|| La otra jugada ||

Pulso de la UEFA por la Superliga

Opinión
Víctor Tobío
Thiago Alcántara. Foto: RS

LA VIEJA idea de poner en marcha una Superliga europea nunca había sido tomada muy en serio por la UEFA hasta ahora que ve peligrar su negocio al percatarse que los grandes clubes del viejo continente están hasta el gorro de pagar a los actores para que sean otros los que se lleven la mayor tajada de una tarta mal repartida. Y eso que cuando hace un tiempo los rectores del fútbol europeo se percataron de que la cosa podría prosperar, decidieron abrir un poco la mano para que los clubes no hicieran mutis por el foro como sí podrían hacer en un par de años.

Ante el pulso que la aristocracia de los equipos europeos están echando a la UEFA, a ésta no se le ha ocurrido otra cosa que plantear una reforma de la actual Champions League que consistiría en ampliar la competición de 32 a 36 equipos, sustituyendo la actual fase de grupos por una liguilla única en la que cada participante disputará diez partidos en lugar de los seis de ahora. El calendario se basará en un sistema de cabezas de serie en el que cada equipo afronte igual número de partidos difíciles y fáciles.

Así, los ochos primeros clasificados de esta liguilla global accederán directamente a octavos y los ochos restantes saldrán de un play-off entre los que acaben del 9.º al 16.º lugar, contra uno de los situados del 17.º al 24.º.

En total, el campeón de esta novedosa Champions habrá disputado un total de 17 partidos en lugar de los 13 actuales, lo que no convence a las ligas domésticas, ya de por sí, con calendarios sobrecargados.

Sin embargo, los promotores de la Superliga siguen adelante con su idea de ponerla en marcha cuanto antes para no tener que repartir parte del negocio con un tercero, en este caso la UEFA, que ha conseguido que la FIFA entre al trapo, advirtiendo que si los clubes no toman parte en el torneo patrocinado por la Unión Europea de Fútbol, los jugadores que dejen de participar en los torneos de la entidad madre no serán reconocidos para jugar en las selecciones nacionales. Esto se entiende por parte de la FIFA como pegarse un tiro en el pie, pues los mejores jugadores están en estos equipos y un campeonato en el que no tomen parte los Messi, Ronaldo, Hazard, Lewandowski, Neymar, Mbappe, De Bruyne y compañía, dejaría de acaparar el interés de los aficionados y, especialmente, de las cadenas de televisión que pagan auténticas millonadas por hacerse con los derechos de retransmisión.

Con los mejores. Con un formato aún por definir, lo que es cierto es que los 18 equipos que conformarían esta Superliga serían los mejores de cada país. Por parte española ya han dado su visto bueno Real Madrid, Barcelona y Atlético de Madrid, a los que se sumarían, entre otros, los Bayern Munich, Juventus, Inter, PSG, Manchester City, United y Liverpool.

¿Esto implicaría que no tomarían parte en sus respectivas ligas nacionales? No. Seguirían compitiendo cada uno en su país, pero no participarían en la actual Champions con lo que el negocio de la UEFA se le chafaría.

De todas formas, hay también quien teme y con razón, que las ligas nacionales pasarían a ser una especie de plato de segunda mano para estos equipos que centrarían todos sus esfuerzos en la Superliga, donde está el auténtico negocio y el prestigio.

Los detractores de esta nueva competición argumentan que debido a la cantidad de partidos a los que tendrían que hacer frente estos conjuntos de la élite, en muchos encuentros de las ligas domésticas optarían por echar mano de la unidad B, con lo que ello significa a la hora de reclamar tanto la atención de los operadores televisivos como también de los propios aficionados, ya que no es lo mismo, por poner un ejemplo, que se presenten en Balaídos un Barcelona o un Real Madrid con Leo Messi, Pique, Benzemá y Hazard que sin ellos.

La idea de los dirigentes que están detrás de la Superliga no es romper la baraja con la UEFA. De hecho están dispuestos a tenderle la mano pero, eso sí, siempre con exigencias por delante.

Atrás quedaron los tiempos en los que el organismo europeo imponía su criterio, gustase o no, mientras a los clubes no les quedaba más remedio que tragar. Este es un proyecto antiguo y que ahora, especialmente con la crisis provocada por la COVID-19, ha dado un gran salto adelante al punto que hay quien se atreve a asegurar que echará a andar ya en 2022.

más beneficios. Basta señalar que el actual campeón Bayern Munich ingresó por el título 81,45 millones de euros, a los que luego sumó el título de la Supercopa ganada ante el Sevilla, por el que ingresó otros 4,5 millones.

En total, el equipo alemán se llevó 86 millones de euros, una cantidad que puede considerarse ridícula ante las cifras que manejan en la Superliga y que hablan de 350 millones de euros para cada uno de los 15 equipos fundadores solo por participar, cantidad que se iría incrementando a medida que superen fases. De hecho, cuentan con el aval del J.P. Morgan que desembolsará 5.000 millones para poner en marcha el proyecto.