“Personas que viven de la economía sumergida se quedarán sin apoyos”

Economía
Santi Riveiro
Eugenio García Lalinde en una imagen tomada en su hogar Foto: Cedida

Todos los datos apuntan a que la crisis está siendo muy intensa... pero la recuperación posterior... ¿será rápida o no tanto?

Lamentablemente la recuperación no será tan rápida como inicialmente se estimaba. Desde luego no tendrá la forma de V y en el mejor de los casos se asemejaría al conocido anagrama de Nike. De acuerdo con los distintos informes elaborados por la OCDE, la Fundación Funcas, el Banco de España, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal, la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Ministerio de Hacienda, no alcanzaremos el PIB del ejercicio pasado hasta el año 2022 o incluso el 2023. En cuanto al paro la recuperación será sin duda más lenta. En el presente año el PIB podría caer entre un 9,5 y un 12 %.

¿Cómo ve la situación de Galicia frente a la del resto de España? ¿Estamos mejor o peor ante los impactos de la pandemia?

En general no hay demasiadas diferencias entre las distintas regiones, en todas ellas la situación será difícil, si bien la repercusión en Galicia podría ser algo menor dado el peso específico del sector turístico dentro del PIB. Aunque, por el contrario, tiene un mayor porcentaje de microempresas con una reducida capacidad de hacer frente a las dificultades económicas de la crisis.

¿Qué sectores considera que están siendo más vulnerables y les costará remontar el vuelo?

Los sectores más vulnerables son los relacionados con las actividades turísticas, hosteleras y del transporte, el pequeño comercio y el esparcimiento. Merece especial consideración el conjunto de actividades encuadradas dentro de la economía sumergida, cuyo peso en la economía gallega podría ser entre el 17 y el 18 %, trabajos como camareros, asistencia en el hogar, atención a la dependencia, fontaneros, electricistas, carpinteros, etcétera. Es preciso señalar que estas personas difícilmente tienen acceso a los programas que las distintas administraciones han puesto en marcha para luchar contra la crisis.

Y en el extremo opuesto... ¿cuáles saldrán más deprisa de la crisis?

Las actividades menos afectadas, y a la vez las que tendrán una mas rápida recuperación, son las relacionadas con la alimentación, los servicios logísticos y la informática. Igualmente, algunas actividades de la industria transformadora deberían tener una recuperación más rápida, ya que el aparato productivo no ha sido dañado y, además, presumiblemente la demanda no se ha visto tan perjudicada.

Es un gran golpe cuando aún no nos habíamos recuperado del todo de la recesión de 2008...

Todas las crisis provocan finalmente una reducción de la actividad, una disminución del empleo y con frecuencia un descenso del valor de los activos fundamentalmente financieros. La crisis de 2008 fue inicialmente una crisis bancaria por una laxa política de concesión de créditos, las hipotecas subprime, que provocó un deterioro de la valoración de los activos en bolsa y afectó finalmente a la economía real ante la existencia de problemas de liquidez en las empresas. Todo ello originó una serie de importantes desequilibrios que produjeron un shock de demanda que hundió el consumo y la inversión.

¿En qué se diferencia esta?

La crisis que vivimos es diferente de todas aquellas que hemos conocido porque en ella coinciden a la vez un shock de oferta con otro de demanda. Al confinar por razones sanitarias una parte significativa de la mano de obra ha tenido lugar una importante caída de la producción. Como consecuencia se ha producido igualmente una menor demanda de consumo debido a la disminución de la renta disponible del conjunto de las familias.

¿Hasta dónde puede llegar el golpe en el empleo y el paro?

La caída del empleo, especialmente a corto plazo, será elevada y la recuperación lenta. Sin tener en cuenta los ERTE, según los distintos organismos que han efectuado previsiones, el paro podría incluso superar este año el 19 % de la población activa para situarse el próximo año en no menos del 17 %.

¿Es positivo cubrir con ERTE a los trabajadores y ceses bonificados a los autónomos?

La puesta en marcha del mecanismo de los ERTE ha sido especialmente afortunada pues ha evitado muchas quiebras empresariales y logrado mantener el empleo, a la vez que impedía una mayor reducción de la demanda de consumo.

¿Y la renta mínima que se acaba de poner en marcha? ¿Es todo luces o tienen alguna sombra?

La renta mínima es una medida acertada. Los poderes públicos de un país como España no pueden permitir que una significativa parte de la sociedad se encuentre marginada del estado de bienestar. Pudiera ser discutible si ha de ser una medida permanente o temporal, pero en todo caso debe estar vinculada a la búsqueda activa de empleo y a la formación ocupacional y deberá estar sujeta a un riguroso control. Es preciso coordinar las ayudas similares de las distintas administraciones.

¿Hasta dónde puede o debe llegar el papel del Estado?

La intervención del Estado para hacer frente a esta grave crisis se hace absolutamente imprescindible. En primer lugar, ha de mitigar los problemas derivados del paro mediante el subsidio de desempleo y los ERTE. También ha de hacer frente a las dificultades de liquidez de las empresas, poniendo en marcha programas de créditos y de avales, incluso cabría la participación temporal en el capital de algunas de ellas. También ha de incrementar el gasto público y reducir determinados gravámenes. En la medida de lo posible el crecimiento del peso específico del sector público en la economía debería ser temporal.

Ante tal aumento del gasto público... ¿qué pasará con el déficit?

Obviamente este incremento del gasto público, que no vendría acompañado de un aumento de los impuestos, originará un importante incremento del déficit y de la deuda pública. Cabría recordar que el Estado debe hacer frente a los compromisos contraídos y que la deuda pública se amortiza a través de los tributos que se generan con la actividad económica.

Y ante todos los retos que plantea esta pandemia... ¿qué papel debe jugar la Unión Europea en apoyo de España y el resto de países?

El gran volumen de la deuda pública, que podría llegar al 120 % del PIB, sólo será posible gracias a la contribución de las distintas instituciones de la Unión Europea. Sin la ayuda del Banco Central Europeo, del MEDE, del SURE y del resto de los fondos europeos no lograríamos colocar, con un coste asumible, los más de 300.000 millones de euros que necesita el Tesoro Público este año, teniendo en cuenta tanto las refinanciaciones como las nuevas emisiones.