reuniones obligatorias prepartido o hasta evitar acudir en hora punta a los gimnasios. “Se te pide que en tu vida personal hagas todo o posible para mantenerte sano. En mi caso, estoy adaptando mi entrenamiento a correr por el monte, ir en bici, hacer circuitos... Hay que ser responsable, nada más”.