Galicia se ahoga con un nuevo golpe al censo de 9.000 habitantes

Las defunciones duplican, con diferencia, a los nacimientos// El efecto COVID se deja sentir
Ángel Arnáiz
FAMILIA. Un abuelo gallego lleva de la mano a su nieto a dar un paseo. Foto: EFE/Brais Lorenzo

La escalada de la sangría demográfica en Galicia no tiene freno. El recuento del Movimiento Natural de Población publicado ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE), referidas al primer semestre del pasado año, revelan que el saldo vegetativo de la comunidad (diferencia entre nacimientos y defunciones) arrojó un saldo negativo de casi 9.000 personas. El cuarto peor de España tras las autonomías de Cataluña, Madrid y Castilla y León. De enero a junio del pasado año el número de nacimientos, según los datos provisionales del INE, ascendió a 7.562, mientras que las defunciones alcanzaron las 16.518. La diferencia señala que murieron 8.956 personas más que las que nacieron. Esa cifra son los habitantes que en ese primer semestre del pasado año restó Galicia de su censo. Equivalen a que un concello como Chantada, en la provincia de Lugo, se quedase vacío de moradores.

Con esa caída, la comunidad vuelve a bajar del listón de los 2.700.000 habitantes y se quedaría en los 2.691.313, frente a los 2.700.269 que registró a primeros de enero de 2020. De mantenerse esos datos de nacimientos y muertes en las cuentas del segundo semestre del negro año pasado, el golpe a la pirámide demográfica gallega puede subir hasta casi 18.000 habitantes menos.

La dinámica demográfica regresiva de Galicia está en línea con la del conjunto de España, que en esos seis meses restó, en su conjunto, cerca de 95.000 habitantes. Solo las comunidades de Baleares y Murcia, junto con las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, tuvieron un saldo vegetativo positivo. El efecto COVID, según señala el INE, se deja sentir en las cifras de mortalidad registradas.

FUTURO INCIERTO. Carlos Ferrás, profesor de Geografía Humana de la USC, a la hora de valorar estos datos, señala que inciden en la tendencia sostenida “de declive natural de la población gallega que desde hace 30 años engarza saldos negativos año tras año”. Agrega: “Es cierto que la mortalidad sobrevenida o catastrófica asociada al COVID la vamos a sentir en especial en el segundo semestre de 2020 y que la caída de la natalidad se agudizará, pues los datos de nacimientos condicionados por la pandemia non son visibles en la primera mitad del 2020, no olvidemos que son embarazos del 2019”.

Explica que la situación de crisis pandémica y su incidencia en el empleo, la economía y en las actividades sociales y culturales no facilitan un ambiente propicio para la natalidad responsable. “Nuestra pirámide seguirá marcada por la tendencia hacia el envejecimiento constante y pérdida de dinamismo demográfico”, subraya.

Sobre el futuro demográfico que se avecina, Ferrás considera que “realmente es incierto a medio y largo plazo. No cabe duda que necesitamos políticas ambicionas y audaces capaces de generar ilusión a nivel social, en especial entre los jóvenes y población activa. La Ley de Impulso Demográfico a punto de llegar al Parlamento es pionera y en su elaboración han intervenido diferentes actores institucionales y de la sociedad civil. Parece que, al fin, tomamos conciencia de que estamos ante el problema más importante de la sociedad gallega”.

En opinión de este demógrafo, Galicia necesita modernización en sus estructuras, necesita algo más que “mano de pintura” y cambiar “decoración”. Necesita renovar “vigas” y “pilares”. La reforma agraria y el mercado de trabajo son claves. “Galicia tiene que ser un lugar atractivo para vivir, para la crianza de hijos en un ambiente socioeconómico sostenible”, asevera.