El fuego más grande de la historia de Boiro llega a las 2.000 hectáreas y deja un manto gris que convierte el día en noche

Más de 700 personas tuvieron que ser desalojadas del cámping Ría de Arosa y pasaron la noche del viernes en polideportivos // El humo inunda el Hospital do Barbanza
Ángela Precedo
boiro. Desolación e impotencia de un operario de las brigadas desplegadas ayer. Foto: Brais Lorenzo / Efe

Noche negra para la comarca del Barbanza. Todos aquellos que decidieron desplazarse el viernes o el sábado hasta alguna de las numerosas fiestas que se celebraban en el entorno –las grandes festividades de Ribeira, por ejemplo– pudieron observar desde la autovía AG-11 o desde las carreteras comarcales cómo la cima del monte se teñía de rojo.

Una línea de llamas que definía bien su avance hacia Ribeira, ante las inclemencias del tiempo, con fuertes rachas de viento del nordés que llegaron hasta los 60 kilómetros por hora el viernes y que volvieron a levantarse ayer, a pesar de que parecía que durante el día no había soplado tanto. La escena daba pavor, tristeza y desolación. El fuerte olor a humo impactaba y en la zona se había hecho de noche antes de tiempo al encapotarse el cielo. En medio de las nubes de humo, una luna de sangre coloreada por las llamas.

El resultado de una madrugada (la del viernes) como pocas o ninguna se recuerdan en O Barbanza fue la ampliación de la superficie del incendio iniciado en la parroquia de Cures a nada menos que 1.200 hectáreas. Cabe recordar que a última hora del viernes estaba en las 400, por lo que a lo largo de la madrugada del sábado creció en nada menos que 800 más, convirtiéndose ya en un gran fuego (al superar las quinientas). Además, a lo largo del día, especialmente durante la tarde, siguió creciendo, llegando a las 2.000.

La situación dos de alerta por proximidad de las llamas a las viviendas del núcleo de Piñeiro se mantenía todavía activa al cierre de esta edición y los ayuntamientos colindantes, A Pobra y Ribeira, así como Porto do Son, se han visto también gravemente afectados por la propagación. En concreto, el fuego saltó al municipio a A Pobra por el monte Curota en la noche del viernes, entrando de lleno en Ribeira, arrasando con todo a su paso, sin piedad. Y en la tarde de ayer también asoló la zona de Porto do Son.

Y es que tras la llegada del ocaso, los medios aéreos tuvieron que cesar su trabajo y eso complicó aún más la situación. De Boiro el fuego pasó, sin remedio, a las otras localidades y, por el camino, obligó a desalojar el cámping Ría de Arosa 2, en la parroquia de Oleiros, donde se alojaban 700 personas que tuvieron que recoger sus pertenencias de inmediato y dejar las instalaciones ante la amenaza de que el fuego penetrara en el perímetro del recinto, como así lo hizo finalmente.

Con anteriodad ya se habían cortado los accesos al monte de A Curota y también se pidió a los moradores de algunas viviendas unifamiliares que las abandonaran. Además, en la mañana de ayer también se cortaron los accesos a las piscinas naturales del río Pedras, muy frecuentadas por los bañistas en esta época. También en A Pobra se vieron cercados varios establecimientos hoteleros en el núcleo de Entrerríos, entre ellos unas cabañas de madera y una casa de turismo rural.

Más evacuaciones se dieron en el lugar de Oleiros, donde las autoridades municipales recomendaban dejar algunas zonas y habilitaron polideportivos para acoger a quienes decidieran trasladarse a un lugar más seguro. La mayoría de los desplazados se hospedan en A Fieiteira y Palmeira, unos 300.

No muy lejos de las llamas, en el Hospital Comarcal de O Barbanza, en Ribeira, sobre la una de la madrugada del sábado empezó a llegar el humo del monte quemado. El miedo cundió entre el personal del hospital y, durante la noche, se avisó a los diferentes conductores de ambulancia con los que trabaja el centro por si fuese necesario proceder a una evacuación de emergencia.

Afortunadamente, según comentan algunos vecinos conocedores del lugar, en la zona de Moldes hay una superficie amplia, rodeando el centro hospitalario, sin árboles ni vegetación, por lo que el único problema como tal sería la llegada del humo con la fuerza del viento. Por eso se descarta la llegada de las llamas y la evacuación de emergencia.

En la AG-11, lo que parecía que iba a ser una jornada veraniega más de desplazamientos turísticos hacia las playas de la ría de Arousa, pues el día amanecía más claro de lo esperado, terminó por convertirse en una humareda que los coches atravesaban con muy baja visibilidad. Se había hecho de noche siendo de día y brillando un sol deslumbrante en muchas otras zonas de Galicia.

En la zona se encuentran luchando contra las llamas tres técnicos, 45 agentes, 87 brigadas, 40 motobombas, cuatro palas, 12 aviones y nueve helicópteros, además de efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME). Y los refuerzos por la AG-11 no dejan de llegar, con decenas de vehículos de extinción escoltados por las autoridades policiales desde primeras horas de la mañana del sábado y también de madrugada. Esta última noche aterrizaron en la zona otros nueve equipos de la UME.

Y por sacar algo positivo dentro de todo lo negativo de este desastre natural, cabe decir que tal y como apuntaron expertos en la zona a EL CORREO, parece que el fuego ya se está controlando y que los focos que quedan, aunque son muchos, son ya más pequeños. Con la zona alta de la sierra del Barbanza ya consumida, al fuego le queda la ladera. La principal zona de preocupación es ahora el monte de San Isidro y los de Santa Cruz, y el lugar de Entrerríos.