|| La otra jugada ||

Un hito histórico del fútbol femenino

La Otra Jugada
Víctor Tobío
CAMPEONAS Las jugadoras del Barça, levantando el trofeo de la Liga de Campeones. Foto: Adam Ihse/DPA Europa Press

EL TRIUNFO del Barcelona en la final de la Champions League femenina ha venido a ser algo más que la primera Copa de Europa ganada por un equipo español ya que puede interpretarse como la puesta de largo de un fútbol, el practicado por las mujeres, que ha tenido que sortear no pocas dificultades para tener el reconocimiento que hoy tiene.

La victoria de las de Lluis Cortés es la guinda de un pastel que ha pasado por diferentes fases de cocción y que representa la lucha de unas jugadoras que en muchos casos han tenido que aguantar todo tipo de situaciones adversas para practicar un deporte considerado hasta no hace tanto como de hombres y al que muchos aficionados se acercaban para burlarse o mofarse de unas jóvenes en pantalón corto que se dedicaban a darle patadas a un balón.

Pero con todo lo que lleva ganado la selección española en sus categorías inferiores -Campeonatos del Mundo y de Europa-, hoy en día aún ven como se las sigue ninguneando. Para muestra un botón. La histórica victoria del Barcelona en la final ante el Chelsea, victoria por goleada (4-0) y con momentos de un fútbol excelente, ha sido recogida en el apartado de deportes de los informativos de televisión en un tercer o cuarto lugar, dedicándole escasos segundos y primando otras noticias apenas relevantes pero, eso sí, protagonizadas por hombres, salvo Antena 3 que sí abrió con ellas.

Los medios de comunicación tienen la responsabilidad y la obligación de ayudar a combatir la diferencia de géneros. Se les llena la boca con declaraciones grandilocuentes pero luego, a la hora de la verdad, priman otros intereses y una noticia como la primera Copa de Europa lograda por un equipo español, la colocan poco menos que de relleno adornada con tópicos y falta de cualquier rigor informativo, al no contextualizarla. Con decir que cuando el cuadro azulgrana eliminó al Manchester City en cuartos de final, ningún informativo dio cuenta de ello, está todo dicho.

Tampoco nos debe sorprender esta casi nula presencia del fútbol femenino en los medios generalistas, cuando una entidad del prestigio e historia del Real Madrid no se decidió a apostar por él hasta hace menos de dos años. Se le venía reclamando desde hacía tiempo a Florentino Pérez que su club, como han hecho otros con mucho menos presupuesto y repercusión, apostase por el fútbol femenino por lo que podía representar como aldabonazo para el campeonato, llevando la rivalidad de sus homólogos masculinos a la Liga Iberdrola, donde equipos como el Barcelona, Atlético de Madrid o Athletic de Bilbao llevan compitiendo y ganando campeonatos desde hace años.

Es más, las propias jugadoras azulgranas debieron echarse las manos a la cabeza cuando el ahora flamante nuevo presidente Joan Laporta, durante la campaña electoral, fue incapaz de reconocer los nombres de tres jugadoras -Andrea Pereira, Asisat Oshoala y Leila Ouhabi- que pertenecían al conjunto culé. Y por si todo esto no fuese poco, vieron como en el partido de vuelta de las semifinales disputado ante el PSG, en el palco del estadio Johan Cruyff no estaba el máximo mandatario del club que había decidido ir con el equipo de Koeman a Valencia. Sin embargo, se apresuró a presentarse en Gotemburgo para fotografiarse con las flamantes campeonas. Faltaría más.

Pero bien está lo que bien acaba, deben pensar la Aitana Bonmatí, Patri Guijarro, Caroline Graham, Sandra Paños, Mapi León, Jennifer y compañía, a la espera de que de una vez por todas el fútbol femenino tenga el reconocimiento que se merece y que empezó a ganarse en los años 70 con la disputa del primer partido femenino jugado en Madrid entre el Mercacredit y el Sizam, que daría paso a los primeros partidos de un combinado español en el que sobresalía Conchi Sánchez, conocida como la Amancio en recuerdo del jugador gallego que militó en el Deportivo y en Real Madrid, y que acabaría buscándose la vida en países como Italia o Inglaterra, marcando durante su carrera más de 600 goles.

No sería, sin embargo, hasta 1983, que la Federación Española de Fúbol reconocería oficialmente el fútbol femenino que echó a andar con la disputa de una competición liguera en la que todas sus practicantes eran aficionadas. De las 2.000 licencias con las que se contaba en el año 1980 se pasaría a más de 70.000 treinta años después, incrementándose año a año porcentualmente más que las licencias de hombres, cifras que hablan bien a las claras del interés que despertó en las jóvenes la práctica de este deporte.

Ahora de lo que se trata es que todo esto se traduzca en una implicación mayor de los clubes y de la Federación, sin olvidarse del Consejo Superior de Deportes, para conseguir que los éxitos de clubes y selecciones no se queden en una anécdota ya que no puede volver a pasar lo sucedido en febrero de 2020 cuando las jugadores de catorce clubes amenazaron con una huelga si no se cumplía el convenio que básicamente consistía en un salario mínimo bruto de 16.000 euros. Y es que aún en época de éxitos, las mujeres siguen siendo discriminadas en lo que al fútbol se refiere. Y de fichas mejor no hablar porque aquí las diferencias son abismales.