En solo dos años, los nidos de velutina en Santiago ciudad pasaron de 3 a 971

Galicia tiene una tasa de letalidad por picadura de insecto de hasta 2,22, diez veces más que en el resto del mundo // Los expertos lo relacionan directamente con la invasión de la avispa asiática
Ángela Precedo
mapa. Distribución de avisos atendidos en 2021. Gráfico: Consellería de Presidencia

La avispa velutina ya no está en boca de toda la sociedad. Al menos no por ahora. Sí de los apicultores, que siguen sufriendo sus consecuencias, pero el ciudadano común hasta la llegada del verano, cuando se empiezan a ver los grandes avisperos, no la tiene en cuenta. Y como de lo que no se habla no existe, la sensación (hasta que ves una frente a frente y te quedas paralizado) es que su presencia en Galicia va a menos.

Pero lo cierto es que no, nada más lejos de la realidad. “Su presencia va a más y no es nada halagüeña”, asegura Xesús Feás, miembro del Colexio Galego de Veterinaria. Cuenta a EL CORREO que hay que remontarse diez años atrás, hasta el 2012, para encontrar el momento en que se detectaron los dos primeros nidos, en Burela y en O Rosal. “Es importante tener en cuenta que se detecta antes en Galicia que en Asturias, produciéndose un salto de la especie desde su primer año, 2010, en Navarra, hasta Galicia”, explica.

Y ese foco de O Rosal, precisamente, viene a coincidir con una entrada en Portugal, en la zona de Viana do Castelo, de transporte de madera desde Francia. Lo que empezó casi como por casualidad, pasó de dos nidos en 2012 a más de 10.000 en 2016, es decir, en cuatro años más de diez mil nidos en Galicia. Así las cosas, entre los años de 2015 y 2017 el 112, el teléfono al que había que llamar en caso de incidentes relacionados con la avispa velutina, recibió más de 42.000 llamadas.

Desde ese momento, 2016, hasta la actualidad, se calcula que se han detectado y retirado en Galicia en torno a 25.000 nidos. Todo ello a partir de datos de las investigaciones realizadas por Xesús Feás, que calcula que, teniendo en cuenta que hay nidos que son retirados por entidades privadas o apicultores, “podríamos estar hablando de que se detectan realmente solo el 40 % de los que existen”, así que “la progresión es cada vez mayor”.

Y, más allá del daño que pueda hacer a la apicultura, y que luego veremos, Feás asegura que esta especie invasora “tiene mucho más impacto”. Y es que se trata de una especie que se ha adaptado de maravilla a los espacios urbanos. Así, el investigador detalla que en el caso de la ciudad de Santiago, el número de nidos de velutina pasó de tan solo tres en el 2015 a 971 en 2017, retirados por el cuerpo de bomberos de la ciudad. “Es algo increíble, ¿quién pensaría hace diez años que en 2017 la primera actividad del cuerpo de bomberos de Santiago iba a ser retirar nidos?”, plantea.

Pero lo cierto es que es necesario llevar a cabo esa retirada e incluso ir un paso más allá en su lucha, ya que “la avispa asiática tiene gran importancia médica en Galicia”. “Siempre se puso el foco en la apicultura, pero no debemos olvidar esas noticias que salían de vez en cuando en prensa en las que personas morían o eran gravemente heridas por picaduras de avispas”, pone en relevancia el experto, que tiene una página de Facebook especializada en divulgación sobre la avispa asiática y su peligrosidad para el ser humano, además de haber publicado una investigación de 20 años en la prestigiosa relativa revista Biology financiada a través de crowfounding, por la lamentable falta de financiación que sufre la ciencia.

En ella detallaba que, entre los años 2014 y 2018, hubo en España 78 víctimas por picadura de insecto. De ellas, el 36 %, es decir, veintiocho, eran gallegas y, ocho de esas, “claramente resultaban atribuibles a la avispa velutina”, destaca el investigador. Para hacerse a la idea de si esto es mucho o poco es necesario profundizar más en la situación a nivel mundial. Feás explica que las muertes por picadura de insectos a nivel mundial se mueven en un entorno de entre 0,03 y 0,48 muertes por año y por millón de habitantes.

