La importancia de las primeras veces

Suele decirse que la primera vez nunca se olvida. Las primeras veces, marcan. Y, salvo que sea una primera vez traumática, se recuerdan con cariño. Será por eso que tengo tanto cariño por EL CORREO GALLEGO. Una relación especial caracterizada por primeras veces.

Desde pequeño, recuerdo ver, cada día, el ejemplar en la mesa del salón de casa. Una suscripción que se ha mantenido a lo largo de los años, y que supuso mi primer contacto con el periódico y el periodismo. Desde entonces, sea en casa o sea en la redacción, mantengo la costumbre de empezar la revista de prensa por este diario.

Mi primera experiencia profesional, también fue de la mano de este periódico. Era el verano de 2016. Un día después de haber terminado el último examen del primer curso de Periodismo. Recuerdo entrar con cierto “temor” en la redacción del Preguntoiro. Recuerdo el respeto que me daba no estar a la altura. No saber cómo hacer las cosas. Me duró el susto media hora. Lo que tardaron en presentarme a mis compañeros. Unas lecciones rápidas de manejo de los programas, y manos a la obra. Una despiece de dos columnas con una entrevista sobre venta de vehículos.

A partir de ahí, el aprendizaje fue continuo. Las elecciones generales de junio de 2016 y las autonómicas de septiembre. Reportajes. Entrevistas. Temas muy delicados como el terrible atentado de Niza. Fue un verano inolvidable. Y me quedé con ganas de más.

Por eso, repetí otros dos veranos. Ya no era en el Preguntoiro. Tocaba ir hasta Costa Vella. Era momento de desmentir aquello de que “segundas partes nunca fueron buenas”. No pude ser más feliz en los tres años en los que hice prácticas en una cabecera histórica.

Siempre dicen que una cosa es lo que aprendes en la facultad y otra, muy diferente, el mundo real. Los trabajos de clase me hacían sentir que no me había equivocado haciendo Periodismo después de terminar ADE. Pero las tres experiencias en EL CORREO me terminaron de convencer de que había tomado la mejor decisión de mi vida. Tres años en los que empecé a curtirme como profesional, pero en los que también crecí como persona.

Crecí como persona porque LO MEJOR, con diferencia y con mayúsculas, que me ha aportado esta casa, son las personas. Los compañeros de mi sección, de Galicia, pero también los del resto del periódico. Los amigos de deportes. Los ratos mareando la perdiz al equipo de maquetación. Las tertulias en la terraza. Y las porras. Las porras del Mundial de 2018. ¡Qué ruina no acertar ni por casualidad los resultados de España!

Con mis compañeros, además de hacer una noticia o de recortar una foto, aprendí a ser mejor persona. Verles cada día luchando por sacar adelante el diario, es un ejemplo. Compartir con ellos momentos complicados es algo que me voy a guardar siempre. Una familia a la que tengo un cariño especial, y con la que sigo disfrutando mucho cada vez que nos reunimos para comer. Unos amigos con los que sé que puedo contar.

La tercera “primera vez” con EL CORREO es, probablemente, la que más viene a cuento en este momento. Ahora, que disfruto cada día en Radio Galicia, recuerdo con nostalgia mi primera vez en un estudio, delante de un micrófono. Hay que remontarse a 2008. Estaba en 3.º de ESO. Y el colegio nos dio la oportunidad de participar en el Taller de Radio Obradoiro.

Esa fue mi primera vez en la redacción del Preguntoiro. No voy a olvidar el tour por las instalaciones y la emisora. Ese mismo día, nos presentamos en antena. Con voz temblorosa conté que la radio me gustaba. Escuchaba el fútbol, y era mi compañera en los desayunos antes de ir al colegio. Esa tarde, volví a casa en una nube. Y hoy, 12 años después, vivo con una sonrisa trabajando en las ondas. Aquella primera vez me marcó y me animó a dar los pasos que he recorrido hasta ahora.

Cuando me propusieron participar en este suplemento, me sentí muy feliz, muy orgulloso y afortunado. Por tener la oportunidad de participar en un número tan especial, y por haber podido aportar mi granito de arena a un periódico histórico de Galicia. Al periódico de mi ciudad. Como sé lo complicado que es sacar adelante un diario, me parece un hito que hoy se cumplan 50.000 días llegando a las casas de sus lectores. Brindo por muchos años más.

¡Muchas felicidades a esta gran familia!