Un Obra mágico por Navidad

Acertado en el triple, sólido en defensa y al rebote, el Monbus cortó su racha a costa del Zaragoza // Kass, letal con 37 puntos y 9 triples, batió el récord de Kleber // La cruz, la lesión de tobillo de Pozas
Liga Endesa
Cristina Guillén

A los que ya tienen una edad, seguro que tras el encuentro les vino a la cabeza la frase de George Peppard, el jefe del idolatrado Equipo A que se convirtió en una serie icono en los años 80: “Me encanta que los planes salgan bien”. Imposible no imaginar a Moncho Fernández, la duda es si armado también con un puro o no, esbozando la misma sonrisa burlona e idéntica cara de satisfacción.

Porque el Monbus Obradoiro rozó ayer el partido soñado, mágico, ése en el que por fin se ajusta la planificación táctica de toda la semana con la ejecución en la pista, en el que el acierto borda la excelencia, el equilibrio entre líneas mantiene a todo el bloque atento, contento y concentrado, y en el que el trabajo y el sacrificio defensivo y en el rebote permiten incluso actuaciones individuales dignas de récord -con sus 37 puntos Robertson superó a Kleber como máximo anotador en un partido- para la historia de una entidad que, aunque la pandemia lo tape todo, cumple este curso 50 años de vida.

“Nos encanta que los planes salgan bien”, podría corear al unísono el obradoirismo, sumido hasta ayer por la mañana en un estado de incertidumbre, de nervios y de desconcierto ante un equipo y un juego que por momentos, a partes iguales, les enfadada y enrabietaba.

Sin embargo, aunque la victoria frente al Casademont Zaragoza (102-91) sirva para cortar una racha de siete derrotas y se rozase un baloncesto perfecto, apenas si se celebró también por la lesión -hasta mañana posiblemente no se sepa el alcance- de su capitán Pepe Pozas.

Ojalá que el susto y la preocupación que transmitía en su rostro el base malacitano mientras sujetaba su maltrecho tobillo derecho se quede en anécdota, porque este Obra precisa de su guía y de su liderazgo dentro y fuera del parqué.

Punto de inflexión. Y es que la lesión de Pozas, a falta de 4:46 para el final del encuentro, marcó un antes y un después de un duelo que acabó entre nervios para los locales. Fue en ese momento cuando, con 93-74 en el marcador tras una canasta de Sulaimon, el Obra entra en barrena sumido en indecisiones, sin contundencia ni fe, que llevó al Casademont a firmar un parcial de 9-17. Ahí reaparecieron viejos fantasmas, aquellos que recordaron que hacía solo tres días frente al Joventut se había dilapidado una renta de siete puntos en apenas dos minutos y medio.

El propio escolta nigeriano (10 puntos) y el gallego Jonathan Barreiro (con 5) lideraron la reacción maña que esta vez sí tuvo respuesta a tiempo de su anfitrión hasta sumar el sexto triunfo de una temporada que continúa el domingo 27 (12.00 horas) en Murcia... porque esta vez sí hubo justicia con lo que se había propuesto y llevado a cabo sobre la cancha.

Primer golpe. Y es que no tardó el Monbus Obradoiro en dar el primer golpe sobre la mesa. Un parcial de 10-0 mediado el primer cuarto ponía en evidencia el guión de juego propuesto por el cuerpo técnico compostelano para romper por fin la racha de derrotas: dominar el rebote, incluso el ofensivo, anular a sus puntales en ataque -Brussino se cargó con dos personales en solo dos minutos-, contener su ritmo de juego y su contraataque, y castigar su defensa desde el triple cuando llegaba el dos contra uno sobre Birutis.

El conjunto compostelano asumía el control del partido con precisión y efectividad mientras el Zaragoza se enredaba en emular sin éxito su acierto desde la línea de 6,75 (5/6 del Monbus por 3/7 del Casademont). Solo la salida a la pista de Thompson, que no tardó en aprovechar su físico, niveló el marcador en un primer cuarto que cerró Robertson con un triple made in Kass (28-23, min. 10).

Hasta Enoch, que está demostrando saber aprovechar sus minutos en cancha, se unió a la que se aventuraba ya como la fiesta del triple con el sexto de la mañana nada más reanudarse el encuentro. Ni dejó de ser letal ni bajó los brazos el conjunto compostelano con las rotaciones.

Ennis y Benzing quisieron asumir el papel de kriptonitas pero ahogaron aún más a los suyos e, incómodos, sin puntos en su cuenta al contraataque, al equipo que más corre de la Liga Endesa le faltaron argumentos para frenar a su anfitrión (47-37, min. 20).

El Monbus llegaba al descanso con los 15 puntos firmados por Robertson y un 8/12 en triples por los 5/17 del rival, una serie que tendría continuidad tras el paso por los vestuarios, cuando el vendabal Kass se apuntó su primer récord con la camiseta del Obradoiro. Sumó otro 6/8 desde los 6,75 el canadiense que cerró el set ya con 35 puntos y una sensación de superioridad total por parte del conjunto local que llegó a disponer de una renta de 27 (77-50, min. 27).

En un mañana en la que parecía que todo salía, el equilibrio entre el perímetro y el juego interior llevaba a aplaudir una tras otras las lectura de juego del plantel santiagués que afrontaba el último cuarto en franca ventaja (85-61, min. 30).

Y el duelo llegaba a su agonía sin sobresaltos, con el control en las manos del Obra... hasta que la lesión de su guía encogió corazones e hizo temblar las muñecas.