Partiendo de esa base, en España, la tasa se situó en el periodo de 20 años de estudio en 0,19, un nivel aceptable. Pero, en Galicia, las tasas fueron de 1,82, de 1,10 y de incluso 2,22. “No hay ninguna parte del mundo, consultando la literatura científica, en esas tasas de muerte”, asegura el experto, que incide en que “la avispa asiática está directamente relacionada con ello”.

De hecho, otro estudio reciente realizado por este investigador sobre la epidemiología en Europa sobre un total de 22 países y durante 23 años, arroja un total de 1.621 víctimas mortales, y las medias están aún así entorno a una tasa de 0,26. Si volvemos a los datos de Galicia, 1,82, 1,10 y 2,22, “podemos ver la gravedad del asunto”. De tal manera que este experto pide a todos los países y comunidades españolas a las que aún no ha llegado en gran medida, “ya que lo hará”, que “tomen medidas ya, antes de que sea tarde, y que por lo menos aprendan de nuestros errores”.

Feás tiene claro que “el riesgo de la avispa velutina también está en su picadura” y “el problema es cuando asumimos como algo normal el convivir con una especie con esa tasa tan alta de mortalidad”, solo “porque los recursos son muy limitados” y porque no se ponen los recursos necesarios para la investigación.

“Claro que podemos hacer algo para revertir esta situación, pero eso no pasa por poner trampas, algo que es como vaciar el océano con un cubo de agua, sino por apoyar proyectos de investigación que ayuden a acabar a través de la ciencia con la avispa velutina”, manifiesta Feás. La importancia es mucha, no cabe duda, cuando se observa que el 77 % de las personas que ingresaron en el área sanitaria de Santiago-Barbanza con reacciones alérgicas sistémicas debidas a picaduras de insectos habían sido picadas por avispa velutina. “No podemos olvidar que las abejas, las avispas y las personas vivimos en el mismo ambiente, un medio ambiente único, igual que la salud es única, porque solo hay una”, reflexiona el experto.

Feás está seguro de que la velutina no va a desaparecer solo quitando nidos, por lo que “debería hacerse un plan de control, un plan de seguridad ciudadana, quizá incluso a nivel local, un plan de control medioambiental”, expone. Y ese plan pasa por la puesta en marcha de soluciones científicas, como puede ser el uso de mosquitos para combatirlas las avispas, mosquitos que por manipulación genética pueden introducir un gen en las avispas que después haga inviable su reproducción, por ejemplo.

Este investigador, entre sus múltiples estudios, también consiguió seleccionar unas feromonas que atraen exclusivamente a las avispas velutinas, investigación que, una vez se acabó la finaciación que llegaba de la Diputación de A Coruña, “se quedó olvidada en un cajón”. Y lo lamenta profundamente, ya que las trampas que tradicionalmente diseñan los apicultores para las abejas terminan pillando a todo tipo de insectos, lo que supone una pérdida de biodiversidad. Sin embargo, según pudo comprobar en ensayos experimentales en Lugo, con las feromonas conseguía atraer exclusivamente a velutinas.

Finalmente, otra de sus investigaciones más relevantes fue la que consiguió extraer el veneno de la avispa velutina, algo fundamental para poder diseñar inyecciones para evitar ‘shocks’ analfilácticos en personas alérgicas y, por tanto, potenciales muertes. Ahora mismo ese veneno está en manos del Hospital de Conxo, en Santiago, y en proceso de análisis. Los datos de alergología dicen que entre el 0,3 y el 7,5 % de los europeos son potencialmente alérgicos al veneno de los insectos, es decir, que pueden entrar en riesgo vital de anafilaxis. Trasladando esos datos a España, estamos hablando de entre 140.000 y 3,5 millones de personas.