Expertos abren el sarcófago de los Soutomayor de Tui para comparar el ADN con el de Colón

La impulsora de esta exhumación está convencida de que el descubridor de América habría sido el noble Pedro Madruga
Historia
Ángela Precedo
iglesia de santo domingo de tui. Exhumación y clasificación de los restos. Foto: TVG

Lo único que seiscientos años más tarde sabemos del ‘descubridor’ de América, Cristóbal Colón, es, precisamente, que llegó al Nuevo Continente. Sobre su vida, es muy poco lo que se conoce y la mayor incógnita sigue siendo su origen. Aunque la teoría más extendida defiende que era de un noble de origen genovés, no son pocas las voces expertas que en los últimos años lo han relacionado con Galicia.

Incluso han determinado cuál sería su identidad real: el noble gallego Pedro Álvarez de Sotomayor, conde de Carmiña, también apodado Pedro Madruga, porque, según la leyenda, le gustaba acometer las batallas temprano. Con todo, y hasta la fecha, esto no ha podido demostrarse.

Ahora, dos estudios paralelos avanzan por tratar de idenficar quién fue el realidad Cristóbal Colón. Uno es el de José Antonio Lorente, catedrático de Medicina Forense de la Universidad de Granada, que en el año 2003 logró exhumar el sepulcro de la catedral de Sevilla –donde se cree que reposan los restos– y extraer fragmentos de hueso para realizar un análisis preliminar que, veinte años después, con las actuales técnicas de ADN, es posible hacer de forma más exhaustiva. Por el momento, y pese a que se preveían resultado para el 12 de octubre, todavía no los hay.

Sin embargo, la investigación que hoy nos ocupa recién acaba de dar sus primeros pasos, y parte de una hipótesis preliminar: que Colón era realmente Pedro Álvarez de Sotomayor y, por tanto, su familia eran los Sotomayor de Tui (Pontevedra). Bajo esta premisa, extrayendo los restos del sarcófago de esta estirpe, y comparándolos con los de Colón –los pocos que quedan en Sevilla–, podría determinarse su parentesco y, por tanto, su origen gallego.

Así, el pasado miércoles 15 de septiembre, un equipo de ocho expertos arqueólogos procedió a la extracción de los restos de los Sotomayor. José Aguiño fue el restaurador encargado de abrir y cerrar la tumba, a las diez de la mañana. La impulsora y mecenas de la exhumación, María del Carmen García, también estaba en el lugar, convencida de que el resultado sería positivo. Y, al frente del levantamiento de los restos estaba el arqueólogo Andrés Bonilla, como director del proyecto. También había diversos miembros del Centro de Asistencia a la Investigación (CAI) de Arqueometría y Análisis Arqueológico de la Universidad Complutense, con su director, José Yravedra, a la cabeza.

Basándose en el testamento de uno de los hijos de Pedro Álvarez de Soutomayor y en otros documentos familiares, en el sarcófago se encontrarían huesos de varios de sus antepasados y descendientes: su abuelo paterno (también de nombre Pedro Álvarez de Soutomayor, fallecido en 1416), su madre (Constanza de Zúñiga), su hermano por parte de padre (Álvaro Páez de Soutomayor), y un nieto (Pedro de Soutomayor Enriquez de Monroy).

Sin embargo, esta no era la primera vez que se habría el sarcófago, pues ya lo habían hecho el siglo pasado, en la década de los 60 o 70, por lo que los expertos saben que, con probabilidad, no estarán todos los huesos. De hecho, y como lo prioritario es obtener el ADN, aquellos que más les interesan son los dientes, el hueso petroso (que está detrás de la oreja) y los huesos largos (como el fémur), que es donde mejor se conserva el material genético.

Pero, ya de primeras, faltaban cráneos, algo que es común que aparezca en buen estado, incluso antes que piezas pequeñas que sí estaban en el sarcófago (como falanges o huesos del cuello), lo que hace indicar que aquellos que abrieron la tumba en los 60 o 70 se llevaron el cráneo. Y dejaron dentro un palo con el que habrían buscado las piezas que eran de su interés.

Sea como fuere, lo cierto es que ya con los restos más aptos seleccionados, el ADN será ahora enviado a los laboratorios para realizarle la prueba del Carbono 14 (la datación final tendrá un margen de error de 20 a 25 años). Quizá el resultado de este estudio nos aporte por fin una resolución al problema identitario de una de las figuras más célebres de nuestra Historia.