literatura. Francisco Jorge Leira presenta ‘A xustiza pola man’, obra coeditada junto a Miguel Cabo, para reflejar los levantamientos sociales sin violencia del pasado TEXTO Á. Precedo

“Eso de que ‘los gallegos no protestan, emigran’ no es del todo cierto”

Emigración
Ángela Precedo

‘Los gallegos no protestan, sino que emigran’, decía Castelao. Y durante muchos años esa ha sido la visión que ha tenido el mundo y la que hemos tenido los gallegos de nosotros mismos. Sin embargo, ¿cuánto hay de verdad en esta afirmación? ¿Se trata de una certeza absoluta? El escritor Francisco Leira lo tiene claro: “sin dejar de ser mentira lo que decía Castelao en cierto modo, sí que hubo también durante su época protestas y manifestaciones, momentos de tensión, levantamientos agrarios en lugares como Carballo, Porto de Son o Narón y movimientos obreros muy importantes, como el A Coruña”. En todos ellos, el deporte y la politización de los conflictos, así como la visión emergente de la mujer, tuvieron un papel determinante.

Y todos estos temas se plasman de manera amable y divulgativa en el libro ‘A Xustiza pola man’, coeditado por Francisco Jorge Leira junto a Miguel Cabo. La obra pretende venir a cubrir una necesidad: un libro conjunto (con la participación de prestigiosos autores como Ramón Villares Paz, Xosé Ramón Veiga Alonso o Enrique Carballo Gende, entre otros) en el que se ponga en valor la conflictividad social sin violencia bélica, en el que se recogen las protestas sociales más importantes de la Galicia contemporánea.

AGRARISMO EN PORTO DO SON A COMIENZOS DE SIGLO. Allá por el año 1916, en el pequeño municipio coruñés de Porto do Son, tuvo lugar la conocida como protesta de los mártires de ‘Cans’. Francisco Leira, precisamente, cuenta en su capítulo del libro este episodio. “Había una crisis en el sistema de la Restauración y el pueblo se negaba a pagar un impuesto agrario, que era un impuesto municipal”, explica el experto. Cuenta que lo que comenzó como una pequeña protesta “fue creciendo en el tiempo, desde algo mal organizado hasta algo mejor”.

La dimensión fue tal que en ese contexto de las protestas agrícolas incluso hubo muertes: cinco personas, dos de ellas, mujeres. “Se inserta también dentro de ese contexto de protestas agrícolas como las de Guillarei”, todo incluido en la “construcción de una sociedad que va creciendo y adquiriendo nuevas ideas, que precisan de mejoras sociales y que ya no se pliega ante el poder de la forma en que se plegaba en el siglo XVIII, animándose a otras formas de protesta”.

MUCHO QUE VER CON LA ACTUALIDAD. Hoy en día siguen existiendo protestas, algunas en las calles, pero muchas de ellas ya trasladadas al ámbito de las redes sociales, por la rápida difusión temporal y geográfica que estas permiten. ¿Es más fácil hacerse oír ahora que en el pasado? Francisco Leira cree que “sí es más fácil hacerse oír y, a lo mejor, llegar a un público más amplio”, pero “eso no quiere decir que antes no hubiese también redes sociales, no telemáticas, al estilo de las actuales, pero sí se contemplaban a principios de siglo asociaciones agrarias, una especie de red social en sí”.

Cuenta que casi todos los pueblos tenían una asociación, prensa y un semanario que publicaba sus novedades, sus editoriales, protestas, reclamaciones, lugares de socialización como las competiciones deportivas... También se socializaba en los bares y en las casas del pueblo. “Aunque la sociedad quizá no tenía los niveles de alfabetización de ahora, sí había redes sociales bastante importantes o, mejor dicho, redes de sociabilidad donde ciertas ideas iban circulando y se volvían más importantes de lo que hoy en día creemos”.

De hecho, la inmigración jugó un papel fundamental en todo esto. “Tuvo una parte muy negativa para Galicia, pero también una cara más amable, gracias a los emigrantes retornados que vinieron con muchas ideas nuevas con ellos y fueron capaces de organizar asociaciones y crear lugares de reunión, en definitiva, un nuevo tipo de sociabilidad”.

Y, por supuesto, aunque estas redes no tenían la trascendencia ni el poder de las de ahora para “en un segundo llegar a muchas personas”, en algunos casos podían ser mejores, ya que hoy en día “es tan peligrosa la falta de información como el exceso de ella”.