¿CÓMO LLEGÓ FEIJÓO A PRESIDIR EL PP? En su último libro ‘Siete días de furia y puñales’, el periodista Graciano Palomo disecciona hábilmente la operación de rebelión en las filas del Partido Popular y el Rubicón cruzado por ‘el Deseado’ para salvar la crisis y volver a conquistar el poder TEXTO Felipe de Toro

De la conjura contra Casado a la ilusión renovada de la “última esperanza azul”

PP
Felipe de Toro
‘siete días de furia y puñales’. Imagen que ilustra la última publicación de Graciano Palomo.

Bien entrado el verano, los últimos sondeos elevan la temperatura política al reflejar un posible vuelco en La Moncloa. Alberto Núñez Feijóo aventaja ya a Pedro Sánchez y los del charrán, que vienen de arrasar en Andalucía, se imaginan rozando la mayoría absoluta. Un escenario que parecería ciencia ficción hace pocos meses. Concretamente en febrero.

En esa fecha, los populares estaban al borde del caos y eran cualquier cosa menos una alternativa creíble. Pablo Casado no “tiraba” y tras los comicios catalanes empezó la conjura entre los dirigentes porque no veían un líder capaz de derrotar a Sánchez. Las declaraciones del por entonces secretario general, Teodoro García Egea, sacaron a la luz una presunta trama interna para investigar a Isabel Díaz Ayuso y a su entorno familiar por el presunto cobro de comisiones irregulares por parte de su hermano a cuenta de contratos sanitarios. Fue la espoleta que detonó la bomba.

Un proceso apasionante, cuyos entresijos salen a la luz de la mano de Graciano Palomo y su nuevo libro: Siete días de furia y puñales, el relato vivo de la conjura urdida en el PP contra Casado y los primeros tiempos de Núñez Feijóo, “la última esperanza azul”. Una obra publicada por La Esfrea de los Libros y prologada por el presentador de Antena 3 Noticias, Vicente Vallés, quien aventura que el lector encontrará detalles desconocidos de lo que pasó en los despachos de Génova 13.

“También, en las conversaciones de pasillo del Congreso y en las conspiraciones telefónicas nos ayuda a recorrer episodios que estallaron en toda su intensidad en una fatídica semana de febrero de 2022, pero que empezaron a fraguarse un año antes, cuando la intelligentsia de las baronías populares llegó a concluir que Casado no era el hombre. O, al menos, que no era su hombre”.

Ya en páginas interiores, Graciano Palomo describe como poco a poco el ánimo de Casado se va desinflado, aunque trata hasta el final de mantener en su puesto a García Egea, principal bestia negra de los dirigentes provinciales y autonómicos del PP y una de las causas del terremoto interno. El joven palentino tira la toalla cuando un grupo de diputados a los que él mismo colocó en las listas publican un comunicado amenazando con dimitir; también cuando los tres portavoces parlamentarios hacen lo mismo, obligándole a convocar a la Junta Directiva Nacional para llamar, a su vez, a un congreso extraordinario y urgente. A partir de ahí, reflexiona Casado, “sólo me quedaba salir con dignidad” después de “tanto trato injusto, brutal y no merecido”.

Según el autor, nadie fue capaz de convencer a Casado de que entregar su cabeza no responde a una “conjura” propiciada por elementos internos y poderes económicos, unidos en torno una gran ofensiva
mediática. El enfrentamiento entre Génova y Ayuso fue el detonante
final, aunque no la causa princi-
pal de su caída, defiende Palomo, quien cree que su entierro político hace tiempo que se venía gestando.

El autor analiza también la personalidad expresidente de la Xunta, capaz de lograr cuatro mayorías, subrayando su “seriedad, eficacia y prudencia”. En este sentido, destaca el consenso de toda la familia ‘popular’ en torno a la figura de Feijóo. Ningún líder había generado tanto respaldo desde que Fraga funda el partido en los inicios de la Transición.

El libro relata todos los aconteceres sucedidos alrededor de Núñez Feijóo, entre ellos, que no quería presentarse a un nuevo mandato para dirigir la Xunta en las elecciones celebradas en 2020. Su ascenso al poder ‘popular’ en el XX congreso de Sevilla supuso una inyección de ilusión y adrenalina para los populares y a juicio del periodista hasta Vox le profesa un respeto que no le tenía a Pablo Casado.