educación. Cada vez más alumnos se animan a cursar Formación Profesional, donde los grados relacionados con educación infantil y restauración son los que experimentan mejores salidas en el mercado laboral TEXTO Ángela Precedo

CIFP Compostela: centro de estudios de las hoy nueve Estrellas Michelin

Formación Profesional
Ángela Precedo
director del centro. Ramiro Esparís. Foto: Fernando Blanco

Hablar del CIFP Compostela es hablar de esfuerzo, de sacrificio y de talante, pero también de éxito, de profesionalidad y de calidad. Prueba de ello son los más de 15.000 alumnos titulados que han salido de las instalaciones de este centro de Formación Profesional de Santiago y, aún más, los nueve que han logrado el mayor reconocimiento del mundo de la cocina: la Estrella Michelin.

Fundado en 1967 en el Burgo das Nacións, cuenta con una larga trayectoria en el sector de la Hostelería, siendo el campo de la restauración donde más éxitos ha alcanzado. Muestra de ello han sido las visitas de cocineros de tan reconocido prestigio como Joan Roca (fundador del Celler Can Roca, uno de los mejores restaurantes del mundo) o Martín Berasategui (que apadrinó el 50 aniversario del centro en 2017). Sin embargo, desde esos inicios hasta la actualidad, además de la evolución de ubicación (ahora está en Lamas de Abade) también lo ha hecho su oferta de cursos.

Así, aunque por este centro pasaron hosteleros de toda España, muy particularmente de Asturias, Castilla y León, Cantabria, Euskadi y hasta Canarias, cuando en sus comunidades aún no había centros de formación en Hostelería, en la actualidad ofrece también enseñanzas en Artes Gráficas (con ofertas sobre impresión gráfica y preimpresión digital), Industrias Alimentarias (panadería, respostería y confitería) y Servicios Socioculturales y a la Comunidad (atención a personas dependientes y educación infantil o integración social.

De hecho, tal y como cuenta a EL CORREO Ramiro Esparís, director del centro, el grado superior de Educación Infantil “seguramente sea el que mayor demanda tiene, asociado a la familia profesional de los servicios a la comunidad, que forma titulados superiores para puestos de trabajo en escuelas infantiles, guarderías, ludotecas...”.

FUNDAMENTAL LA PARTE PRÁCTICA, CON LOS MEJORES CONVENIOS. En el CIFP Compostela saben que para garantizar la incursión de sus alumnos en el mundo laboral con éxito es necesario que la teoría esté acompañada de la práctica, por lo que “nos caracteriza tener un alto contenido práctico en los cursos que impartimos, ya sea por simulación o por práctica real en empresas”, explica Esparís. De hecho, en los grados de Hostelería “más del 65 % es parte práctica”, mientras que en otras especialidades “andan en un 50 %, pero casi ninguno baja de ese 50 %”.

Sin ir más lejos, el fin de semana pasado 44 alumnos de los ciclos medios de Servicios de Restauración y del primer curso de FP Dual acudieron a unas jornadas formativas sobre los aguardientes y licores tradicionales de Galicia en Melide, donde realizaron un ejercicio de cata. Pero, para que ese acercamiento de los alumnos a la que será luego su profesión y su modo de vida diario sea posible, son necesarios los convenios de colaboración.

“Tenemos actualmente cinco convenios firmados”, apunta el director del centro: con el Grupo Hotusa, vinculado al hospedaje –a nivel internacional y con más de 40 años de experiencia, integrado por compañías del sector turístico tan grandes como los hosteles Eurostars–; con el grupo Nove, en el ámbito de la restauración –agrupación de cocineros que reivindican las raíces y la creatividad en la cocina como valor añadido del producto nacional, integrado, entre otros, por restaurantes como A Tafona, en Santiago–, con convenios tanto para alumnado de cocina como de sala; con diferentes panaderías de la comarca de Santiago; y con el grupo Mahou San Miguel –compañía española líder del sector cervecero–, también del ámbito de la restauración.

Además de estos convenios, el CIFP Compostela se abre a prácticas en todos los establecimientos de la comarca y algunos también de fuera de la comarca, en función de la demanda anual.

ATENCIÓN INDIVIDUALIZADA Y OFERTA SÉNIOR. Pero el éxito de sus titulaciones y el alto nivel con el que salen sus alumnos, preparados para hacer frente a un mercado cada vez más exigente, no es algo casual, sino que está basado en la atención individual y personalizada. Y es que, tal y como indica Ramiro Esparís, “la ratio de curso ronda máximo los 22 alumnos, aunque algunos más teóricos pueden tener hasta 30, pero nunca superar esa cifra”. “El número de alumnos por aula contribuye en la calidad de la formación que se imparte”, se muestra convencido.

Además, estas especialidades no solo están pensadas para gente joven, pues para estudiar no hay edad límite, sino ganas. “Nuestra formación engloba desde los quince años de edad hasta los cincuenta o sesenta”, explica el director del centro.

Los ciclos medios tienen alumnos a partir de los 16 años, titulados en Educación Secundaria Obligatoria; los superiores, a partir de los 18, ya con el Bachillerato o un curso medio previo. Pero también se ofrece “formación para adultos por la tarde, y la mayor parte de los asistentes tienen edades ya avanzadas, treinta o cuarenta años”. “Esto puede hacerlo cualquier persona, sin importar su edad”, asegura Esparís.