Las renovables se afianzan en Galicia como inversión a mimar con los fondos covid

Patronal y expertos coinciden en que la antigüedad en la eólica llama a repotenciar // Ven gran capacidad en la marina y baterías verdes
Energía
Santi Riveiro
WINDFLOAT ATLANTIC. Navantia firmó en Ferrolterra esta plataforma eólica flotante que ya genera electricidad en aguas de la costa del vecino Portugal. Foto: EDPR

En Galicia hay en la actualidad alrededor de ocho mil megavatios (MW) de potencia en energías renovables instalados. La eólica es líder, con alrededor de 3.800 MW y ciento ochenta parques, seguida de la hidráulica, con 3.434 MW, otros 322 de minihidráulica y un centenar más de megas en biomasa y biogás. Es así porque el territorio gallego cuenta con grandes ventajas y un potencial inmenso para todo lo verde, energías incluidas.

Por eso ahora que van a llegar de la UE 144.000 millones de euros en fondos para contribuir a paliar el impacto de la pandemia, de los cuáles cerca de 50.000 irán al plan de energía y clima, tanto desde la Asociación Eólica de Galicia (EGA), como por parte de un experto en el nuevo green deal o pacto por la sostenibilidad que llega desde Europa, como el divulgador y profesor universitario Pedro Fresco, se sitúa a la comunidad en posición privilegiada para aprovechar el maná comunitario.

Desde EGA certifican que la asociación “trabaja coordinadamente con la Xunta y las empresas para presentar ante Europa un plan postcovid muy serio, con proyectos inspeccionados y controlados”. En ámbitos como la repotenciación reconocen que se cuenta con el parque de aerogeneradores eólico más antiguo de España, con medias de edad de unos quince años, y aunque amortizados y en perfecto mantenimiento, con incentivos de por medio si se abren a su modernización, en busca de una mayor eficiencia energética, pues supondría revalorizar las mejores zonas de aprovechamiento del viento en la comunidad.

Fresco coincide. “Galicia tiene la eólica más envejecida de España, pues tres cuartas partes de los parques tienen más de 15 años y parte de ellos ya superaron los 20 años, que es su vida útil teórica, aunque pueden funcionar muchos más”. En concreto en EL CORREO GALLEGO contabilizamos una veintena, con más de cuatrocientos megavatios, de los últimos años de la década de los noventa del milenio pasado.

“Son modelos antiguos, con mucho menor factor de carga que los nuevos”, detalla Fresco, remitiéndonos a un estudio en EE.UU. sobre aerogeneradores instalados en las zonas de muy alto recurso eólico. Este dato implica el porcentaje de aprovechamiento real frente a la que potencialmente hubiese generado una planta a plena capacidad. Los que datan de finales de los 90 “tienen un factor de carga medio del 25 %, los instalados a final de la década de 2000 llegan al 35 % y los instalados en 2017 al 45 %”.

Estos datos, que recoge en su último libro, El nuevo orden verde: cómo la transición energética cambiará el mundo (Barlin Libros) no son una tontería: “Pasar de un 25 a un 45, con la misma potencia instalada, representa casi duplicar la energía generada por MW instalado, y eso, obviamente, es un recurso que no se debe desperdiciar”, alega. El experto sabe que “tener un parque eólico con los 20 años cumplidos es económicamente muy rentable”, pues amortizado y solo con los costes de operación y mantenimiento son muy rentables.

Sin embargo, “repotenciarlos prestaría un gran servicio al mix eléctrico del país y a la descarbonización, pudiendo generar mucho más sin ocupar más terreno”. Por eso cree que incentivos como los que propone la Asociación Empresarial Eólica (AEE), donde está representada EGA –y que ascendería a 50.000 € por megavatio repotenciado– suponen una baja inversión frente al beneficio, e insta a reciclar las antiguas máquinas en otros países.

EGA indica que “es uno de los planes que proponemos tanto la asociación estatal como la gallega y que se basa en aprovechar esa mayor eficiencia energética”, pero con el mismo espíritu que los planes renove de ventanas, iluminación o electrodomésticos: contar con incentivos para una repotenciación donde Galicia tiene ya experiencia.

Eólica marina. En España, y menos Galicia, la eólica marina presente no tuvo lugar !a causa de la profundidad de su plataforma continental, que no permite anclar los aerogeneradores al lecho marino como se hace en Alemania o el Reino Unido”, indica Pedro Fresco. Pero ese ya no es el futuro. Como sabe la propia EGA, lo es la flotante, cuyos modelos “son cada vez más competitivos y eso nos permitiría aprovechar el potencial eólico de toda la zona atlántica de España”.

Fresco aprecia que es el momento de “comenzar a instalar eólica offshore flotante en nuestras costas gracias al plan de recuperación” de la UE. “Galicia es una zona excelente, pero también Asturias, que tiene necesidades especiales por el fin del carbón, o el País Vasco”, apunta, aunque para instalar esta eólica “serán necesarias subastas, pues no es competitiva a mercado, y generará un sobrecoste en el sistema eléctrico”.

Además de una gran oportunidad industrial, este experto, profesor-colaborador en el máster en Energías Renovables de la Universidad Internacional de Valencia (VIU), ve en la eólica marina “una oportunidad excelente de reconversión de nuestros castigados astilleros”, como prueban los soportes de aerogeneradores o jackets fabricados en Navantia Ferrol. Tendría también una posición privilegiada para exportar componentes y estructuras desde sus puertos.

Además, cita Fresco, la eólica marina es clave en la estrategia para generar hidrógeno, porque su alto factor de carga (superior al 50% en muchos casos) es ideal para reducir los costes de generación del hidrógeno verde. Muchos de los proyectos que se están desarrollando en Europa unen la eólica offshore y la generación de hidrógeno. Insta a ser prudente en su desarrollo por sus todavía relativamente altos costes: “Se debe hacer porque es un tren que no debemos perder, pero destinar demasiados recursos los extraería de otros destinos también importantes”, alega.