Núñez Feijóo y Formoso comparten el síndrome del dirigente desubicado

El presidente popular, antagonista de Sánchez en Madrid, y el líder del PSdeG, oposición a Rueda en Santiago, intentan saltar al Gobierno con el hándicap de no tener escaño en las Cámaras principales
Xosé Ramón R. Iglesias
Alberto Núñez Feijóo y Valentín González Formoso, en un encuentro celebrado en octubre de 2019 en San Caetano, estaban llamados a enfrentarse por la Presidencia de la Xunta, pero el primero se fue a Madrid a pelear con Sánchez. Foto: ECG

Actualmente, el PP y el PSOE comparten muy pocas cosas, por lo menos a nivel estratégico. Pero tanto el presidente del PP nacional, que llegó al despacho de Génova desde el Gobierno de la Xunta de Galicia, como el secretario xeral del PSdeG, que aspira al Ejecutivo de San Caetano, tienen una característica en común que llama la atención: para intentar conseguir sus objetivos, ninguno de los dos cuenta con escaño propio en el Parlamento donde un día esperan ser proclamados presidentes, uno de España y otro de la comunidad autónoma gallega.

Desde la oposición donde se encuentran, el popular Alberto Núñez Feijóo y el socialista Valentín González Formoso nadan a contracorriente parlamentaria, lo que dificulta que sus planes arriben con éxito al puerto perseguido y les obliga a un esfuerzo mayor. Y además, como una curiosidad añadida entre estos dos personajes políticos de nuestra tierra, sus caminos se entrecruzan en la búsqueda de sus metas. Mientras Feijóo ansía la presidencia del Gobierno central que ocupa un socialista (Pedro Sánchez), Formoso anhela la jefatura del Ejecutivo gallego que ostenta un popular (Alfonso Rueda). Los dos, pues, están respaldados por presidentes que esperan de ellos que consigan ganar las elecciones para sumar un doblete de Gobiernos (el de Madrid y el de Santiago) para sus respectivos partidos.

Las encuestas indican que a día de hoy tiene más posibilidades de éxito Feijóo que Formoso, pero ambos son dos candidatos victoriosos que siempre se impusieron a sus rivales en todos los procesos electorales en los que se presentaron. El hoy candidato a La Moncloa firmó cuatro mayorías absolutas en las autonómicas gallegas y el aspirante a Monte Pío, cuatro triunfos en las municipales de As Pontes, las tres últimas por mayoría.

De hecho, su permanente luna de miel con las urnas, aunque locales, fue una de las circunstancias que llevaron a los socialistas gallegos a confiar su liderazgo a Formoso para enfrentarse, precisamente, a Feijóo. Él reconoció que se veía capacitado para el reto y públicamente se atrevió a decir que era posible conseguirlo, pero el azar político quiso que esta competencia por la presidencia de la Xunta no vaya a tener lugar por ahora y, posiblemente, ya nunca. El camino que conducía a ese duelo se obturó cuando el de Os Peares decidió tomar repentinamente la dirección a Madrid para disputarle a Sánchez su colchón en Moncloa.

En la capital de España y por designación autonómica, Feijóo sí consiguió sentarse en uno de los escaños privilegiados del Senado, Cámara que se reactivó mediáticamente con su llegada al acudir allí Sánchez hospitalariamente a su encuentro para que este país no perdiera los cara a cara tradicionales entre el presidente y el jefe de la oposición. Esto le permite cierta ilusión de sentirse en la lucha parlamentaria, pero el día a día de la Cámara Alta nada tiene que ver con el Congreso, que es donde de verdad se cuece toda la vida política del país.

Y esta necesidad de ir a remolque de todo lo que acontezca en el Parlamento le provoca a Feijóo cierto extravío espacial que le lleva a subsistir en el Senado casi como un okupa. En la última sesión, mostró incluso un desconocimiento absoluto de quienes ocupan allí los escaños, al echar en cara a los diputados de Podemos no estar presentes cuando es sabido que esta formación política carece de senadores.

Por su parte, sin caer en errores tan groseros, González Formoso tampoco puede evitar que le note que no se encuentra en el lugar más adecuado para hacer oposición al presiente de la Xunta, Alfonso Rueda. Como a Feijóo, al líder del PSdeG tampoco le falta asiento del que vivir y del que políticamente sacar partido, pues sigue siendo alcalde de As Pontes y presidente de la Diputación coruñesa, pero no es lo mismo que ubicarse en O Hórreo.

Con el Senado y la transcendencia que tiene su aspiración a relevar a Sánchez, Feijóo va tirando, mientras Formoso hace lo propio desde su alcaldía y su Diputación. Ninguno está en las mejores condiciones para fraguar la alternancia. El socialista incluso lo tiene más difícil que el popular, sobre todo si el líder conservador alcanzase su objetivo. Porque, a no ser que Rueda las adelante y las haga coincidir, las generales serán un año antes que las autonómicas.