Sin acierto no hay paraíso

Segunda derrota consecutiva de un Monbus Obradoiro negado en ataque // La falta de puntería fue un lastre en la pista del Andorra pese a pelear hasta el final (90-71) // Catorce puntos de Cohen
Liga Endesa
Óscar de la Fuente
REFERENTE Jake Cohen, ante la defensa de Tomasz Gielo. Foto: acbPhoto/Albert Martín

El Monbus Obradoiro se va al parón de la Liga Endesa con dos derrotas consecutivas. Cayó en la pista del Morabanc Andorra tras ir todo el encuentro por detrás en el marcador (90-71), en una noche completamente negada en el lanzamiento. El 39 % de acierto en tiros de campo fue una losa a pesar de que el conjunto de Moncho Fernández intentó plantar cara hasta los últimos minutos, por muchos momentos con más corazón que motivos para creer.

Esta vez el triunfo no se escapó al final, como tres días antes en Zaragoza, pues desde el inicio pareció claro que no era un día propicio para profanar la cancha del Andorra. En ese panorama, Jake Cohen fue el jugador más constante y firmó una estadística con catorce puntos y cinco rebotes: dieciséis créditos de valoración en su cuenta.

El encuentro arrancó con novedades, pues solo Pozas y Enoch se mantuvieron del quinteto inicial de Zaragoza. Entraron Beliauskas, Czerapowicz y Suárez y fue el sueco quien anotó la primera canasta posteando a Jelínek. Al Obra le costó entrar en el partido, lo que aprovechó el Andorra para abrir brecha tras dos triples del propio alero checo y de Paulí (14-4, min. 5).

El conjunto de Moncho Fernández iba casi siempre un paso por detrás en defensa y perdía la batalla del rebote, pero Koniaris abrió las rotaciones y marcó el camino con su defensa en primera línea. Con Robertson, Cohen y Birutis también se abrieron más espacios en ataque y el marcador se apretó con un parcial de 0-6 para el Obradoiro (14-10, min. 8). Fue un espejismo porque el conjunto santiagués no encontró la puntería necesaria y solo acertó Cohen al sexto intento de tres puntos, que cerró el primer cuarto y evitó que la desventaja fuese alarmante (18-13, min. 10). La estadística de 6/15 en tiros lo decía todo.

Tampoco el Andorra estaba mucho más acertado, y por eso seguía habiendo partido después de casi cuatro minutos sin anotación visitante en el segundo cuarto. Los dos equipos sumaban más faltas personales que puntos. Únicamente Jelínek parecía ver aro con cierta facilidad y protagonizaba otro estirón local (28-16, min. 18).

El Obra echaba de menos a sus referentes ofensivos y se veía superado por el físico del Andorra, por lo que Moncho Fernández volvió a llamar al jugador más inspirado en la derrota de Zaragoza. Steven Enoch añadió un triple inverosímil a una canasta de dos puntos e insufló algo de esperanza al conjunto de la capital gallega, justo antes de que otro 5-0 para los de Ibon Navarro situase la máxima diferencia de la primera parte (33-19, min. 19). Quedaba un minuto para intentar maquillar el resultado y el Obradoiro lo consiguió, con dos tiros libres de Oliver y un triple de Beliauskas que evitaban que el encuentro se diese casi por sentenciado. Con tres únicas canastas en el segundo cuarto (de catorce intentos), sin duda la mejor noticia para los de Moncho Fernández era verse únicamente nueve puntos por detrás (33-24).

La primera canasta tras el descanso fue un triple de Oliver, lo que situó una desventaja de seis puntos casi impensable unos minutos antes (33-27, min. 21). No hubo continuidad, porque otro arreón del Andorra enterró la reacción visitante. Apareció otro de los factores desequilibrantes del plantel pirenaico, Jeremy Senglin, que comandó un 10-0 que estiró la diferencia hasta un nuevo máximo (43-27, min. 24). Bien dirigido por Oliver, el Obra no se rindió y siguió batallando. Con ese ímpetu aprovechó dos factores para volver a acercarse: la acumulación de faltas del equipo local y la superioridad de Daum como 3. Así fue limando la brecha punto a punto hasta un -7 (46-39, min. 27), pero cuando estaba más alto el nivel de optimismo, el Andorra lanzó otro jarro de agua fría. Entre Sergi García y Senglin se encargaron de sofocar la reacción visitante (57-42, min. 30).

SIN RESPUESTA. En una noche en la que faltó brillantez ofensiva, había poco margen para la remontada, pues el Obradoiro necesitaba un último cuarto perfecto. En su haber, el plantel de Moncho Fernández no arrojó la toalla ante todas las dificultades, aprendió la lección de otras derrotas anteriores y siguió batallando con más fe que argumentos.

El Andorra, duro en defensa hasta enervar a un Pozas que vio una técnica por protestar los contactos, no dio margen a la remontada y controló el marcador rondando los quince puntos de ventaja en todo el último periodo. Una noche para pasar página en el Obra y pensar en el esprín final de temporada.