Los jóvenes siguen siendo víctimas de un panorama laboral desolador

A las dificultades de encontrar y mantener un puesto de trabajo, se suman unas condiciones precarias // Las mujeres se encuentran en una situación más vulnerable que los hombres
Mercado laboral
Íñigo Caínzos
SIN OPCIONES. Hay una parte de jóvenes que opta por emigrar en busca de oportunidades. Los de la imagen, estudiantes que vuelven a sus casas a pasar el fin de semana. Fernando Blanco

La juventud gallega tiene pocos motivos para enfrentarse al mercado laboral con optimismo, más allá de la ilusión de empezar sus proyectos vitales y de superar unas expectativas poco estimulantes. Los datos vuelven a ser aplastantes. Son un colectivo que se encuentra con muchos problemas para acceder al mercado laboral, y una vez que accede, sufre para mantenerse en él y lo hace, en su mayoría, con unas condiciones muy precarias.

De todo esto dan cuenta los datos oficiales, como los de la Encuesta de la Población Activa del primer trimestre, según la cual, la tasa de paro juvenil es del 27,3 % y la tasa de precariedad (volumen de contratación temporal sobre el conjunto de las personas asalariadas es del 56,8 %.

Además, el Consello Económico e Social de Galicia, editó el Informe sobre a empregabilidade da mocidade en Galicia, en el que se hace un profundo análisis de las carencias del mercado laboral entre los jóvenes en un periodo complejo: desde 2008, con la crisis financiera, y 2020, con la explosión de la pandemia del coronavirus.

Un exhaustivo análisis elaborado por los profesores Alberto Meixide, Juan Ares, Iria Dios y Yolanda Pena en el que se detalla la evolución de las poblaciones activa, ocupada y parada, las diferencias entre hombres y mujeres, la dependencia de ciertos sectores de actividad, la formación y la inserción laboral o la modalidad de los contratos, entre otros ámbitos.

POBLACIÓN ACTIVA. El descenso demográfico en Galicia es una realidad que tiene efectos evidentes en la evolución del mercado laboral. En 2019 había 131.098 personas de entre 16 y 29 años menos que en 2008. Sin embargo, se mantuvo prácticamente sin cambios el número de personas que no buscan trabajo, que constituyen población inactiva. En los tres primeros trimestres de 2020, suponían casi el 54 % de los jóvenes.

De los inactivos, la mayor parte se dedican solo a su formación, no intentan acceder al mercado laboral. Pero hay un volumen, que oscila entre el 1,4 y el 2,6 %, que ni estudia ni trabaja. Además, ha aumentado el volumen de los que no tienen ningún tipo de experiencia laboral, si se comparan los datos de 2019 con los del año 2010.

Así, en esos nueve años, la tasa de actividad juvenil cayó 10,5 puntos. Hay que tener en cuenta que en los años previos a la crisis de 2008 hubo una parte importante de jóvenes que decidió abandonar los estudios, llamada por la posibilidad de encontrar trabajo en sectores como la construcción. Un comportamiento que no se dio en la pasada década. Los jóvenes optan por seguir estudiando y no optan a entrar en el mercado laboral.

OCUPADOS Y PARADOS. Las dos crisis se han cebado de forma cruenta con los jóvenes, muy vulnerables ante los vaivenes de la economía. Entre 2008 y 2014 hubo 120.600 ocupados menos. A partir de entonces, cambió la tendencia, pero no se recuperó el empleo perdido. En 2018, el colectivo de mayores de 30 años volvía a estar en una tasa de empleo comparable a la que había antes de la crisis, algo radicalmente opuesto a lo que pasó con los jóvenes: la tasa de empleo de las personas de entre 16 a 29 años en el tercer trimestre de 2020 era un 19,6 % menor. Los ERTEs, según el análisis, contribuyeron a hacer más profunda la brecha.

Como consecuencia de la evolución demográfica y de la poca intención de los jóvenes a entrar en el mercado laboral, se redujo el número de desempleados, de 41.634 a 32.422 personas. Sin embargo, la tasa de paro juvenil, que ronda el 30 %, sigue muy por encima de los valores como Alemania o República Checa, que están en el 6 %.

En 2019, casi tres de cada diez jóvenes desempleados no tenían ningún tipo de experiencia previa.

LAS MUJERES, MÁS VULNERABLES. Una vez más, las mujeres tienen peores perspectivas laborales que los hombres. Entre el tercer trimestre de 2019 y el mismo periodo de 2020, el empleo femenino cayó en 4.500 personas, mientras que en el caso masculino la reducción fue de 1.200. El peso relativo de las mujeres en paro duplica al de los hombres.

Una de las explicaciones se encuentra en que las mujeres ocupan puestos de trabajo, en su mayoría, en actividades relacionadas con el sector servicios, que se ha visto gravemente golpeado por los efectos de la crisis sanitaria. En el resto de sectores, se aprecia una fuerte masculinización de la ocupación.

Además, según el estudio, sigue muy presente el llamado techo de cristal, y es que en todas las categorías ocupacionales el peso relativo de las mujeres es mayor, salvo en las direcciones y gerencias.

LA INFLUENCIA DE LA FORMACIÓN. De acuerdo con el profesor Meixide, “hai unha relación inversa entre o nivel educativo e a taxa de paro”, y agregó que “se percibe que a maior vulnerabilidade a sufren as persoas que teñen menos formación”.

Casi la mitad de los trabajadores juveniles tienen formación superior. La tasa de empleo de quienes la tienen, duplicó a los que tienen educación secundaria de primera y segunda etapa, y multiplicó por cuatro a la primaria.

Los expertos alertan de que las políticas de empleo están teniendo “poco éxito”, y señalan en que la mayoría utiliza Internet y no los servicios d empleo para buscar trabajo.

El nivel de inserción laboral entre los egresados del Sistema Universitario Galego supera el 83 %, aunque un tercio de los graduados tarda más de un año en encontrar el primer trabajo.

En la crisis de 2008, sufrieron los jóvenes que habían abandonado sus estudios llamados por las oportunidades en la construcción, y que tuvieron una difícil reinserción.

TIPO DE CONTRATACIÓN. La mayor parte de los contratos firmados por los jóvenes son de tipo temporal, a diferencia de los mayores de 30, cuando empiezan a predominar los indefinidos. Otro de los problemas es la elevada parcialidad, en ocasiones, “falsa parcialidad”, porque “non teñen outras opcións”.

POLÍTICAS PÚBLICAS. La directora Xeral de Emprego, Covadonga Toca, destacó que Galicia “ten un mellor compertamento que o conxunto de España”, aunque las tasas de desempleo están “lonxe do aceptable”.

Apuntó que la Xunta trabaja en políticas activas de empleo, focalizando esfuerzos en la retención del talento y por la generación de empleo de valor añadido, además de progresas en la igualdad. También incidió en la importancia del emprendimiento.

Por su parte, Maica Bouza, de Comisiones Obreras, señaló que “non se están facendo ben as cousas”, y remarcó que “a situación dos mozos non está ben, segue sendo moi grave, un problema estrutural”. “Precisamos de políticas que conleven a obriga do mantemento do emprego”, reclamó. También señaló la necesidad de “reforzar a orientación laboral e educativa nos colexios”.

Todos coincidieron en señalar que el Plan de Garantía Juvenil Plus, que pretende desarrollar el Gobierno, es una “oportunidade” que hay que saber aprovechar.